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Las instituciones funcionan en la medida de lo posible


Ya dije hace unos dias atrás, en estas mismas páginas, que la mascarada institucional en la que vivimos nos lleva a aceptar que el presidente del Poder Judicial declare tranquilamente que no había dicho la verdad y… no pasa nada, pues las cosas de la democracia pinochetista son así.



Va quedando clara la sensación e impresión que hay una forma de complicidad entre los actores políticos, que a fuerza de saberse falsos demócratas, están dispuestos a cubrirse las espaldas unos con otros, todo lo que puedan, ciertamente a costa de la ciudadanía desarmada, esto es nosotros.



Pero que ahora echen de los medios a Passalacqua por haber «tocado» el tema de la pedofilia, se está pasando de castaño oscuro, pues eso significaría que hay un pacto real entre los que gobiernan y los que mandan, para erradicar de pantallas y páginas este tema que parece estar tan hondamente enraizado en
nuestras criollas costumbres, lo que no parece bueno ni agitar ni que se sepa afuera. Inclusive, gente que hasta ahora parecía menos contaminada con los consensos, y menos los de carácter delictual, parece haber perdido el horizonte moral y se suma a los que aplauden el silencio en torno al tema.



Bueno, y ¿qué van a hacer ahora con la nueva confesión del ex de la señorita Bueno? Ella, por esas paradojas de la chilenidad, lleva ese apellido, mientras personajes bajitos se llaman Máximo, tiranos aberrantes se llaman Augusto y gente mala Juan de Dios. El dice a voz en cuello que la UDI o algunos de sus dirigentes le pagaron para enlodar y desprestigiar la causa generada a partir de la detenciňn de Spiniak. ¿Y no es que lograron sus objetivos?



La verdad es que el Oscar de las frases tontas y dañinas debería ser conferida a esas dos que desgraciadamente nos ha tocado conocer en esta «traisición», como se va dibujando la vieja y gloriosa transición: «en la medida de lo posible» y «las instituciones funcionan».



No es posible seguir adelante con esta inmoralidad que daña y corroe la esencia de la democracia verdadera, excepto que también haya un pacto secreto para que las generaciones jóvenes lleguen a pensar que esto que tenemos es la democracia y no hay nada más que hacer.



*Alejandro Montesinos es periodista.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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