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Forestación campesina

Estos desafíos que tenemos como sociedad para construir un país forestal más sustentable requieren que crecientemente todos nos sintamos más responsables del destino de nuestros bosques y más equitativamente beneficiarios de sus bondades y beneficios.


A través de los años, Chile ha ido ejercitando creciente y sostenidamente su importante vocación y potencial forestal. Hoy ya cuenta con 2,3 millones de hectáreas con plantaciones de bosques exóticos, exporta cerca de 2.500 millones de dólares a más de 80 países y, crecientemente, la sociedad chilena ha ido valorando nuestros bosques, especialmente, en sus dimensiones no madereras.



En el ejercicio de esta vocación y potencial, la pequeña agricultura ha sido incorporada muy marginalmente, a pesar de tener recursos para ello y de disponer de aproximadamente cinco millones de hectáreas de bosque nativo y por lo menos dos millones de hectáreas de superficie susceptible de ser forestada. Es para enfrentar esta situación que los gobiernos de la Concertación han ido generando un conjunto de iniciativas tendientes a incorporar a la agricultura campesina al desarrollo forestal.



Un hito central en este desafío fue la modificación en el año 1998 del D.L. 701 para abrirlo y focalizarlo en el mundo campesino. Posteriormente, se crea en el Indap el crédito de enlace forestal y durante el invierno del año 2002, se implementa por la Conaf y el Infor el Programa de Transferencia Tecnológica Forestal que provee de asistencia técnica, extensión forestal y capacitación a los pequeños propietarios que se incorporan a la actividad forestal.



En este contexto, uno de los principales logros en los primeros años del Gobierno del Presidente Lagos es la consolidación y acción más integral del Programa de Forestación Campesina, que hoy cuenta con metas anuales, un perfeccionamiento de los instrumentos y modalidades de operación, con un financiamiento diversificado, y la participación y el compromiso de más actores públicos y privados en esta tarea. Así, este programa se ha perfilado como uno de los tres más importantes del Ministerio de Agricultura, destinándose para el año 2003 aproximadamente $10.000 millones de pesos que beneficiarán a unas 10.000 a 12.000 familias campesinas con unas 23.000 hectáreas.



Lo hemos sostenido en otras oportunidades y lo reiteramos nuevamente: Chile puede más en términos forestales. Ello requiere, entre otras cosas, diversificar nuestro desarrollo forestal incorporando nuevas especies, nuevos territorios y nuevos actores. Un actor relevante en esta perspectiva evidentemente debiera ser la agricultura campesina. Los Acuerdos de la Mesa Campesina -suscritos el 8 de octubre de 2001, en La Moneda- establecen la meta de lograr 40.000 hectáreas anuales de forestación a partir de 2005, son otro hito en este proceso de acercar el desarrollo forestal a los campesinos.



El sector forestal tiene una agenda importante que cumplir en los próximos años, que nos permitirá seguir consolidándolo con un desarrollo más sustentable y equitativo. Entre las principales metas están: a) lograr el cumplimiento de la meta de 40.000 hectáreas de forestación campesina al año 2005; b) completar la tramitación en el Parlamento de la Ley de Bosque Nativo; c) establecer el seguro forestal, como mecanismo para asegurar la forestación ante riesgos climáticos y posiblemente ante incendios; d) consolidar el sistema de certificación forestal nacional, desarrollando mecanismos para la incorporación de los pequeños y medianos productores forestales; e) completar la representación de los ecosistemas naturales mediante el Snaspe y también por medio de las Areas Silvestres Protegidas Privadas; f) lograr reducir las tasas de incendios forestales y favorecer las acciones de educación y prevención; g) fortalecer el ámbito de la investigación forestal, reconociendo las múltiples funciones de los bosques y sus componentes ambientales; y h) avanzar hacia una nueva institucionalidad pública forestal.



Estos desafíos que tenemos como sociedad para construir un país forestal más sustentable requieren que crecientemente todos nos sintamos más responsables del destino de nuestros bosques y más equitativamente beneficiarios de sus bondades y beneficios. Un rol significativo le corresponde a la agricultura campesina, la que al integrarse más protagónicamente al desarrollo forestal estará incorporando una nueva fuente de ingresos, complementaria a sus actividades agrícolas y ganaderas, y de esa forma mejorando su calidad de vida y la del conjunto del sector rural chileno.



(*) Subsecretario de Agricultura.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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