Luego de aprobarse el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, hemos solicitado la creación de una Comisión Permanente en la Cámara Alta que se aboque al seguimiento y análisis de funcionamiento de los tratados suscritos por nuestro país. El Senado no puede eludir su obligación de estudiar la ejecución de los tratados comerciales que ha aprobado y la buena marcha de ellos, porque como hemos dicho más de una vez, el país no solo debe negociar y firmar acuerdos, sino también debe administrarlos bien.
Respecto a los temas que quedaron pendientes al interior de Chile luego de la aprobación del TLC con Estados Unidos, la Cancillería los ha reconocido públicamente y se ha comprometido seriamente con todos y cada uno de los planteamientos que oportunamente hiciéramos llegar junto a un grupo de noventa parlamentarios. Sobre estos temas pendientes, quiero y seremos ser optimistas en el trabajo que deberemos abordar, con visión de Estado.
Así lo señalé, por lo demás -al fundamentar mi voto a favor del TLC con USA- cuando expresé que reiteraba mi adhesión a los principios de libertad económica y política, así como mi rechazo a los proteccionismos que desarrollan algunos países desarrollados y que limitan el desenvolvimiento de los países en desarrollo. Del mismo modo hice presente mis reservas por la existencia y aplicación en EE.UU. de normas antidumping y cláusulas de salvaguardia, que puedan servir de pretexto para establecer barreras para arancelarias.
Respecto de la V Región, es preciso puntualizar que el acuerdo es positivo, en particular en lo que atañe a las frutas y paltas -y en un mediano plazo en el caso de las aves-, siempre y cuando la necesaria equivalencia sanitaria con EE.UU. la alcancemos lo antes posible. Pero no estamos ajenos a problemas y dificultades.
La situación de las pequeñas y medianas empresas en especial, por su escaso desarrollo tecnológico y endeudamiento, plantea riesgos adicionales que deben ser enfrentados a través de una asociatividad, que debe ser incentivada por vía tributaria para la creación de figuras de «empresas integradas» que mejoren sus procesos y comercialización. Esto es muy patente en el caso de las oportunidades textiles que podrían aprovecharse si, por ejemplo, los pequeños artesanos textiles de La Ligua puedan asociarse con éxito.
Hemos planteado al Gobierno la posibilidad de avanzar en la aprobación de los TLC y al mismo tiempo acordar y aprobar diversas políticas que permitan un mayor y mejor desarrollo regional, a través de incentivos a la inversión regional, políticas de ajuste agrícola y cambios en el ámbito minero, que permitan reasignar recursos a sectores desfavorecidos y modernizar a la vez la institucionalidad de estos sectores.
Creemos que hay que rediseñar las políticas de defensa del proteccionismo, a través de una revisión de la ley de distorsiones y de las normas de libre competencia. Hay que prestar atención especial también a las cláusulas de salvaguarda, ya que en este tema hay serios reparos.
De la misma manera, creemos que se deben adoptar medidas oportunas para impulsar la educación y la capacitación, que obliguen a rediseñar los objetivos y a sustentar una «cultura emprendedora» desde la educación básica y media.
Por su parte, las fuentes generadoras de empleo radican en un buen desarrollo de las Pymes, y de allí nuestra insistencia por tener y contar con un programa adecuado para el éxito de éstas. En especial nos preocupa la Pequeña Agricultura y la necesidad de readecuar INDAP, que debe necesariamente reorientarse y modernizarse para asistir adecuadamente a los pequeños agricultores.
Como puede apreciarse, luego de la aprobación del tratado con EE.UU., el Congreso mantiene su soberanía legislativa respecto de las normas que han sido estipuladas para tratar en el futuro, por lo que el tema no termina con la votación de la semana pasada, sino que se complementa con los desafíos que genera el día después de su aprobación.
(*) Senador
