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Las cumbres de «más de lo mismo»


Ya hace varios años, desde la administración Clinton, las cumbres interamericanas han ido desgastándose como posibles respuestas a las necesidades del continente americano. Con mucha parafernalia y bombo, con una cantidad de medios que sorprende, estas cumbres han tenido como participantes, más bien pasivos, a los gobernantes de América Latina. Más aún, pocas o ninguna cancillería del área, excepto la de los EEUU se ha preocupado de encontrar una explicación a estas «cumbres» en el marco global.



Sí pues, aunque no hay duda de que los EEUU son la primera potencia mundial, hay un cuadro global donde hay potencias menores, que no por menores dejan de ser potencias y que se preguntan sobre cuál es el rol que juega y que jugará América Latina, en los cambios rápidos que ocurren dentro de lo global.



Obviamente estas cumbres, aún hasta por hechos formales, juegan un papel negativo en el sentido de confirmar aquella célebre frase del Presidente Monroe que dijo «América (toda) para los americanos (ellos)». Así, las cancillerías de China, Japón, Europa y Rusia, tendrán que pensar que en estas reuniones se confirma, no solo la hegemonía USA, sino una especie de «zona exclusiva» o coto de caza reservado.



Al no haber siquiera señales de democratización del Sistema Interamericano, centrado en la OEA, cuyas normas han sufrido muy pocas transformaciones de fondo, esta visión hacia afuera tiende a confirmarse y acentuarse.



La realidad de estos días nos demuestra que este tema es algo no menor y veamos dos puntos que costaron esfuerzos desesperados a los diplomáticos para evitar un fracaso total: de una parte hubo países que se opusieron a citar y nombrar el tema ALCA, aduciendo que no era un tema de la Agenda, pero en realidad tratando de darle sepultura por los desacuerdos de fondo y, en segundo lugar, a la propuesta de excluir a los países «más corruptos».



El Presidente Bush ha logrado lo que ningún complot comunista siquiera se soñó; empezar a debilitar y quizá eliminar la idea del ALCA, que había nacido en una cumbre citada por su padre, ex presidente de los EEUU. Es tal la desconfianza que se generó a partir del fracaso de la última ronda de comercio agrícola- también celebrada en México- que la idea de una zona completa americana de libre comercio, convence a cada vez menos y tiene cada vez más detractores.



Sobre el segundo tema, Ä„ni hablar! pues los países más pequeños y aún otros que no lo son, saben que estas calificaciones serán finalmente unilaterales y un tema tan delicado en el campo del derecho, puede provocar a la larga o a la corta, una pérdida de soberanía que iría mas allá del puro aislamiento. No sería de extrañar que la discrepancia o disenso de algún gobierno con la potencia principal, se traduzca en acusaciones de corrupción, ante lo que se legitime cualquier medida, incluyendo las de fuerza.



Y entonces ¿Cuál es la utilidad concreta de estas cumbres? En el caso de las cuentas que debemos sacar como chilenos, se agrega, además, el hecho de haberle dado tribuna hemisférica a la renovada y hasta remozada posición del actual gobierno de Bolivia.



Hay una evidente falta de trabajo del sistema diplomático latinoamericano para preparar los cambios que requiere la región e ir tomando conciencia de la crisis que vive el Sistema Interamericano, con una OEA que ya no es capaz de preparar algo que sea más que esta reunión de Monterrey.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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