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PISA: lo importante no es el puesto que ocupamos

antes de hacer comparaciones, hay que considerar los niveles de participación de los jóvenes de 15 años en cada uno de los países. Así por ejemplo, aunque Chile obtuvo peor resultado que México, el primero tiene casi el 90% de sus jóvenes de 15 años en el colegio, mientras que en México 5 de cada 10 jóvenes están fuera de la escuela.


El 1 de julio, la UNESCO y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) hicieron públicos los resultados de un nuevo estudio sobre las competencias desarrolladas por los escolares de 15 años de edad, en 43 países, entre ellos Argentina, Brasil, Chile, México y Perú.



Como es usual, los medios han centrado su atención en el lugar que cada nación ocupa entre los demás participantes. Sin embargo, estos estudios no se realizan emulando una carrera, sino tienen un propósito mucho más importante: identificar en qué estamos fallando o acertando, así como los factores que explican dichos fallos o aciertos, de modo que podamos orientar nuestra acción en el campo educativo.



Asimismo, antes de hacer comparaciones, hay que considerar los niveles de participación de los jóvenes de 15 años en cada uno de los países. Así por ejemplo, aunque Chile obtuvo peor resultado que México, el primero tiene casi el 90% de sus jóvenes de 15 años en el colegio, mientras que en México 5 de cada 10 jóvenes están fuera de la escuela.



Desde este punto de vista, más allá de que América Latina ocupa las peores posiciones en la tabla de resultados, el estudio Programme for International Student Assessment (PISA) revela:



1. Que la inmensa mayoría de los jóvenes latinoamericanos (entre el 44 y el 80% dependiendo del país) tiene problemas serios para extraer, interpretar y reflexionar sobre información a partir de textos escritos. Es decir, los sistemas educativos latinoamericanos no están asegurando competencias mínimas de lectura necesarias para la vida adulta en el mundo de hoy.



2. Que los países latinoamericanos no sólo son los que menos invierten en la educación de cada uno de sus estudiantes, sino que lo hacen de un modo ineficiente ya que ni siquiera logran los resultados que serían esperables para dicha inversión.



3. Que los países con mayor inequidad social tienen menores logros.



4. Que tanto las escuelas públicas como privadas latinoamericanas no logran asegurar buenos desempeños a sus alumnos. Al mismo tiempo, los mejores resultados se observan en Finlandia, en donde la inmensa mayoría de jóvenes frecuenta la escuela pública. Así, no cabe afirmar que el sector privado sea el único capaz de brindar servicios educativos de calidad.



5. Que aquellas experiencias donde existe la diversidad cultural, económica y social, demuestran ser ambientes más beneficiosos para alumnos con o sin recursos económicos.



6. Que a pesar del importante impacto que tiene en el desempeño la condición socio-económica de los alumnos, los sistemas educativos y las escuelas sí pueden servir para crear igualdad de oportunidades.



7. Que ante los resultados del estudio, queda de manifiesto que en América Latina se logró la equidad de género en la educación.



Las principales lecciones que podemos extraer tienen que ver con la necesidad de políticas más comprometidas y eficientes de gasto en educación, así como otras que permitan a los estudiantes contar con docentes de mejor calificación, que establezcan mejores entornos de aprendizaje y aprovechen al máximo los recursos pedagógicos disponibles. Esto puede lograrse mediante políticas y prácticas de aula que presten atención a la diversidad de necesidades de aprendizaje de cada estudiante.



Asimismo, el estudio muestra que hay una sinergia importante entre la escuela y la familia. En las familias en que los jóvenes se comunican con sus padres acerca de cómo van en el colegio, comen por lo menos una de las comidas juntos y conversan con frecuencia sobre temas diversos, éstos van mejor que aquellos que no tienen estas experiencias.



Por ejemplo, en Argentina entre jóvenes del mismo estrato social hay una diferencia de 72 puntos entre los que se comunican bastante con sus padres y los que lo hacen raramente. Esta diferencia equivale a un nivel de desempeño y permitiría revertir de cierta manera el impacto del factor socioeconómico en los resultados de los jóvenes argentinos en esta prueba, ya que las diferencias entre el 25% más pobre y el 25% más rico es de 91 puntos.



Con este estudio, la UNESCO y la OCDE buscan contribuir a un cambio en el enfoque de la política, desde las condiciones educativas hasta los resultados de aprendizaje, a fin de ayudar a los países en la búsqueda de lograr mejoras en la escolarización y una mejor preparación de la gente joven para su ingreso a la vida adulta de rápidos cambios y creciente interdependencia a escala mundial.





* directora de la Oficina Regional de Educación de la UNESCO para América Latina y el Caribe.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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