Publicidad

Programas políticos y sistema electoral

No hay que engañarse ni engañar: la derecha aprobará otro sistema más justo que el binominal cuando el actual sistema no le sirva más.


La experiencia de los últimos quince años demuestra que las coaliciones, los partidos políticos y los candidatos no pueden darse por satisfechos con la pura elaboración de programas para ofrecer a los electores. A estas alturas parece indispensable indicar también cómo se pondrán en práctica, con qué sustentación, en qué momento.



En los últimos tres lustros ha habido indudable progreso en depurar la Constitución de normas poco democráticas. En la reforma en curso se logran nuevos avances positivos. Sin embargo, la clave del poder de veto que ha ejercido la derecha en el Congreso es el sistema electoral binominal que permanece inalterado.



La Concertación impulsa las reformas recientemente concordadas con la derecha al costo de perder una clara mayoría en el Senado. Efectivamente, la supresión de los Senadores Vitalicios (ex Presidentes de la República) y de los «designados» sólo favorece a la derecha. La derecha aprueba su eliminación porque ya no le sirven más y, por el contrario, la existencia de ese tipo de senadores no electos se ha vuelto en su contra.



La conducta derechista ha sido clara. En 1989 se negó a eliminar los senadores designados, pero Renovación Nacional prometió a los negociadores de la Concertación que entregaría sus votos para suprimirlos una vez instalado el nuevo Congreso. Como sabemos, no cumplió. Posteriormente, cada vez que la Concertación ha propuesto modificar el sistema binominal la derecha se ha negado a negociar o ha votado en contra. No hay que engañarse ni engañar: la derecha aprobará otro sistema más justo que el binominal cuando el actual sistema no le sirva más.



Hay un solo camino para que esto ocurra: aunar fuerzas tras el objetivo de una democracia más plena. Solamente si se constituye una plataforma amplia que sume las fuerzas de todos aquellos que quieren que Chile sea un país más democrático y más justo la derecha podrá sentirse realmente amenazada. Cuando sienta que en muchos distritos y circunscripciones puede quedar sin parlamentario porque las fuerzas democráticas -las que lucharon contra la dictadura, las que sufragaron NO en 1988, las que votaron al Presidente Aylwin en 1989- duplicarán a sus candidatos, sólo entonces, su poder de veto se habrá extinguido y mostrará disposición a establecer un nuevo sistema electoral.



No hay explicaciones razonables que hoy día justifiquen no intentar, sin que ello implique renunciar a identidades o a legítimos puntos de vista discrepantes, un encuentro de fuerzas políticas y sociales que se planteen como objetivo común democratizar el sistema político. Será en ese momento cuando los programas reformadores, la idea de una nueva Constitución, la aspiración de disminuir las oprobiosas desigualdades económicas, sociales y culturales, serán no sólo buenas ideas sino también ideas creíbles y posibles de realizar.





Jorge Arrate fue Presidente del Partido Socialista y es actualmente Presidente del Directorio de la Corporación Universidad de Arte y Ciencias Sociales (ARCIS).


  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias