Publicidad

Interacción cívico-militar en las misiones de paz de la ONU


Es indudable que la posición de Chile en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas exige a nuestro país, pequeño en recursos, pero altamente internacionalizado, redoblar esfuerzos para mantener una presencia coherente con los principios que enmarcan nuestras relaciones exteriores. En este contexto, la presencia chilena en misiones de paz de Naciones Unidas representa abrir espacios para practicar la solidaridad internacional y reforzar el compromiso con la solución pacífica de las controversias de un Estado respetado por la comunidad internacional.



Sin embargo, integrarse a estos procesos le ha exigido aprender. Porque no se trata simplemente de aportar una fuerza militar, sino prepararla debidamente para actuar en procesos complejos, operar bajo presión, con serenidad y mesura, resolver situaciones límite, implantar una presencia disuasiva y convocar las confianzas de la población para encaminar un proceso de reconstrucción.



En esta labor humanitaria, desarrollada en situaciones de alto riesgo, la conjunción de competencias civiles y militares es crucial para alcanzar los objetivos políticos encomendados por la ONU. Sólo mediante equipos integrados se puede lograr el máximo de efectividad para sacar adelante a una comunidad que ha vivido guerras civiles, expulsión, persecuciones o genocidios, para ir superando crisis profundas y encaminarla hacia estadios de mayor normalidad.



Es interesante como el mundo militar y la civilidad pueden sumar visiones cuando se trata de enfrentar el desafío de misiones de paz. En principio, una percepción generalizada es pensar que este rol compete solamente a miembros de la defensa nacional. Sin embargo, en la práctica internacional, se ha comprobado que necesariamente en los equipos que actúan en estas misiones, deben participar especialistas civiles y soldados de carrera, lo cual significa cruzar culturas distintas, superar prejuicios y aceptar el trabajo multidisciplinario.



Un profesional que ha vivido los programas de entrenamiento dictados por militares, el ingeniero civil industrial Leonardo Fuentes, que ha cursado un programa de Diplomado para integrarse a estas Misiones de Paz, señala asertivamente en un documento de trabajo acerca de la la importancia de incorporar civiles a las operaciones de mantenimiento de paz, que «las actuales operaciones de paz tienen un carácter multidimensional, incluyen el desarme, la desmovilización y la reintegración social de los ex combatientes, el monitoreo de los derechos humanos de la población, el entrenamiento de la policía, la reorganización de los sistemas políticos, supervisión de actos electorales, reconstrucción del aparato judicial y generación de vínculos con la sociedad civil, entre muchos otros factores. La complejidad de las nuevas operaciones de paz requiere de una mayor participación civil en estas operaciones y una apropiada integración con los militares que actúan en las distintas misiones. Una propicia participación de civiles en este proceso, crearía un cimiento sólido a la hora de la reconstrucción de las sociedades y estados después de un conflicto.»



En relación a las proyecciones y alcances que tiene para Chile su participación en misiones de paz de la ONU, Fuentes se refiere al ejemplo de Suecia, que ha tendido redes de colaboración solidaria en este ámbito humanitario, pero que detrás de ello normalmente se promueve la presencia tecnológica sueca para los procesos de reconstrucción. En ese sentido, Fuentes señala que «un país prestigioso a nivel internacional, moralmente comprometido con el sufrimiento de seres humanos, será la mejor carta de presentación a nivel mundial».



A partir de la experiencia de aprendizaje cruzado que le ha significado integrarse a los equipos que participarán en Misiones de Paz, Fuentes concluye que la proyección de nuestros intereses nacionales implica integrar los proyectos del sector privado. «Ya que hemos demostrado capacidad en el ámbito internacional con las recientes firmas de acuerdos internacionales de libre comercio y el más importante suscrito con Europa -que va más allá de lo comercial siendo un tratado también en lo político y social- propongamos el desafío de actuar conjuntamente civiles y militares, públicos y privados, para posicionar mejor a Chile en el mundo. Estoy convencido que al seguir desarrollando este tipo de actividades, también obtenemos subproductos a nivel interno, y me refiero específicamente a los problemas que han podido separar a la sociedad civil y al mundo militar en el pasado.»



La actuación de las misiones de paz exige el respaldo de equipos de inteligencia capaces de procesar información y retroalimentar al personal que se ubica en las líneas operativas, para una correcta toma de decisiones. En este contexto, la participación de politólogos, expertos en relaciones internacionales, médicos, historiadores, abogados, ingenieros, nos marca cabalmente los que es hoy la sociedad de la información, donde el conocimiento es el principal desafío para lograr ventajas competitivas. La correcta lectura de escenarios de alto riesgo, obviamente requiere, con mayor razón, fortalecer a los analistas militares con la concurrencia de especialistas del mundo civil y eso es algo que según Fuentes debe promoverse como una necesidad estratégica.





Analista internacional. Escritor

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias