Publicidad

Niños: víctimas y victimarios


Parece ser que todo el mundo quiso demostrar su buen corazón en cuanto estalló este escándalo de la pedofilia, otro de los crímenes que se suceden en el llamado barrio alto de nuestra capital.



Rápidamente, se habla de legislar como si la mediocridad y la tontera sirvieran para tapar los problemas reales que enfrenta nuestra sociedad. Todos se hacen los lesos con la discusión que pocas horas antes tuvo el gobierno con las fuerzas políticas para disminuir aún más el período de cuidado materno a los recién nacidos y más con el hecho que había existido consenso para legislar en términos de bajar a 12 años la edad para hacer penalmente imputable a los llamados menores de edad.



Es decir, se les cuida el sexo a menores que en caso de delinquir irían a pagar sus culpas como cualquier otro delincuente común. Hay que cuidar la imagen ante la derecha que pasó de golpista a cuidadora del orden público y de la paz ciudadana.



Pero hay otro elemento que no deja de ser llamativo en esta pobre sociedad nuestra de tantas dobles morales y pliegues éticos: para que existan estas situaciones, de organizaciones de pedófilos que hacen eventos sociales con víctimas, es necesario que exista una oferta y ésta no puede sino provenir de sectores infanto juveniles que están a merced de las leyes del mercado para comer, abrigarse, vestirse, en suma, vivir.



En otras sociedades o países serios la o el director de Sename renunciaría ante el estado de abandono en que se encuentran decenas de miles de menores. Aquí no sucede nada de eso y, al contrario, pontifican contra «el monstruo», lo que hace inútil la reflexión y permite que el engaño continúe.



Si se habla de un futuro presupuesto fiscal con un aumento del gasto social, que se diga bien alto y claro que es lo que hará el Estado en favor de los niños que como las víctimas que analizamos viven en riesgo social permanente.





Vea otras columnas del autor

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias