Publicidad

Reexportación chilena de salmón contaminado: Una propuesta indecente


Chile ocupa el lugar 17ÅŸ en el ranking mundial de países exportadores de alimentos. Los retornos generados por este sector ascienden a los US $ 6.950 millones anuales, lo que corresponde al 10,3 % del PIB chileno.



En esta dinámica, el negocio agropecuario y de salmonicultura intensiva se encuentra creciendo a tasas sostenidas tres veces superiores a las de la economía chilena en su conjunto. Expresión de esta realidad, recientemente sus principales líderes empresariales anunciaron durante el seminario «Chile: Potencia Alimentaria», que esperan duplicar las actuales producciones y exportaciones de alimento de origen nacional al 2010, para alcanzar los US$ 17.170 millones anuales de retorno. Esto convertirá a nuestro país en el 9ÅŸ exportador mundial.



Este optimista seminario empresarial concluyó y recomendó que una de las claves para consolidar este modelo mega exportador de alimentos, es el concentrarse en clientes selectivos, a través de producciones de alta calidad y valor agregado.



Sin embargo. todo ello choca con lo que sucede con el «otro país», representado en los intentos de una empresa comercializadora y procesadora de salmón de la X región, la cual tiene de rehén a la institucionalidad sanitaria y pesquera del país.



Su objetivo: lograr re-exportar un cargamento de 22 mil kilos de salmón contaminado con el fungicida ilegal verde malaquita, potencialmente cancerígeno y mutagénico. Esta partida de alimento contaminado fue rechazada por las autoridades sanitarias holandesas para ser comercializado el mercado europeo. Devuelta a Chile, país de origen, donde posteriormente debido a las presiones de las organizaciones ciudadanas y de consumidores, las autoridades del Ministerio de Salud de la X región prohibieron su comercialización y consumo interno.



Esta situación evidencia una vez más el conflicto entre la salud pública y los derechos de los consumidores con las presiones e intereses comerciales de corto plazo de un par de compañías salmoneras. Lo más indigerible de la situación, es que se trata de negociar un acuerdo gobierno-empresa, el cual cubra todas las apariencias. Ello consistiría, por un lado, en permitir re-exportar este cargamento de alimento contaminado sin la necesaria
certificación sanitaria gubernamental chilena, mientras que, por otro lado, se buscaría obtener un compromiso del país receptor -probablemente Rusia-, el cual aceptaría esta carga con verde malaquita bajo su responsabilidad sanitaria, para que sea ingerida por sus desinformados y desprotegidos consumidores.



Nuevamente la devolución de un cargamento de salmón contaminado con residuos químicos desde Europa tensiona a la limitada y permisiva legislación sanitaria pesquera chilena. Sin embargo los tiempos están cambiando, debido al mayor interés de los
ciudadanos/consumidores en ejercer sus derechos y la creciente capacidad de coordinación y presión de sus organizaciones. Ejemplo de ello es que los Colegios Médico y Médico Veterinario de Chile, junto a las organizaciones ambientalistas y de consumidores chilenas y europeas están exigiendo a los Ministerios de Salud, Economía y de Relaciones Exteriores la inmediata destrucción de este cargamento de alimento contaminado para impedir su potencial re-exportación.



El primer paso ya ha sido dado con la valorable decisión de las autoridades de salud de la X región, que no permitieron su comercialización en Chile, sellando el cargamento, el cual se encuentra en las bodegas de la comercializadora y maquiladora Procint Ltda. en Puerto Montt.



Complementariamente, un conjunto de diputados está solicitando una comisión investigadora sobre el empleo de sustancias químicas prohibidas y peligrosas en la industria salmonera chilena, responsables de estos episodios sanitarios y de comercio internacional, proyecto de acuerdo que será discutido en la sala en las próximas semanas.



Ya es tiempo de avanzar hacia una política y estrategia de desarrollo nacional, coherente y de largo plazo, en la cual exista una institucionalidad y legislación centralizada, con un enfoque integrador de los aspectos ambientales, de salud pública y animal, de desarrollo científico-tecnológico, el que asegure el acceso a la información y la participación de los ciudadanos y consumidores. Ello es acorde con las crecientes exigencias de seguridad y soberanía alimentaria y los provenientes de los mercados internacionales.



En Chile el esfuerzo productivo, de alto costo ambiental y social, no ha ido acompañado de una modernización de la gestión estatal, especialmente en lo referido a la calidad e inocuidad de los alimentos, ya que se sigue funcionando con enfoques y estructuras anacrónicas, que ya le están comenzando a pasar la cuenta a nuestro país en los mercados internacionales.



Investigación e innovación, junto al aumento de los estándares ambientales, sanitarios y laborales, única forma de que la marca producida en Chile, sea sinónimo de país responsable y auditable, donde se respalda la calidad e inocuidad de los alimentos que consumen sus ciudadanos y que se exportan al mundo.



Es tiempo de impedir que el problema sanitario del cargamento de salmón contaminado se resuelva con su destrucción, evitando que su reexportación lo transforme en un problema comercial y político internacional para nuestro país.





Dr. Juan Carlos Cárdenas N. Médico Veterinario. Director Centro Ecocéanos. (www.ecoceanos.cl/ecoceanos@ecoceanos.cl)

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias