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La escandalosa sinrazón de un escándalo


Escándalo en los países de la Unión Europea: los principales periódicos del continente dedican en estos días páginas y páginas al «vergonzoso» hecho. Resulta que los organismos comunitarios organizaron una encuesta con veinte preguntas acerca de la situación internacional y en especial sobre la reciente guerra y ocupación de Irak. Una de las preguntas presentaba una lista de diez países del mundo y se pedía a los encuestados indicar cuáles de ellos representan el mayor peligro para la paz mundial.



El supuesto escándalo nace de que Israel es colocado en el primer lugar de la lista, con un promedio del 60% de peligrosidad en los países europeos, por encima de Irán y Corea del Norte. En el cuarto lugar aparece Estados Unidos. Al día siguiente de publicarse estos datos, todas las autoridades europeas comenzaron a dar explicaciones y a disculparse con los indignados gobernantes israelíes. El problema es identificar al culpable del desaguisado, que no es otro que la famosa «opinión pública», en general ensalzada como supremo árbitro de toda controversia.



Cualquier persona sensata se pregunta, sin embargo, cuál puede ser el motivo de escandalizarse porque la mayoría de los europeos consideren que EEUU e Israel son los mayores responsables de la inestabilidad política y militar en el planeta. Basta con leer los diarios para no tener ninguna duda al respecto. Si los gobernantes norteamericanos se quedaran tranquilos en su país y los israelíes no llevaran a cabo políticas genocidas en relación al pueblo palestino, desaparecerían prácticamente todos los focos de tensión mundial.



Sin embargo, lo que obviamente está detrás de toda la escandalera es el sentimiento de culpa y la mala conciencia oficial de cara al pueblo judío. Cualquier crítica a la política de Sharon puede convertirse automáticamente en blanco de acusaciones de antisemitismo y toda iniciativa a favor del reconocimiento de los derechos palestinos topa con el chantaje de parecer cómplice de los enemigos de la existencia judía en el mundo. Absurda confusión que sigue paralizando los planes de pacificación en el Medio Oriente.



Pero todo este escándalo parece haberse montado además para relegar a un segundo plano las respuestas de los europeos a las otras preguntas de la encuesta, entre las cuales destaca aquella en que más del 80% de los entrevistados rechaza la invasión y ocupación norteamericana de Irak, considerándola como una acción imperialista. En vísperas de la última guerra de Irak y ante la masiva oposición a la guerra por parte de la población de muchos países directa o indirectamente implicados, el New York Times acuñó la famosa frase: «Ahora son dos las superpotencias: EEUU y la opinión pública mundial». Esta encuesta europea demuestra una vez más la existencia de mayorías que no se dejan tomar el pelo por la propaganda oficial del Imperio.



* Profesor de la Universidad de Turín, Italia.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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