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Jomeinismo católico


«Y como nosotros creemos y sostenemos, con Montesquieu, que la virtud es el principio de las repúblicas que nosotros definimos el principio del «Deber por el Deber», y no el principio del «terror» o del egoísmo fanatizado por «salvarse del infierno» deducimos que el catolicismo no puede ser el principio fundamental de la República», Francisco Bilbao, La América en Peligro, Buenos Aires, 1862.



Hay situaciones que no se pueden ni se deben callar, so pretexto de hacerse cómplices, o muy cómplices. Más aún cuando tienen repercusiones en el campo del derecho humanitario y específicamente en el ámbito de los derechos humanos, cuyo perfeccionamiento la comunidad internacional busca afanosamente, a pesar del cinismo brutal de las grandes potencias y los poderes ocultos que hoy tienen influencia sobre la marcha del planeta.



Ya nuestro país tiene una marcada mala fama tras la relativa impunidad en que ha quedado el general, capitán general, ex senador y guardián del bien. Igual ha sucedido con otros casos y la humanidad decente piensa que la Concertación o sus gobiernos han preferido los favores del dios mercado a la justicia racional y humana. Poco o nada desmiente tal sospecha. Decimos esto no para polemizar sino tan solo para hacer una constatación.



Bueno, aparte de la campaña reciente del terror que ha emprendido la iglesia católica contra un poder del Estado que se encuentra debatiendo una Ley que afecta la sociedad conyugal en su forma actual, nos resulta inexplicable el silencio de los políticos, estos modernos Pedros electorales que pescan en el rebaño eclesial para hacerse de curules parlamentarios, ante una grave violación de las leyes nacionales e internacionales en materia de derechos humanos.



Nos referimos al caso del cura torturador, argentino, hoy capturado por la justicia de su país, Christian von Wernich, quien fuera, por más de un año, el párroco de la localidad de El Quisco, comuna de la V Región, dependencia eclesiástica del obispo de Valparaíso.



Se dice que habría ejercido el cargo bajo otro nombre, lo que claramente es una burla de las leyes civiles que regulan tanto el uso de la identidad de todas las personas y las leyes de inmigración.



¿Es posible que estemos ante una repetición de los llamado dossier Odessa, es decir cuando la iglesia de Pío XII prestó sus documentos e influencias para esconder nazis buscados?



¿Qué otros crímenes se esconden en el obispado de Valparaíso? El país requiere de una explicación clara y contundente, o si no estamos los laicos en libertad para denunciar en todas las Américas y ante los organismos internacionales de Derechos Humanos, que estamos siendo sometidos a una especia de jomeinismo católico, que tiene la complicidad de los dirigentes del Estado.





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