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La inoportuna salida de Mordechai Vanunu


La salida de la cárcel de Mordechai Vanunu, el preso político israelí que se pasó 18 años en prisión, en medio del más absoluto silencio de muchos defensores de los derechos humanos, no podía ser más inoportuna en estas fechas de la política internacional.



El denunció hace 19 años que Israel era un peligro para la paz de la humanidad, precisamente porque disponía de la más letal de las armas de destrucción masiva: la bomba atómica. Después ha ido cayendo un manto de silencio, hábilmente manipulado por los mass
media que desviaron la atención hacia Korea, Pakistán, la India, China ,Irak y todo lo que sea necesario para entablar batalla con cualquier disidente del modelo dominante.



Mientras tanto el olor a VietNam que va asumiendo el conflicto en Irak, mezclado con las locuras y trampas propias de cualquier campaña presidencial, hace que la situación política internacional parezca más una banda de enloquecidos personajes que otra cosa; ni siquiera en los días previos a la Conferencia de Munich, de 1938, habiamos estado tan expuestos a una ruptura de los equilibrios tan grave como ahora, a lo que se suma la
aparición de este fenómeno nuevo, pero no desconocido
ni imprevisible, como es el terrorismo global.



Ya antes de la II Guerra Mundial el gran teórico jurídico Karl
Schmidt había descrito en pocos, pero geniales trazos,
la cuestión del terrorismo y sus agentes como los únicos
participantes «autorizados» de las guerras. Esto ya no es solo así y se presentan nuevos participantes de conflictos como ETA, Al Qaeda, Hamas y varios más que podrán surgir en la misma medida en que lo global reemplaza a lo nacional y por ende a lo
estatal.



Inclusive un jefe de gobierno como Sharon parece haberlo entendido bien y usa un ejército estatal para hacer asesinatos selectivos. ¿Y nosotros qué vamos a hacer? En este cuadro
latinoamericano conflictuado aparece claro que nuestra región no solo va a quedar al margen, sino expresa más bien una tendencia a la subordinación.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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