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Acuicultura, alimentación y antibióticos: qué dice la ciencia


Durante los últimos meses la prensa chilena ha publicado una serie de artículos respecto del uso de antibióticos y del antibacteriano y antifungicida verde de malaquita en la acuicultura del salmón; sobre los efectos que el uso de estas substancias tendría sobre la salud humana y
animal y la comercialización del salmón en otros países, incluyendo Europa y Japón. La mayor parte de esos artículos se caracterizan por variadas inexactitudes respecto de las proyecciones sanitarias y ambientales de esta practica, y también limitaciones en la discusión de las implicaciones de este relevante problema para la salud humana y animal y el ambiente.



En los últimos 40 años un gran numero de estudios epidemiológicos demostraron -en forma irrefutable- que el uso profiláctico e innecesario de antibióticos en la crianza industrial de animales -como bovinos y porcinos y en la industria avícola- se acompaña de la aparición
de bacterias resistentes a los antibióticos, y que dicha resistencia es puede ser trasmitida a otras, que producen infecciones en humanos y, por supuesto, en otros animales.



Estudios epidemiológicos también han demostrado que las infecciones producto de bacterias resistentes en seres humanos tienen una duración mas prolongada y un tratamiento mas complejo y costoso. Además por su causa se produce número mayor de muertes que en
las infecciones debidas las mismas bacterias, pero no resistentes a los antibióticos. Investigaciones mas recientes respecto del uso profiláctico de antibióticos en acuicultura
demuestran de manera clara que este uso se acompaña de la selección de bacterias resistentes a los antibióticos en todo el entorno donde se desarrolla la actividad, y que también esta resistencia es capaz de ser trasmitida a bacterias capaces de producir infecciones humanas y a animales.



Una gravedad acentuada



Este hecho, más la información acumulada respecto del costo humano, sanitario y financiero de las infecciones con bacterias resistentes a los antibióticos en medicina humana y animal, indujo a los gobiernos europeos y de EE.UU y Canadá a restringir el uso de antibióticos en la acuicultura, y a crear estrictas regulaciones para el tratamiento de enfermedades de peces.



Es indudable que el uso de antibióticos en acuicultura, además de tener efectos sobre la salud humana, los tiene sobre el ambiente de un modo que no los presenta su uso en la industria ganadera. Esto sucede porque el agua de ríos, de lagos y del mar contiene una abundante flora bacteriana en el plancton, susceptible a los antibióticos, que cumple variadas e importantes
funciones biol.ógicas como fuente de energia y nutrientes en ese medio. La alteració de esta flora por las grandes cantidades de antibióticos usados en acuicultura puede producir cambios drásticos en la salud del ambiente acuático, los que pueden influenciar los ciclos vitales de peces, aves y mamíferos silvestres que viven en él.



Los antibióticos empleados en acuicultura además ejercen acción a distancia del sitio donde son usados, ya que son transportados por las corrientes de agua a otros lugares y la fuerza de
gravedad los deposita en el fondo marino, donde existe una flora bacteriana normal susceptible a ellos. Estos efectos deletéreos sobre la salud humana y ambiental se amplifican por el uso de antibióticos útiles en medicina humana, y también por el uso de aquellos que no son biodegradables y que permanecen en el ambiente por tiempo prolongado, como ocurre en Chile.



El uso de antibióticos en animales cuya carne y subproductos se comercializa para uso humano, genera el problema de su presencia residual en estos productos alimenticios. Estos
antibióticos residuales en los alimentos conservan su capacidad antibiótica y pueden provocar por ejemplo disminución de la flora bacteriana intestinal, lo que potencialmente facilita y agrava las infecciones intestinales. Por otro lado continúan permitiendo la aparición de bacterias resistentes en el intestino de las personas que ingieren estos alimentos, resistencia que puede ser trasmitida a bacterias patógenas.



Efectos residuales



Los antibióticos residuales en los alimentos pueden producir efectos colaterales, como alergias -incluyendo shock anafiláctico- y otros efectos tóxicos que dependen del grupo de antibióticos usado originalmente en los animales. Estos problemas se agravan por el hecho de que generalmente quien ingiere estos alimentos conteniendo antibióticos residuales y manifiesta problemas de salud debido a ello, lo ignora, imposibilitándose la prevención y el tratamiento. En el caso del verde de malaquita la situacion es aun mas complicada, ya que esta substancia antibacteriana posee además efectos mutagénicos -por lo que se la investiga como potencial cancerigeno-.



Es por todo lo mencionados que no se permite la presencia de antibióticos residuales en los alimentos; los gobiernos europeos, de EE.UU. y de otros países han establecido estrictas reglas respecto de este problema e investigan la presencia de antibióticos y otras substancias -como hormonas- en los alimentos que acceden al mercado del consumo humano.



Es necesario encontrar soluciones



En Chile innumerables publicaciones científicas -desde hace más de 40 años- establecen claramente que la resistencia de los antibióticos es un problema en la medicina humana y veterinaria, con importantes costos económicos y de salud para la población. Esto indujo
al Ministerio de Salud a restringir el uso de antibióticos en medicina humana en 1998. Sin embargo el uso profiláctico de antibióticos en actividades veterinarias, tales como la industria avícola y la acuicultura, permanece sin el adecuado control.



El conocimiento científico actual del fenómeno evolutivo de la resistencia bacteriana a los antibióticos, y el hecho de que industrias como la acuícola y la avícola sean grandes consumidores de aquellos permite predecir que su utilización genera resistencia en bacterias, lo que ha tenido y tendrá repercusiones en la salud humana. En la industria acuícola este efecto se acompaña, además, de consecuencias ambientales que pueden comprometer la salud esa industria, su desarrollo futuro y el de otras actividades humanas en el entorno acuático, como la pesca y actividades acuícolas alternativas.



Existe información preliminar que indica que en Chile el efecto de los antibióticos en el entorno de la acuicultura ya se aprecia por la presencia de bacterias resistentes a ellos -y probablemente por una disminución de la biodiversidad ecológica-. La presencia de antibióticos y de otras substancias residuales en los productos de acuicultura, además de comprometer la salud humana, comprometen el futuro económico de la industria acuícola y la reputación de la calidad de los productos alimenticios chilenos.
La historia reciente del uso profiláctico de antibióticos en la ganadería y en la acuicultura demuestra que industrias económicamente eficientes y modernas pueden prescindir del uso de estas substancias, de lo que se desprende que éste es un problema de ciencia y tecnología eminentemente solucionable.



La búsqueda de soluciones a este problema en otras latitudes se enfrentó con un diálogo activo
y publico, conducido por los científicos del Estado -responsables de la salud humana y animal y de la calidad de los productos alimenticios- y por las Universidades e Institutos de investigación, e incluyendo por supuesto instancias políticas , representantes de la industria acuícola y el publico consumidor.





(*) Miembro correspondiente de la Academia Chilena de Medicina y de la Academia Chilena de Ciencias del Instituto de Chile. Miembro honorario de la Sociedad de Enfermedades Infecciosas y de la Academia de Microbiologia, ambas de EE. UU.


  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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