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De Tierra del Fuego, in memoriam


A razón de la conmemoración de los 30 años del Golpe Militar y de los hechos acaecidos en la región y que por tanto tiempo no se han dado a conocer, quisiera manifestar mi opinión.



En la ciudad de Porvenir, cruzando el Estrecho de Magallanes, ocurrieron hechos tan importantes respecto a violaciones de derechos humanos que, desde entonces, han permanecido olvidados en la conciencia magallánica, pero no de aquellos que hemos crecido con la esperanza de reencontrarnos sobre la base de la verdad y la justicia.



El Diario «La Prensa Austral», del día 31 de octubre del año 1973, informó a la comunidad de Punta Arenas y con ello, a todos los medios nacionales, de un hecho que provocó impacto dejando huella en la historia de nuestra región y que fue la muerte por fusilamiento de tres personas detenidas en el Regimiento Caupolicán.de Porvenir.



El encabezado menciona que fueron Muertos tres extremistas al fugarse, indicando que ello se debió a su fuga del Regimiento a la medianoche día 30 de Octubre y a que, una vez ubicados a 20 kilómetros de Porvenir, al no hacer caso a la voz de alto los soldados dispararon resultando los tres muertos».



El comunicado menciona los nombres de las tres personas; Germán Cárcamo Carrasco, Carlos Baigorri Hernández y Ramón González Ortega, mi padre. Sobre él se centra la noticia, aludiendo a la actividad profesional que le tocó realizar en la Cooperativa de Pescadores de Tierra del Fuego (COPETIF), la forma en que fue detenido el día 11 y los lugares de detención en las cuales estuvo; la isla Dawson y el Regimiento Caupolicán de Porvenir.



El documento de la época establece que mi padre «fue trasladado al Regimiento Caupolicán de Porvenir, para que, en otras cosas, procediera a finiquitar su participación como Interventor». También se menciona que la razón de su detención era ser activista peligroso». Eso fue un claro ejemplo de la mentira y el engaño.



La Comisión Verdad y Reconciliación creada bajo el gobierno Aylwin investigó las violaciones a los derechos humanos ocurridos en Magallanes, y dejó consignada su convicción sobre los sucesos ocurridos en Porvenir: que las muertes de Baigorri, Cárcamo y González, fueron en realidad ejecuciones sin juicio previo, exponiendo las razones que contribuyen a tal convicción:



1. La existencia de testimonios confiables acerca de la forma en que ocurrieron los hechos, específicamente que los detenidos fueron sacados por tres suboficiales de la barraca en que se hallaban;



2. Que no resulta verosímil que en tan poco tiempo y atendidas las condiciones en que se encontraban, los fugados hubiesen alcanzado a huir 20 Kms;



3. Que tampoco resulta verosímil que pudiese ocurrir una fuga desde un recinto con tanta vigilancia como la que tiene un regimiento, mas aún cuando hay detenidos en su interior;



4. Que testimonios dignos de fe recibidos por la Comisión señalan que a los afectados se le había comunicado que al día siguiente quedarían en libertad, lo que hace más inverosímil un intento de fuga;



5. En ningún caso parece verosímil que, para recapturar a prófugos desarmados fuese necesario darles muertes a todos.



Además, poseo la declaración de un uniformado en retiro que da fe de los hechos reales que concluyeron con la muerte de mi padre. Tampoco existe documento o testimonio que acredite que Ramón González Ortega fuese un Activista Peligroso o Extremista».



Mi padre era inspector de Impuestos Internos en Punta Arenas -sus antecedentes se pueden encontrar en la Contraloría General de la República- y por sus méritos profesionales se le asignó la Intervención de COPETIF para sacar a flote la Cooperativa al borde de la quiebra. Al respecto, mi padre entregó un informe final con relación a la labor hecha en Porvenir, que acredita cuales fueron las funciones que realizó en COPETIF, que en ningún caso corresponden a actividades extremistas a las que se refiere la acusación militar.



Por lo antes dicho y dado los antecedentes que existen y desmienten tal comunicado es que, aclaro y rechazo las graves acusaciones publicadas por las autoridades de la época referidas a Ramón González Ortega.



El 30 de octubre de 1973, a las 03.00. en el Regimiento Caupolicán de Porvenir, fueron fusilados Ramón González Ortega, Carlos Baigorri, y German Carcamo. Tres personas fueron violentadas sin justificación en el Derecho consagrado por Dios y la Constitución, que es El derecho a la vida y a la integridad física. La excusa entregada -la aplicación de la ley de fuga- fue el embuste utilizado para ejecutar sin juicio a los prisioneros en recintos militares.



Después de las ejecuciones los cuerpos fueron reclamados por distintas personas de Porvenir. Gracias a ellos Cárcamo y Baigorri descansan hoy en el Cementerio de esa ciudad. Mi padre fue entregado al funcionario de Impuestos Internos que viajó en representación de la familia para ser trasladado y sepultado provisoriamente en el Mausoleo
de la Cruz Roja en el Cementerio de Punta Arenas. En enero de 1974 sus restos fueron llevados a Chillán, su ciudad natal donde descansa en el Cementerio General de esa ciudad.



En declaraciones al Diario la Prensa Austral el 30 de diciembre de 2000 el Comandante en Jefe de la V División de Ejército y Comandante en Jefe de la Región Militar Austral -y posterior Intendente de la época, que encabezó la Junta de Gobierno Provincial- sostiene que En Magallanes no hubo ningún problema, ni un solo problema e incluso desafió probar lo contrario por medio de documentos y fotografías. Los hechos y las pruebas existen, pero será ante las autoridades competentes que deban ser expuestos y dados a conocer para establecer las responsabilidades que correspondan.



Ojalá estas líneas también reflejen el sentimiento de los familiares de Carlos Baigorri y Germán Cárcamo y los de cientos de magallánicos que se vieron humillados con falsas acusaciones durante este período tan negro y violentados en sus derechos. Ojalá muchos se encuentran con vida, esperando lo que merecen: Justicia.


  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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