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Quién paga el precio de los derrames tóxicos

La grave emergencia ambiental (en la planta Horcones, de Celulosa Arauco) da pie para analizar los costos para la zona de las plantas de esa actividad, emplazadas en la región del Biobío. Este sector industrial se ubica en el tercer lugar de las exportaciones a nivel nacional, produciendo enormes ganancias para las empresas. Sin embargo, estos beneficios no son percibidos por la población, que en vez de obtener los bienes recibe los males de esta actividad.


Un corte de energía eléctrica en la planta Horcones, perteneciente a la celulosa Arauco, en la VIII región, hizo que uno de sus estanques se rebasara, liberando más de 20 mil litros de trementina o aguarrás vegetal, generando una nube tóxica que el viento trasladó a las ciudades de Lota, Coronel, San Pedro de la Paz y Concepción. Además, la sustancia se filtró por los ductos de agua lluvia, llegando directamente al mar.



Esta grave emergencia ambiental da pie para analizar los costos para la zona de las plantas de celulosa, emplazadas fundamentalmente en la región del Biobío. Este sector industrial se ubica en el tercer lugar de las exportaciones a nivel nacional, produciendo enormes ganancias para las empresas. Sin embargo, estos beneficios no son percibidos por la población, que en vez de obtener los bienes recibe los males de esta actividad.



Es imprescindible enumerar la serie de graves daños causados, para entender la magnitud de este accidente. Cerca de 30 personas fueron atendidas por intoxicación y colapsaron el servicio de salud de la zona, ya que presentaban náuseas, intensos, dolores de cabeza, irritación en los ojos y dificultades respiratorias. Hay que tener en cuenta que la exposición prolongada a la trementina -sustancia muy tóxica proveniente del pino- puede causar efectos mortales y daños irreparables en los riñones, la vejiga y el sistema nervioso central, entre otros.



Como consecuencia, la municipalidad se vio obligada a suspender las clases en todos los establecimientos de la zona, mientras la ciudad estuvo semiparalizada por la emergencia. Entre tanto, el Servicio Nacional de Pesca prohibió la extracción de cualquier tipo de producto del mar en un radio de una milla, lo que dejó sin sustento a la comunidad de pescadores y a sus familias, que ocupan este sector del Golfo de Arauco.



En tanto, la COREMA regional ha solicitado informes para -eventualmente- sancionar a la compañía. Otras reparticiones del Estado pueden aplicar sanciones sobre esta empresa, pero hasta el momento sólo el Servicio de Salud de la zona se ha pronunciado públicamente en esta dirección.



Resulta inaceptable que un proyecto de esta envergadura, que aprobó con altas calificaciones su evaluación ambiental, produzca este daño tan brutal sobre los habitantes de Lota y sobre el entorno. Pero es más indignante que sea la comunidad del sector la que tenga que asumir los costos negativos de esta actividad, la cual ha demostrado tener una mínima influencia en la zona, lo que queda claramente demostrado en el alto porcentaje de pobreza de la región, uno de los mayores del país.



Chile demuestra una vez más el sistema injusto e inequitativo imperante, basado en políticas económicas que favorecen a unos pocos, pero además perjudican al resto de la población, con el impacto ambiental que genera esta actividad.



Rodrigo Pizarro es director ejecutivo de Fundación Terram

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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