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La débil agenda chilena para la APEC


Durante el año 2004, Chile será el anfitrión del APEC, foro económico que representa por sí solo el 47% del comercio mundial. En esta calidad, nuestro país elaboró la agenda temática a ser tratada en los próximos meses. Entre los temas propuestos, se pretenden abordar problemáticas relativas al comercio y seguridad o terrorismo, adoptar el inglés como idioma oficial del Foro y promover la institucionalización de los tratados de libre comercio.



La Cancillería chilena desperdició la oportunidad para proponer una agenda con sello propio, capaz de destacar a Chile, no sólo como una economía abierta que trata de crecer a cualquier costo, sino también conciente que el bienestar de las personas no se garantiza con el mero fomento del comercio internacional.



Si el objetivo de este tipo de foros internacionales es facilitar el camino al desarrollo de los países que los integran, entonces necesariamente el crecimiento económico debe ir acompañado de una preocupación real por el cuidado del medioambiente y una protección irrestricta a los derechos fundamentales de las personas. No es un país desarrollado aquel que posee altas tasas de crecimiento, pero que, por ejemplo, depreda de manera insostenible sus riquezas naturales o que no otorga una protección digna a los derechos laborales, ambos problemas comunes en la mayoría de las economías que forman el APEC.



Lamentable resulta la omisión en la agenda 2004 de la preocupación por el medioambiente, especialmente respecto de los recursos marinos, en un Foro donde el sector pesquero ocupa un lugar preferente. Nuestros mares están en un serio estado de sobreexplotación, en parte debido a la acción de empresas nacionales, pero también producto de la pesca irracional y masiva de buques de China, Corea y Rusia, todos miembros del APEC. A pesar de lo anterior, Chile no aprovechó su condición privilegiada para poner en la mesa un tema de importancia mundial y de alto impacto para nuestra seguridad económica.



En vez de dar un espacio tan preferente a problemas como el terrorismo, la Cancillería chilena debió resaltar enérgicamente la urgencia de explotar los recursos naturales racionalmente, de manera de posibilitar un crecimiento sustentable en el largo plazo.



* Alex Muñox es abogado de Oceana, oficina para América del Sur y Antártica.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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