Publicidad

Atropello al derecho de propiedad


En el barrio El Golf de la comuna de Las Condes, desde hace un tiempo a esta parte, se ha producido un proceso de densificación, en donde -debido a las permisivas normas del Plan Regulador Comunal- se privilegia la construcción de edificios de oficinas en altura.



Se ha demolido la mayoría de las viviendas unifamiliares, cuyas plantas ocupaban el 30% del terreno, para dar cabida, después de la necesaria fusión predial, a torres que ocupan el 100% del terreno, desapareciendo así todas las áreas verdes privadas existentes. Hasta 1970 en ese sector de la comuna la densidad habitacional era de 50 hab/ha y hoy día son 2.000 hab/ha. El municipio -haciendo prevalecer sólo el interés del sector privado sectorial- ha proyectado una cifra de 3.000 hab/ha. para el 2010 (sic). Prácticamente todas las casas de valor arquitectónico-patrimonial, han caído bajo la implacable picota de la modernidad.



Como se observa, no existe el más mínimo respeto por los equilibrios medioambientales y no sacamos nada con expresarles a sus autoridades que la ilimitada densificación produce «islas de calor», ya que ni saben lo que ello significa.



Conjuntamente con la mayor altura de los nuevos edificios y dado que las transacciones del suelo se han encarecido, ahora se están ejecutando excavaciones más profundas para aprovechar más «eficientemente» el terreno: muchos edificios incluso han excavado los antejardines, con lo cual las oficinas bajo tierra tienen luz natural. Reconocemos la habilidad de los proyectistas de tales edificios, ya que con estas imaginativas técnicas se construyen más metros cuadrados útiles y se gana más dinero.



En efecto, los constructores de los nuevos edificios que requieren excavaciones más profundas, para evitar un eventual deslizamiento de tierra a partir de los deslindes, tienen que colocar bajo los predios vecinos decenas de anclajes postensados inyectados en longitudes del orden de los 15 metros o más. Estos tirantes son sometidos a tensión para sostener los pilotes que permiten soportar la entibación (*) proyectada e impiden el deslizamiento de tierras que dificulta la excavación de la construcción.



Debido a estas entibaciones, desaparece la homogeneidad en los subsuelos de los edificios colindantes e incluso bajo las calles circundantes, lo que ocasiona riesgos latentes no resueltos a la fecha. A estos muros, equivalentes a tranques de hormigón, hay que agregar, además, otro elemento negativo, cual es la lechada de cemento que se introduce en el terreno de grava para producir el hormigón que servirá para anclar y fundar los extremos de los tirantes, y lograr que el sistema cumpla su objetivo.



Como ejemplo negativo, denunciamos que esta situación se está dando en el edificio habitacional (construido en 1989) localizado en la calle Reyes Lavalle 3135, de ese barrio de Las Condes, contiguo al edificio corporativo del Banco Security, que excavó más de 20 m. para disponer de 6 niveles de estacionamientos en la esquina de Apoquindo con Augusto Leguía Norte, con el agravante de que este último no contó con la debida autorización de la comunidad del anterior para utilizar su subsuelo. Aunque el lector no lo crea, no existe legislación que norme esta técnica.



Como las direcciones de obras municipales carecen de recursos para analizar dichos proyectos, los aprueban sin examinarlos, dando pábulo a que -una vez ejecutados- se violen los derechos de propiedad de los vecinos colindantes del proyecto en construcción.



La experiencia indica que estamos ante una indefensión generalizada para impedir que los constructores penetren, con su nuevo sistema de tirantes, bajo las propiedades vecinas. La autoridad conoce lo relatado pero no hace nada porque considera que es de mal gusto «molestar» a quienes patrióticamente invierten sus capitales y dan trabajo.



Es más, esta irregularidad le fue informada formalmente hace más de 45 días al ministro de Vivienda y Urbanismo, al alcalde de Las Condes, al presidente de la comisión de vivienda de la Cámara de Diputados y a los presidentes de los Colegios de Arquitectos y de Ingenieros de Chile. Todos los anteriores han optado por quedarse mudos, con lo cual han demostrado que en Chile «las instituciones no están en condiciones de funcionar» y ello porque -después de 14 años- todavía no estamos viviendo en un sistema democrático : la mayoría de los políticos de la Concertación no han permitido que la alegría llegue.



Por ello y por otras cosas, compartimos plenamente lo que manifestó el sociólogo Felipe Portales en el lanzamiento de su libro «Los mitos de la democracia chilena». Nos decía que vivíamos dentro de una penosa ficción.





(*) Entibar significa fortalecer con elementos sólidos las paredes de las excavaciones profundas que ofrecen riesgo de deslizamiento de tierra.



Patricio Herman P. pertenece a la agrupación «Defendamos la Ciudad»




  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias