Publicidad

La guerra continúa

La invasión de Irak, de un pueblo al cual no habían dejado de bombardear y de bloquear durante 10 años, fue sólo el brutal pretexto para instalarse plenamente en la zona, imponiendo de nuevo el colonialismo. Que el objetivo era el petróleo, eso era lo más obvio. Pero el objetivo antes que nada era y es político e ideológico.


La guerra de EEUU contra Irak, declarada arbitrariamente, sin tener adversario, fue y es una guerra inventada. Inventada para justificar y desarrollar la política general, la estrategia global norteamericana, de guerras preventivas y prolongadas como la forma de dominar al mundo.



La invasión de Irak fue una notificación a todos los pueblos del mundo de lo que será capaz EEUU para defender intereses de transnacionales, comerciantes de armamentos y la nueva concepción dictatorial y totalitaria del poder. Irak no era una amenaza para EEUU ni para la humanidad. Los resultados de la invasión son claros. La Comisión de Inspectores de la ONU había demostrado que Irak no poseía armas de destrucción masiva, ni relación entre el 11 de septiembre e Irak. Pese a ello y pisoteando a la ONU, EEUU desató la guerra.



El carácter imperialista de esta política, de asumirse como la superpotencia autopredestinada a salvar al mundo, está dada en documentos oficiales de EEUU de antes del 11 de septiembre de 2001 y en forma posterior.



Documentos anteriores me refiero a Santa Fe IV, documento redactado por el equipo de asesores de Bush y que fija las líneas de la estrategia norteamericana para América Latina para la primera década de este siglo. Ahí se habla de la necesidad que el ciudadano medio norteamericano visualice bien «la amenaza» que se ha vuelto «difusa» luego del derrumbe de la URSS (por lo tanto crear la amenaza); a señalar a China como peligro principal, así como también de «los aspectos religiosos y culturales del Islam, el hinduismo y de todas las otras particularidades tribales emponzoñadas»; y «los principales elementos geoestratégicos que siguen siendo importantes para la seguridad de EEUU» en relación a América Latina y que van desde el control de los estrechos atlánticos a «que los recursos naturales del hemisferio estén disponibles para responder a nuestras prioridades nacionales». Una «Doctrina Monroe» si quieren.



Y los documentos posteriores de Bush, el discurso del 20 de septiembre de 2001, ante el Congreso norteamericano donde señala: «Vamos a utilizar cualquier arma de guerra que sea necesaria», y más adelante: «Cualquier nación, en cualquier lugar, tiene ahora que tomar una decisión: o está con nosotros o está con el terrorismo».



Y en el discurso que pronunció con motivo del 200 aniversario de la Academia Militar de West Point, el 1 de junio de 2002, señala, entre otras cosas: «Nuestra seguridad requerirá que transformemos a la fuerza militar que ustedes dirigirán en una fuerza militar que debe estar lista para atacar inmediatamente en cualquier oscuro rincón del mundo, (…) que estemos listo para el ataque preventivo cuando sea necesario defender nuestra libertad y defender nuestras vidas.



«Debemos descubrir células terroristas en 60 o más países.



(…)



«Estamos ante un conflicto entre el bien y el mal. (…) No creamos un problemas sino que revelamos un problema. Y dirigiremos al mundo en la lucha contra el problema».



El 28 de enero, ante el Congreso, Bush dice: «Vamos a consultar, pero que no haya mal entendidos. Si Saddam Hussein no se desarma plenamente, por la seguridad de nuestro pueblo y por la paz del mundo encabezaremos una coalición para desarmarlo».



Todos estos conceptos develan el carácter fascista de la política de EEUU que pretende dominar el mundo militar, económica e ideológicamente. Ä„La cultura superior, la raza elegida! Hitler arrasó con pueblos enteros, culturas, instaló los hornos crematorios, persiguió a grupos humanos por ideologías, creencias religiosas, orígenes étnicos. Ä„Crímenes contra la humanidad! Bush lo hace peor, con más tecnología, con armas más brutales de exterminio, con más poder comunicacional para manipular la información, los sentimientos, actitudes y valores. Vivimos momentos muy graves y nadie tiene derecho a ignorarlos.



Y en este tiempo gobiernos cobardes, olvidando los silencios cómplices y las colaboraciones que ayudaron al Holocausto de la Segunda Guerra Mundial, se suman a la política norteamericana.



La guerra no ha terminado porque la política imperialista no ha terminado y al revés está en plena realización.



La invasión de Irak, de un pueblo al cual no habían dejado de bombardear y de bloquear durante 10 años, fue sólo el brutal pretexto para instalarse plenamente en la zona, imponiendo de nuevo el colonialismo. Que el objetivo era el petróleo, eso era lo más obvio. Pero el objetivo antes que nada era y es político e ideológico.



La guerra continúa porque EEUU con prepotencia inaceptable pretende extenderla a otros países y regiones. Amenaza a Siria, al Líbano, monta provocaciones contra Cuba y desconoce todo papel de Naciones Unidas. Y ahora ya en una carrera local de dominio, y de no permitir ninguna competencia o contrapeso amenaza a Francia con aquello que tendrá que sufrir las consecuencias de no haberse sumado a su guerra en Irak. La guerra continúa porque continúa la muerte en Palestina, no se devuelven los territorios ocupados y no se reconoce como un Estado soberano e independiente.



La guerra no ha terminado desgraciadamente para la humanidad porque el peligro es real y de hoy: EEUU pisoteando los principios y legalidad internacional y principios elementales como la soberanía y autodeterminación de los pueblos ha decidido instaurar un Nuevo Orden Mundial donde todos los pueblos y naciones debemos ser vasallos de los EEUU. Esto no lo permitiremos jamás y nos levantaremos en una batalla múltiple por nuestra independencia, nuestra identidad, nuestra cultura y una integración soberana y humanista a nivel mundial.



No podemos olvidar que pese a toda la superioridad militar, EEUU no pudo cumplir sus planes de forma relámpago como predijo y se tuvo que enfrentar a cuatro semanas de heroica resistencia que nos llenaron de esperanzas. Alientan y conmueven los actos de resistencia del pueblo iraquí que de más en más se enfrentan desarmados a las tropas yanquis gritándoles que se vayan, que ellos determinarán como se van a gobernar. En esta demanda se unen los que estuvieron con Saddam Hussein y los que fueron sus opositores. Esto señala que la resistencia recién se inicia y que en ese país, como en todos los países árabes, se dará una batalla decidida contra la ocupación yanqui. Que será probablemente larga y cruenta, que tiene como único responsable a la potencia invasora, sus aliados y cómplices y que terminará con la victoria de los pueblos árabes.



Ha llegado el momento de crear a todo nivel un gran frente mundial contra la política imperialista y militarista de los EEUU, asumiéndola como parte fundamental de la lucha contra el neoliberalismo y la globalización capitalista. Quienes tendrán que sostener este frente tendrán que ser los pueblos que hemos sido capaces de crear el gran Movimiento Mundial contra la guerra y teniendo como referencia el Foro Social Mundial de Porto Alegre y el Foro Social Europeo realizado en Florencia y todas las iniciativas mundiales y regionales que han sido capaces de articular y coordinar las fuerzas sociales y políticas progresistas y revolucionarias en el mundo. El movimiento político y social contra la guerra forma parte de la lucha contra el sistema, tiene un sentido global y debe difundir ideas y conocimientos que muestren que los que sustentan el neoliberalismo promueven la guerra como mecanismo de imposición, dominación y solución a la crisis del sistema.



Mientras persista la doctrina fascista -expresión de los grupos más reaccionarios del capital financiero- no habrá paz en el mundo. Tenemos que enfrentarnos a una política de dominación totalitaria, pero a esta se ha opuesto y se sigue oponiendo la gran resistencia al neoliberalismo, globalización capitalista y la guerra. Grandes victorias ha logrado este movimiento mundial como es poner en acción a los pueblos y por sobre todo conciencia política de rechazo a la guerra. Hoy, Primero de Mayo, la base norteamericana de Vieques será desmantelada y eso se debe exclusivamente a la lucha decidida, a decenas de ocupaciones, manifestaciones del pueblo puertorriqueño.



Entramos a una nueva etapa de la lucha por la democracia, entramos a ella concientes de los nuevos peligros para toda la humanidad, pero concientes también de que los cambios son inevitables, nada permanece inmutable y la doctrina de Bush será derrotada.





* Presidenta del Partido Comunista.



_____________

Vea otras columnas del autor

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias