Publicidad

La bruma de la guerra envuelve a la prensa

Las pantallas de CNN, MSNBC, FOX, NBC, CBS y ABC fueron plenamente dedicadas a mostrar el poderío de las fuerzas del Pentágono. Nos mostraron, además, la cara humana de los soldados, sus localidades de origen, enlaces con sus familiares. En simples palabras, propaganda para mostrar al televidente el rostro simpático de los chicos y chicas en armas.


Años atrás, el gigante de la política británica Winston Churchill dijo que en la guerra la primera víctima es la verdad. Se refería a lo que denominó «la bruma de la guerra», elemento que conspira contra la verdad, la búsqueda de ella y la veracidad de los informes de prensa desde el frente de batalla. Churchill hablaba específicamente sobre la prensa de los países involucrados en un conflicto bélico.



Siguiendo el dictum de Churchill, con la perspectiva del tiempo puedo comprender las imágenes que llegaron a mi televisor durante la recién terminada guerra contra Irak y que podrían corroborar o desmentir al responsable de la defensa de Inglaterra en la Segunda Guerra Mundial, y gestor intelectual del primer golpe de estado que dio la CIA en Irán.



Churchill tenía razón. Mi televisor no paró de mostrar imágenes desde Irak, pero según la cadena que veía, era sólo la visión del ataque de la coalición anglo-estadounidense. Según las encuestas, dos tercios de la población estadounidense recibe sus noticias de la televisión; pocos leen la prensa escrita y menos son los que se enteran de lo que dicen fuentes que fueron críticas a la guerra como el New York Times, decano de la prensa estadounidense.



Aquí, en Canadá, la prensa nacional mantuvo una imparcialidad que buscó andar lo más cerca posible de la verdad de los eventos en Irak. Eso se debe a que la principal fuente de prensa es la CBC, cadena de radio y televisión pública dedicada a buscar la verdad a nombre de la ciudadanía, más allá de intereses políticos o comerciales.



La CBC se transformó en un importante ojo crítico, siempre en busca de la verdad y de no caer víctima de la bruma de la guerra. Decidió no participar en el circo de los reporteros «asimilados» a las fuerzas anglo-estadounidenses en combate, lo que en cuanto a imágenes desde el «campo de batalla» les significó verse limitados a mostrar lo recibido del pool de prensa asimilado.



Aún así, la CBC fue el único medio de habla inglesa de alcance internacional que mantuvo la objetividad ante los eventos de la guerra. Sus reportajes fueron esencialmente equilibrados y apegados a la verdad, sin repetir la propaganda de las ruedas de prensa iraquíes o del Pentágono. Al no tener reporteros asimilados a las tropas invasoras, pudo cubrir con libertad la realidad del combate; sin restricciones, narrando acciones militares, los efectos de las mismas y sobre todo mostrando el rostro humano de la guerra: los heridos, muertos y desplazados civiles y la violencia desatada en contra de la sociedad iraquí. Es más, nos contó que los iraquíes no recibían a los invasores con flores y abrazos como esperaban el Pentágono y los comandantes de tropa. Y particularmente cuando comenzaron los saqueos a Bagdad y cómo la tropa norteamericana no hacía nada por impedirlos.



Ciertamente la realidad que mostró la CBC no es la misma de la venerable BBC de Londres. La BBC quedó atrapada en la bruma de Churchill, convertida en velada vocera del gobierno de Tony Blair. Los titulares de pantalla de la BBC World hablaban de «Guerra en Irak»; nunca dijeron que Inglaterra estaba invadiendo un país soberano. Los periodistas asimilados de la BBC hablaban de las virtudes de sus efectivos militares, de su poder bélico, y de paso de su labor humanitaria, sobre todo en la región de Basora, y de cómo eran recibidos por la población chiíta.



Tras recibir fuertes críticas de la prensa escrita inglesa, la BBC intentó recuperar su antigua objetividad, pero se vio superada por los hechos y no pudo más que seguir las órdenes de sus jefes políticos en el gabinete de Blair. A pesar de ello, algunos de los periodistas más avezados lograron reportear sin tapujos desde la óptica de los reporteros en el terreno.



El domingo 6 de abril, el veterano periodista de la BBC John Simpson informó que la caravana kurda con la cual viajaba había sido bombardeada por la Fuerza Aérea de Estados Unidos. CNN, sin embargo, se limitó a dar la escueta versión de Washington: «Se está investigando el incidente». Recién a las 5:30 de la tarde del domingo -casi 18 horas después- la CNN corroboró la noticia para Estados Unidos.



Mientras tanto, el mundo entero sabía que la caravana de oficiales kurdos, acompañados por tropas especiales norteamericanas y por la prensa -entre ellas una periodista de la CBC- había sido atacada por un avión estadounidense que causaba muerte y estragos entre tropas amigas.



Dicho sea de paso, la comandancia central norteamericana en Doha, Qatar todavía está investigando el bombardeo a un mercado de Bagdad por un caza-bombardero estadounidense.



En Estados Unidos, la prensa, anteponiendo el nacionalismo a la verdad, se transformó en el principal agitador en favor de la guerra y las fuerzas estadounidenses a un punto rayano en el amarillismo. La bruma de la guerra hizo que la prensa dejara de lado su objetividad para transformarse, prácticamente, en la vocería pública del gobierno de George W. Bush.



Las pantallas de CNN, MSNBC, FOX, NBC, CBS y ABC fueron plenamente dedicadas a mostrar el poderío de las fuerzas del Pentágono. Nos mostraron, además, la cara humana de los soldados, sus localidades de origen, enlaces con sus familiares. En simples palabras, propaganda para mostrar al televidente el rostro simpático de los chicos y chicas en armas.



Las cadenas noticiosas nos mostraban planos de ataque, las secuelas de los combates, o la capacidad bélica de los Marines, de los tanques Abrams, de los helicópteros Apache o de los F-115. Los periodistas a menudo usaron el plural para hablar de las tropas a las cuales estaban adjuntos. Contaban de operaciones bélicas, de cómo los soldados trataban de minimizar el daño en la población civil, y se esforzaban en mostrar el rostro simpático de los soldados luego de los combates. Pero nunca informaron dónde estaban en operaciones, el porqué de ellas o que hacían allí, y peor aún, con una falta absoluta de notas sobre las víctimas en la población civil. Ese era parte del acuerdo con el Pentágono: los reportajes debían ser emitidos previa censura de un soldado.



Lo cual nos lleva a la guerra de Vietnam y cómo fue cubierta por los periodistas de la época. No tenían restricción alguna, reporteaban las cosas tal cual las veían y actuaban como los ojos y oídos de una sociedad preocupada. Muchos, entre ellos el despedido Peter Arnett, se transformaron en gigantes de la prensa norteamericana. Hoy día veteranos periodistas «asimilados», sencillamente actuaron como mensajeros de los soldados, destacando el profesionalismo de sus operaciones bélicas.



El abandono de toda responsabilidad para reportear con ojo crítico fue tan serio, que en lugar de un análisis de prensa, la cadena CNN entregó solamente la opinión de generales y expertos militares que con confianza hablaban de las acciones militares de sus «boys». Los reportajes se transformaron en una simple máquina de propaganda. Incluso vimos un «remake» del Soldado Ryan, esta vez el rescate en vivo de la soldado Jessica Lynch.



Durante la caída de Bagdad, conocimos al Marine Edward Chin, ese que montado sobre su blindado tapó con la bandera de Estados Unidos la ya famosa destruida estatua de Saddam Hussein. Esto a pesar de los intentos del Pentágono de mostrar al mundo que las acciones militares eran una liberación y no una ocupación. Las imágenes mostradas en vivo al mundo fue recibido como un golpe bajo al orgullo árabe. La foto recorrió el mundo, a pesar de los esfuerzos del Pentágono al ordenar el retiro de la bandera para que fuese reemplazada por la iraquí.



Durante la guerra, Estados Unidos tuvo cerrado el campo de batalla a la prensa no asimilada, como la canadiense CBC. Por órdenes del Pentágono y la comandancia central en Doha, la frontera de Kuwait fue cerrada, prohibiéndole a los 1000 periodistas no asimilados el acceso a Irak. Lo que permitió solo mostrar reportajes de los asimilados y los periodistas independientes que permanecieron en Bagdad y el norte del país. Luego de la caída de Bagdad, la desbanda de periodistas hacia la capital fue una carrera desbocada para llegar a ver algo de acción.



Lo que vieron fue como un tanque de Estados Unidos, el 8 de abril, abrió fuego contra el hotel Palestine donde estaba apostada la prensa internacional, costándole la vida a tres camarógrafos. Según los soldados desde el edificio de la prensa le abrían disparado. Lo cual fue desmentido categóricamente por todos los periodistas apostados en el hotel.



El Comando Central argumentó que los soldados actuaron en defensa propia, pero igual investigarían. La investigación sigue. CNN en su cobertura sobre el incidente, paso a ser un servicio amarillista, poniendo en tela de juicio la opinión de sus propios colegas en favor de la versión de Washington.



Acto previo un avión estadounidense bombardeó las oficinas de la cadena de noticias qatarí Al Jazeera, matando al corresponsal jefe en Bagdad. Las oficinas del canal satelital árabe Abu Dhabi TV fue destrozado por un misil. A pesar que Al Jazeera le había entregado al Pentágono la posición exacta de su oficina, incluyendo las coordinadas satelitales para prevenir cualquier accidente, del cual ya habían sido víctima en Afganistán.



El 22 de marzo tropas anglo-americanas mataron en el camino a Basora al periodista no asimilado Terry Kelly, de la cadena británica ITN de televisión. Hasta el momento el Pentágono lo ha negado, aduciendo que investiga el caso.



Durante la guerra, la Asociación de Periodistas Canadienses por la Libertad de Expresión (CJFE) en comunicado de prensa manifestó que era «un error de la comandancia central de Estados Unidos impedir el acceso de la prensa independiente al teatro de guerra.» La CJFE agregó que también era «un error la expulsión y arresto domiciliario de periodistas por parte de las autoridades iraquíes», señaló que la prensa debe servir a sus lectores, televidentes y oyentes con libertad y sin ningún tipo de coerción o hostigamiento.



Pero eso no es lo que nos dice CNN. En su titular de pantalla nos habló de «Guerra en Irak», sin detenerse a pensar que la guerra se inició en Washington. Las cadenas homólogas -CNN Internacional o CNN en Español- sencillamente dejaron de lado todo rigor periodístico para dedicarse a entregar una línea editorial pro Washington.



Por ejemplo, todas las ruedas de prensa que entregó el Ministro de Defensa Donald Rumsfeld, en el Pentágono, fueron presentadas como un intercambio libre de información. Rumsfeld incluso se encargó de regañar a la prensa sin contra respuesta de los periodistas durante varios días, quienes solo aceptaron el regaño.



Pero dado que las ruedas de prensa del Ministro de Información iraquí, Mohammad Saeed Al-Sahhaf, eran propaganda, éstas debían ser «explicadas», nos decía repetidamente las voces anclas de CNN en inglés y español.



Varias veces, luego de una rueda de prensa de Al-Sahhaf, el presentador matinal de CNN en Español, Daniel Montero, nos advirtió en que debíamos separar «lo que es propaganda» iraquí de la verdad de los hechos. Montero no olvidó que había periodistas haciendo preguntas al antiguo ministro pero su labor era caracterizar su opinión, en otras palabras descalificarla. Pero la de Rumsfeld debía ser analizada por los puntos que puso sobre la mesa y eran reporteadas sin mayor análisis.



En CNN en Español dio la impresión que los recursos humanos no fueron empleados en periodistas o redactores, sino en intérpretes que corearon en castellano lo que dijo la CNN para Estados Unidos.



Para nuestro continente queda claro que CNN en Español dejó de ser una cadena independiente de noticias y se ha convertido en una vocería en español de Estados Unidos, lo cual preocupa. Preocupa que veteranos de CNN en Español ya no tengan la capacidad de reportear en forma independiente sobre la región o sobre las políticas de Washington hacia nuestra región.



Hay que preguntarse seriamente si CNN en Español es una víctima de la bruma de la guerra y si seguirá con este preocupante camino pro Washington para influenciar la región. Una pregunta válida es si el veterano Jorge Gestoso, muy serio y objetivo en las entrevistas y reportajes desde la región, aplicó el mismo criterio al reportear desde Washington. La evidencia indica lo contrario: sólo se dedicó a entregarnos un recuento de eventos ocurridos en Washington, sin cuestionar nada ni poner la información en su debido marco.



Contrastando la realidad periodística de nuestra región con la del mundo árabe, podemos argumentar que la bruma de la guerra sirvió para levantar un periodismo nuevo, pujante, comprometido con la verdad y sobre todo con el árabe común y corriente.



La cadena qatarí Al Jazeera, que se hizo conocida en occidente tras el ataque a las Torres Gemelas de Nueva York y se fogueó en Afganistán, hoy es vista con malos ojos en Washington y fue expulsada de Wall Street por su compromiso con la verdad y sobre todo con su público.



Previo a la guerra, surgieron otros dos canales de noticias árabes que entregan una visión aún más diversa y rica del periodismo ágil y comprometido con su público. Las cadenas Al Arabiya y Abu Dhabi TV, con sede en pequeños países del Golfo Pérsico al igual que Al Jazeera, surgieron con el respaldo económico de jeques educados en occidente que descubrieron otra fuente de ingresos en la prensa libre. Con información, noticias y reportajes honestos desde el frente de batalla, estas cadenas ayudan a instalar en la sociedad árabe un debate hasta ahora inexistente que puede ayudar a la transformación de sus sociedades, fomentando el desarrollo de una sociedad civil que busca la verdad y aspira a la democracia conforme a la cultura de la región.



Eso no lo tenemos en América Latina. Lo único que hay es CNN en Español, cuya objetividad futura para reportear la región se ha cubierto de un manto de dudas.



Mejor cobertura de la guerra en Irak la entregó TVN que la CNN en Español. El pequeño equipo de Santiago Pavlovic en Bagdad cubrió la guerra con honestidad y veracidad; no así CNN en Español, que cubrió sólo el punto de vista casero, el de Washington.



Volviendo a Churchill, la prensa televisiva en Estados Unidos, víctima de la bruma de la guerra, se ha convertido en vocera pro imperial. El perdedor en esta bruma de la guerra es nuestra región, ya que CNN en Español, cuando se trató de una guerra gestada por Washington, abdicó en su responsabilidad de cubrir el mundo desde una óptica latinoamericana. El gran ganador entre la niebla es la nueva y pujante prensa árabe televisiva por satélite.





* Jorge Garretón es periodista chileno residente en Canadá.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias