Ya se aprobó el Tratado de Libre Comercio con los EE.UU., y antes el otro con la Unión Europea. Al decir de algunos parlamentarios, la discusión fue poca, con escasa información y mucho de apuro para cumplir con la palabra empeñada. Ahora habrá que medir en cuanto y como sirve esto para que las negociaciones del ALCA sigan adelante y culminen con éxito, pues de otro modo seguiríamos el camino de Judas, lo que en política tiene un costo bastante mas concreto que en el mito religioso.
Precisamente ante los argumentos de opositores en el sentido que en este último tratado hay una pérdida de soberanía, debería el gobierno considerar, con mayor seriedad y relevancia, la idea propuesta por varios sectores a fin de poner alguna forma de pago a las empresas privadas de la gran minería del cobre.
En estos días se habla con regocijo del alza del precio internacional del cobre y se dice que por cada centavo de alza le entran al país 100 millones de dólares. De seguir al actual curso estaríamos a las puertas de superar todos los déficits de gasto social o de grave retraso en la reforma del Estado, ejemplo: el Plan AUGE o el retraso en la reforma procesal penal en la Región Metropolitana.
¿Pero a qué o quiénes se refieren estas cifras? ¿Es tan solo a Codelco o a toda la gran minería del cobre? Con estas alzas ¿sigue siendo válida la conocida mentira de «inversionistas» extranjeros que pagan la inversión con la venta de la extracción de mineral, sin pagar un solo dólar o peso por usar nuestros recursos naturales no renovables?
Se está dando la paradoja que quizá el país está peor, en materia del cobre, que antes de la nacionalización de hace 30 años, pues lo desnacionalizado es mas del 50% de nuestras exportaciones y ahora Ä„no pagan un solo peso de impuesto!
Frei Montalva habló un 21 de Mayo de «una revolución de las expectativas contenidas» y pocas veces como ahora esa frase ha tenido tanta vigencia, dado que la distribución del ingreso parece ser peor que en 1966.
