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Nuevamente don Augusto


Algo había insinuado yo el domingo pasado cuando dije que mucha porquería que estaba saliendo a la luz quería ser tapada por los señores fácticos atacando a personeros democráticos decentes y generando la sensación que todo está deslegitimado. El silogismo que quieren construir sería más o menos así «si hay ladrones en el oficialismo, qué importa que los haya entre nosotros, o sea la derecha».



Y les estaba yendo bastante bien; inseguridad y algo de cobardía en el oficialismo les permitía presentar una especie de equilibrio delictual. Hasta que salió el eterno, sempiterno y nunca bien ponderado Ä„Don Augusto! Con el agregado, además, de que nuevamente es de los Estados Unidos, este nuevo partner ideal con Tratado de Libre Comercio y jugosos mercados a la vista, de donde salió el misil que terminó por no solo desequilibrar la balanza sino que llevarse aguas abajo el último mito del que vivían ellos mismos, que hablaban y se jactaban, de la honestidad de los uniformados durante la administración dictatorial.



Ahora resulta que en los mismos instantes en que era declarado demente senil, hacía transacciones secretas de dinero dignas sólo de un agente secreto y lograba engañar al mismísimo juez Garzón de España que lo había perseguido con ahínco.



No es el caso hablar ahora de la responsabilidad que cabe a los Ministerios de Relaciones Exteriores y Defensa de Chile en este affaire. Menos del de Justicia que cada día se asemeja más al Ministerio de la Marina de Bolivia. Pero que somos el hazme reír del mundo entero, no me cabe duda.



¿También van a poner este robo bajo el manto indecente de la ley de amnistía? ¿Y qué andaba haciendo en Londres el Capitán General cuando lo detuvieron?



Por ahora se trata de «un» banco, habiendo centenares en el mundo que hacen lo mismo.



¿Y cuantas inversiones tiene en Chile? ¿Será cierto el rumor que varios de sus cercanos civiles son «palos blancos» o sea prestanombres, con apariencia de respetables empresarios que se jactan de nuestro modelo económico?



Ya parece olvidado el hecho que se propuso «colectas» para pagar su defensa en Londres. Tampoco se sabe cuánto gastó el Gobierno, o sea el Estado que todos pagamos, para lograr su regreso a Chile.



¿Y los catones de la derecha que van a vociferar ahora? Habrá algún juez o jueza que se atreva a ponerle el cascabel al gato, mostrando la misma fiereza que se pone en chauchas más, chauchas menos frente a pocos tontorrones que han metido las manos?

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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