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A bajar los impuestos de los combustibles


Como es de conocimiento público, en el último tiempo el país ha debido soportar reiteradas alzas en el precio de los combustibles, lo que trae aparejado un mayor valor también de los pasajes de micros, de los fletes y, por consiguiente, de la totalidad de los productos, incluidos los de primera necesidad. Como es de suponerse, esta situación afecta negativamente a todos, pero especialmente a los más pobres y a la clase media.



Para los primeros, las personas de menores recursos, el gobierno estableció un bono de diez mil pesos, que se entregará por una sola vez y que tiene por finalidad justamente ayudarles a enfrentar estas alzas. Está bien, no nos oponemos a esta medida, ya que cualquier ayuda a los sectores más necesitados la consideramos valiosa, pero a todas luces este bono no aliviará su situación y es solo un paliativo, no una solución.



Respecto del precio de los combustibles, que trae consigo tantas alzas y preocupaciones, digamos que hay una manera efectiva de bajarlos y así evitar las graves consecuencias de su alza desmedida.



Es cierto que tienen un factor incontrolable para Chile, como es el precio del petróleo en el mercado internacional. Pero también es cierto que, del total que se paga en la bomba de bencina, casi la mitad corresponde a impuestos establecidos por el gobierno al interior del país.



Así, cada vez que se sube el precio de los combustibles, mayor es también la recaudación del Estado por concepto de impuesto específico y de IVA. Digamos que, solo por el mayor valor de las gasolinas, el Estado recaudará este año 50 millones de dólares más que los presupuestados por IVA.



Y mientras el Estado aumenta sus ingresos por impuestos, la sufrida clase media debe hacer todo tipo de malabares para poder seguir usando el auto… o definitivamente tener que guardarlo por falta de dinero para echarle bencina.



Creemos que esta situación no es justa y que es perfectamente posible adecuar los impuestos de los combustibles, estableciendo porcentajes progresivos que eviten a los chilenos tener que pagar precios tan altos como los actuales, cuando sube el valor del petróleo en el mercado internacional. De esta manera, cuando suba el precio del petróleo, los impuestos deberían bajar, evitando así el aumento artificial del valor final a los consumidores y manteniendo los ingresos fiscales en las cifras previamente presupuestadas.



El Estado no perdería, porque se mantendrían recaudaciones parejas y los chilenos veríamos mantener el precio de los combustibles a niveles razonables, evitando las graves secuelas que su alza desmedida acarrea para los bolsillos de los más pobres y de la clase media de nuestro país.



Estimamos que llegó el momento para que el gobierno piense seriamente que no puede seguir perjudicando a la población, al mantener invariable los impuestos de los combustibles y que, si de verdad creen en la equidad y la justicia que tanto pregona, debería dejar dejar de percibir tanta utilidad artificial en las arcas fiscales y preocuparse más del bolsillo de todos los chilenos.





*Sergio Romero P. es senador.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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