Publicidad

El fallador judicial


Reconozco algo de temor al escribir esta opinión. No me gustaría volver a la cárcel por opinar sobre el Poder Judicial.



En 1925, el poeta Vicente Huidobro escribió «La justicia de Chile haría reír, si no hiciera llorar. Nuestra justicia es un absceso putrefacto que empesta el aire y hace la atmósfera irrespirable. Dura e inflexible con los de abajo, blanda y sonriente con los de arriba. Nuestra justicia esta podrida y hay que barrerla en masa. Judas sentado en el tribunal después de la Crucifixión, acariciando en su bolsillo las treinta monedas de su infamia, mientras interroga a un ladrón de gallinas».



Huidobro tuvo mas suerte que yo. No lo procesaron por criticar a la justicia chilena. Al parecer en aquella época existía más libertad de expresión. En todo caso, me parece increíble que 80 años después nos encontremos donde mismo.



Un señor de oficio «fallador judicial», decide -por temor a su vida- «soltar la pepa». El individuo desesperado por salvar su pellejo, cuenta cómo opera el sub-mundo de tribunales, donde jueces en concubinato con truhanes y mafiosos operan para dictar fallos y sentencias.



La cabeza de Fernando Yévenes ya tiene precio. Antes de hablar, sabia muy bien que su única salvación era hacer publico el caso. El fallador conoce muy bien cómo opera el sistema. El secretismo y los mantos de tenebrosidad, que en el pasado le brindaron poder y prosperidad, en esta ocasión jugaban en su contra.



Su decisión desesperada, destapa uno de los secretos mejor guardados al interior de tribunales. La corrupción y el trafico de influencias.



Yévenes entregó a la policía un listado completo de los fallos que redactó y los nombres de los jueces que lo contrataron. Según su relato, los «falleros informales» existen desde hace muchos años en el país e incluso algunos ahora son magistrados.



Por otro lado, el presidente de la Corte de Apelaciones, Juan González declaró que los fallos dictados por Yévenes son causas ya sentenciadas y, por lo tanto, no podrían ser sometidas a revisión o modificación alguna. ¿Quuuueeee? Tal cual, las sentencias dictadas por «el fallero» son inmodificables.



Apelando a mi afirmación inicial, voy a guardar silencio. Estoy seguro que todo lo que opine sobre la respuesta de González me llevaría nuevamente a la cárcel.



Prefiero, esta vez, escudarme en los dichos de Vicente Huidobro.





*Eduardo Yáñez es presidente del Comité Pro Defensa Ciudadana.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias