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Ficción ambiental


El Canal La Esperanza Alto corre a través de 25 kms. de largo, es brazo del río Mapocho, originándose en su ribera derecha y está localizado entre las comunas de Padre Hurtado y Maipú: le brinda el agua a 137 pequeños y medianos agricultores que tienen sus parcelas en un valle de 771 hectáreas de riego. Sus tierras producen diferentes cultivos y algunos crían animales.



El agua es obtenida del río Mapocho y, vía sentencia judicial de Diciembre de 1949, tales regantes tienen derecho a captar de él -gravitacionalmente- 634 litros/seg. El canal ha funcionado como Comunidad de Usuarios de hecho y a partir del 31/01/01 como Comunidad legalmente constituida.



Ahora bien, mediante Resolución Exenta NÅŸ 170 del 20 de Abril de 2000 la Corema calificó favorablemente la «Declaración de Impacto Ambiental» de un proyecto que extrae y procesa áridos del lecho del río. Y así fue como en esa rimbombante resolución se obligó al titular del proyecto a ejecutar una serie de obras conducentes a prevenir los daños que el proyecto iba a producir sobre los derechos de captación y aprovechamiento de aguas de la mencionada Comunidad. Vale decir, había que proteger legalmente los derechos adquiridos de todos aquellos agricultores.



Para darle seriedad al acto administrativo de la Corema, en la Resolución se estableció una tranquilizadora frase: «Para que el proyecto pueda ejecutarse, deberá darse estricto cumplimiento a todas las acciones, medidas y disposiciones establecidas en los Considerandos de la presente Resolución».



Como las exigencias contenidas en el documento oficial de la Corema han sido incumplidos por la empresa de áridos, los agricultores, desde mediados del 2001, están denunciando a todas las autoridades competentes, partiendo por el intendente metropolitano, en su calidad de presidente del organismo ambiental, esta irregularidad que afecta sus fuentes de trabajo. Pero nadie se da por aludido, con la excepción del Seremi de Agricultura, quien está consciente de la ilegalidad y que poco puede hacer en resguardo de aquellos ciudadanos.



No hay duda alguna en cuanto a que estamos ante una lenidad de proporciones que podría tener funestas consecuencias, en el evento de que el próximo invierno crezca el volumen de las aguas del río Mapocho. Si ello aconteciera, la bocatoma del canal Alto la Esperanza será arrasada y se reduciría definitivamente su cota de captación, perdiéndose así el aprovechamiento de las aguas y por lo tanto, el aludido valle agrícola se transformaría en tierras de secano.



Dado el excesivo tiempo transcurrido sin que nadie los escuchara, los agricultores se vieron en la obligación de recurrir a la Contraloría General de la República, denunciando esta nueva irregularidad ambiental. Suponemos que en unos 6 meses más el ente contralor emitirá su dictamen.



El Presidente de la República permanentemente nos está repitiendo que Chile es un país serio, en donde las instituciones funcionan y la comunidad internacional cree que es así. Nosotros -por el contrario- sabemos que ese es sólo un discurso «tranquilizador» cuyo objetivo es generar confianza en los inversionistas. Este caso es uno de los tantos que nos demuestran nuestras falencias institucionales.
Aprovechando la tribuna que nos brinda ElMostrador.cl, le pedimos a Marcelo Trivelli, máxima autoridad ambiental metropolitana que, en función de sus atribuciones, haga cumplir a cabalidad su Resolución Exenta NÅŸ 170, para que se ejecuten todas las obras establecidas en ella.



Como el carismático Trivelli es enérgico, por lo menos cuando es entrevistado en la TV, entendemos que -sin esperar el dictamen de la Contraloría- tomará las acciones conducentes para iniciar los sumarios administrativos que correspondan, a fin de que todos los apacibles jefes de servicios sectoriales asuman sus responsabilidades funcionarias.

Por ahora, lo que más deseamos es que este próximo invierno no sea tan lluvioso, para que la estructura de captación de aguas, afianzada al lecho del río, no sufra las consecuencias de una eventual crecida. En caso contrario, vayan aprontándose todos aquellos «servidores» que optaron por no hacer su trabajo, ya que las indemnizaciones requeridas por los agricultores serán cuantiosas.



Así opera nuestra precaria institucionalidad ambiental. Y lo que es peor, a pesar de haber relatado públicamente esta bochornosa situación, creemos que todo se mantendrá igual, ya que la orden del día es prepararse para las próximas elecciones municipales.



Y hablando de elecciones, cómo votarán el 31 de Octubre, las familias de esos 137 vejados agricultores ?



*Patricio Herman P. es miembro de la Agrupación «Defendamos la Ciudad».

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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