Publicidad

Las razones del aumento del precio del cobre


La ciencia económica nos enseña que -en una economía de libre mercado- el precio de cualquier mercancía se determina en un punto de equilibrio entre la oferta y la demanda de esa mercancía. Si la demanda aumenta en forma importante y la oferta no sigue al mismo ritmo, el precio se eleva y, por el contrario, si la oferta crece muy por encima de la demanda el precio tiene inexorablemente que bajar, a pesar que la misma baja del precio puede conllevar a la vez a un aumento de la demanda de esa mercancía. Es entonces el desequilibrio entre oferta y demanda lo que hace bajar o subir el precio de una mercancía, y no es necesario ser economista para comprender este sencillo mecanismo: cualquier modesto comerciante lo conoce.



El precio del cobre, que en 1995 sobrepasó US$ 1,5 la libra -con un promedio anual de US$ 1,35 la libra-, bajó en los años siguientes incluso hasta US $ 0,60 la libra, y durante 2001 llegó en promedio a los US$ 0,73 y 0,72 la libra en 2002, precio promedio que se mantuvo sin grandes variaciones en el primer semestre del año 2003. Recién a partir de julio de este año el precio comienza a subir, hasta alcanzar los 96 centavos, que no lograba desde 1997.



¿Qué ha pasado con la oferta y demanda de cobre para que en tan poco tiempo haya variado en forma tan importante el precio ?



La respuesta de Cochilco, Sonami, el Consejo Minero, Cesco, Libertad y Desarrollo, entre otros, que desde hace varios años vienen equivocándose reiteradamente pronosticando aumentos del precio del cobre que nunca se produjeron, es creer, ahora sí, que tienen una buena interpretación del actual aumento del precio del cobre al sostener que se habría producido porque la demanda de cobre se habría incrementado fuertemente como resultado de que la economía mundial estaría pasando por un nuevo período de crecimiento, sobretodo en EE.UU.



Vuelven a equivocarse, ya que si comparamos la situación actual de la economía mundial, con la que existía hace unos meses atrás -o el año pasado- observaremos que no ha variado al punto de provocar un aumento del precio del cobre de más del 30 % en los últimos 4 meses. Si bien pueden haber discrepancias sobre la efectividad del crecimiento de la economía mundial, donde no existen es sobre el crecimiento de la demanda de cobre, puesto que las estadísticas establecen que ha disminuido durante 2003 en relación al igual período del año 2002, tanto en EEUU como en gran parte de los países desarrollados. Solo en China se registra un aumento importante de la demanda de cobre, pero la demanda mundial se mantiene al mismo nivel que el año 2002.



No existe entonces crecimiento de la demanda mundial de cobre en el año 2003, y por lo mismo no puede ser el inexistente crecimiento de esta demanda el que haya originado el importante aumento del precio del cobre de los últimos meses. Lo realmente efectivo es la caída y la inflexión descendente o al estancamineto de la curva de oferta de producción de cobre. Así, el factor principal del aumento del precio del cobre es la caída y estancamiento de la oferta de cobre en Chile, estancamiento o contracción que pone fin a la muy importante tendencia alcista registrada desde 1995, y hasta el año 2001, lo que se demuestra en las cifras siguientes.



En 1980 la producción mundial de cobre era de 7,7 millones de toneladas, que pasó a 9 millones en 1990, con un crecimiento promedio anual de 131 mil toneladas. En 1994 la producción mundial alcanzó a los 9,6 millones de toneladas, con un aumento de 110 mil toneladas como promedio anual entre 1989 y 1994. Pero todo cambió a partir de 1995, al madurar en Chile las inversiones autorizadas a partir de 1990, y es así como en 1995, la sola producción chilena de cobre aumentó en 269 mil toneladas, y ese aumento alcanzó la increíble cifra de 627 mil toneladas en 1996, es decir: 5 veces más que el crecimiento promedio mundial de 1989 a 1994.



La producción chilena volvió a aumentar -de 276 mil toneladas en 1997- a 302 mil toneladas en 1998 y nuevamente a lo increíble: 513 mil toneladas en 1999, y un aumento de alrededor de 200 mil toneladas en el 2000 y 2001. De esta manera la producción chilena de cobre tuvo un crecimiento promedio anual de 352 mil toneladas entre 1994 y fines del año 2001; es decir, un crecimiento promedio anual 3 veces superior al crecimiento promedio mundial de la producción de cobre que se observó entre 1980 y 1994. De 1994 al 2001, un solo país, Chile, aumentó 3 veces más que lo que históricamente hacía todo el mundo, y es esta importante sobreproducción la que hizo crecer los stocks mundiales de cobre de 768.100 toneladas en 1994, a 1.708.600 toneladas en el año 2002.



Esta reacción del mercado es absolutamente comprensible, en razón de que más de un tercio de la producción y de las reservas mundiales de cobre se encuentran en Chile, y sobretodo, por el rol prácticamente monopólico que tiene nuestro país en su comercio mundial, ya que más de la mitad del cobre de mina que se comercializa en el mundo proviene de yacimientos chilenos.



Este ha sido el factor fundamental en la conformación del precio del cobre -su producción y oferta-, factor que deliberadamente fue olvidado por las instituciones que nombramos más arriba, y que por ello durante años se equivocaron en sus proyecciones de aumentos de precio del cobre que nunca fueron, por lo que estas equivocaciones parecieran ser deliberadas, y con el objetivo esencial de ocultar el efecto devastador en la caída del precio del cobre por la enorme sobreproducción mundial del metal generada desde Chile por las transnacionales mineras.



Es innegable que la sobreproducción chilena es la principal causa del desplome del precio del cobre, y en contrapartida, es también gracias a la caída de la producción chilena de 160 mil toneladas durante 2002, más la baja de las 48 mil toneladas en el resto del mundo, que los stocks comenzaron a descender en el curso del año 2003 y el precio del cobre volvió a subir en los últimos 4 meses de este año. Y aunque en el año 2003 la producción chilena será un poco superior a la del año 2001, de todas maneras la producción mundial de cobre en este año no sobrepasará la producción que existía el 2001.



En consecuencia, si la producción chilena de cobre se mantiene más o menos estable durante el año 2004, el precio del cobre podrá continuar su tendencia alcista el próximo año, porque no existen yacimientos en otros países del mundo que puedan generar sobreproducción e inviertan la tendencia. Fuera de Chile, no existe otro país cuya producción pueda influir en el mercado del cobre.



Pero, además de los mecanismos propios del mercado, existe un elemento de la política chilena que genera incertidumbre en el mercado del cobre e influye en forma importante en el aumento de su precio, y ese factor político que genera incertidumbre es el resultado a que puede llegar la Comisión Especial sobre la tributación de las empresas mineras del Senado chileno. Al ser nombrada la Comisión del Senado, las mismas empresas -adelantándose a los hechos- efectuaron declaraciones en el sentido de que no es bueno cambiar las reglas tributarias y que, si se establecía un royalty, muchas empresas no efectuarían nuevas inversiones en Chile. Ante un probable estancamiento de la inversión minera en Chile, y de crecimiento de la demanda mundial de cobre, los analistas de mercado saben que en el corto e incluso en el mediano plazo no existe en el mundo capacidad material de reemplazar un estancamiento y menos una caída de la producción chilena de cobre -y es por ello que se crean expectativas de aumento del precio-.



La Comisión Especial del Senado, que preside el Senador Jorge Lavandero -conocido por sus críticas a las transnacionales mineras-, comenzó a funcionar el 11 de junio pasado con una exposición del señor Juan Villarzú en tanto economista experto en el tema minero. Su exposición, ampliamente difundida por diferentes medios de comunicación, sostenía que, gracias a la alta rentabilidad de las explotaciones mineras en Chile, había espacio suficiente para que las mineras privadas contribuyeran al país con muchos más recursos de lo que lo estaban haciendo y se declaró partidario de establecer un royalty.



A los pocos días de la exposición del señor Villarzú, el precio del cobre comenzó a tener fluctuaciones y comenzó a subir en forma importante a medida que la Comisión avanzaba, sobretodo después de las exposiciones del Tesorero General de la República y, posteriormente, del Director Nacional de Impuestos Internos, confirmando que salvo dos empresas, todas las demás mineras privadas -desde sus inicios- no han pagado un solo peso de impuesto a la renta en Chile. Ante esta confirmación oficial en la falta de tributación de las transnacionales mineras, lo más lógico es concluir que la tributación de las mineras tiene que cambiar, ya que al respecto se ha creado una suerte de consenso nacional.



En efecto, ya ha quedado suficientemente demostrado en esta Comisión, que la falta de tributación es, si no el principal, a lo menos uno de los más importantes incentivos a la inversión extranjera en la minería chilena. Vienen a Chile, sacan millones de toneladas de cobre y no pagan nada en Chile, como sucede en el caso más emblemático entre las mineras extranjeras: La Disputada de Las Condes, que en los 24 años que perteneció a Exxon sacó más de 3 millones de toneladas de cobre fino y no tributó un solo peso en nuestro país; más aún: el Fisco le quedó debiendo cerca de US$ 600 millones, que se convierten en un crédito en favor de Angloamerican, los actuales propietarios de La Disputada.



Por esta razón existen fundados temores, por parte de los inversionistas extranjeros, que la Comisión Especial del Senado llegará a la conclusión de que es necesario hacer cambios en la legislación tributaria y que se deba establecer un royalty a la explotación minera y que, al desaparecer este enorme incentivo a la inversión extranjera en la minería, la producción chilena podría estancarse y consecuentemente el precio del cobre continúe su curva ascendente.



La Comisión Especial del Senado ya terminó su trabajo, está estudiando y elaborando sus conclusiones, y a mediados de diciembre próximo debe entregar un informe a la Sala del Senado, que aprobará o enmendará esas conclusiones y decidirá sobre las medidas que se deban tomar. Aunque no sabemos cuales serán esas medidas concretas, lo que sí es seguro es que existe un consenso en el sentido de que las cosas tienen que cambiar. La única dificultad viene del hecho que los cambios tributarios sólo pueden efectuarse por iniciativa presidencial; pero el establecimiento del royalty -que es un derecho- puede efectuarse por iniciativa parlamentaria, para lo cual en principio existiría una mayoría suficiente en el Senado.



Esto quiere decir, por declaraciones de los directivos de las empresas mineras, que no efectuarán nuevas inversiones en Chile mientras esté pendiente el cambio en la tributación o el establecimiento del royalty, y como hasta que se produzca un voto favorable o desfavorable al eventual establecimiento de ese royalty pueden pasar aún varios meses, esta incertidumbre de todas maneras frenará cualquier nuevo proyecto de inversión minera en Chile.



En suma, el precio del cobre depende en el corto y quizás mediano plazo esencialmente del comportamiento de la inversión extranjera en Chile, la que se encuentra estancada a la espera de lo que decida el Senado Chileno. En consecuencia, gracias a la Comisión Especial del Senado, el precio del cobre continuará aumentando y debería sobrepasar de un dólar la libra al comenzar el año 2004.


Economista. Presidente del Comité de Defensa y Recuperación del Cobre.


  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias