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El país al revés…


Qué pereza tener que volver a lo mismo cuando hay tanto tema interesante a nivel global, incluidas las elecciones en los EE.UU. Pero estos raros injertos de sapo en rana que aparecen de repente en nuestro panorama nacional, revisten tal gravedad que callar sería efectivamente otorgar.



Me refiero a las nuevas declaraciones del Sr.Cheyre, que asumen la responsabilidad institucional de las FF.AA. en la política de sistemática violación de los Derechos Humanos. Curiosamente, esto se da pocos días después de una vergonzosa insinuación de la presidenta del Consejo de Defensa del Estado, Clara Szczransky, que ha provocado más que justas protestas.



Naturalmente, los voceros principales del oficialismo salieron a la palestra de inmediato para hablar del «coraje de las FF.AA.» por poner por escrito lo que todo el país sabía desde hace más de 30 años. So pretexto de que los cambios al interior de las FF.AA. son casi terremotos conceptuales, se aplaude esta declaración, lo que también podría llevarnos a condecorar a las mismas FF.AA. porque resuelven no ser más partidarias del esclavismo o del voto censitario o de los trabajos forzados para los presos o la marca con hierro candente para los reincidentes.



¿Qué tal? Es decir un país libre y soberano que con algo más que paciencia y vocación democrática derrotó a una dictadura oprobiosa que lo humilló, ensució y torturó, debe someterse a los ritmos de cambio que se les ocurra a las mismas instituciones que participaron de la aventura y de ese mismo modo comprometer el destino de su propia democracia.



Bueno, reconocen el carácter institucional ¿y con esto a qué apuntan? Ahora deberían ser menos las responsabilidades personales de varios, sino todos los actuales procesados por violaciones de los Derechos Humanos, con aún otro agravante: que el enfrentamiento ya puede devenir entre jueces vs. FF.AA., mientras que ahora es entre jueces y acusados concretos.



La autocrítica tiene valor y significado sólo en la medida que contiene las propuestas concretas para superar una deficiencia o un error. Lo otro es el golpeteo de pecho clerical, mentiroso y de doble moral.



Si el Ejército reconoce que gobernó por 17 años mediante la práctica del terror y la violencia, surge de inmediato una pregunta: ¿lo hicieron solos o en complicidad con civiles que deben también asumir sus responsabilidades?



Si la violencia y el terror fueron práctica sistemática, ¿en qué pié quedan los actos de un gobierno que se mueve con esa metodología de trabajo? Vamos más al hueso: ¿qué grado de validez tiene la «Constitución» de 1980 que sigue rigiéndonos a pesar de las inmensas mayorías populares que se han pronunciado en contra?



Ä„Sí, pues! No es cosa de cazabobos esto de reconocer tardíamente lo que el país y el mundo saben hace ya decenios. La derecha que gobernó con ellos acaba de sufrir una fuerte derrota y ha surgido casi de la nada un 10% de votos, que sin estar de acuerdo con la Concertación expresa otra visión del progresismo, lo que debería llevar a muchos a reflexionar en serio sobre lo que estamos haciendo.



Sumadas las fuerzas democráticas dan más del 58% del espectro electoral nacional. Es decir hay un «polo» democrático que no sólo se mantiene en relación a 1988, sino que es capaz de expresar en modo aún balbuceante lo que el país quiere como sistema político.



Ojalá den ahora el segundo paso después de este reconocimiento y digan en concreto en qué pueden ayudar las FF.AA. a la superación de las taras totalitarias que sigue presentando nuestro sistema político.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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