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Todo es cierto y lo contrario también es cierto…

¿Se dan cuenta, estimados lectores, que se le deniega justicia ni más ni menos que al Sr. Novoa? Qué horror. Cuando él fue de una premura constante y de una diligencia que le costó hasta altos cargos para que no le sucediera lo mismo a la familia de Tucapel Jiménez.


La realidad dice que estamos viviendo todo su contrario. Que, como decía jocosamente Giulio Andreotti, «en este país todo es cierto, y lo contrario de todo también es cierto».



Casi sin ninguna excepción, las fuerzas del establishment se la están jugando para hacer vivir al sistema a pesar de toda el agua que entra a raudales al bote.



¿Se dan cuenta, estimados lectores, que se le deniega
justicia ni más ni menos que al Sr. Novoa? Qué horror.
Cuando él fue de una premura constante y de una
diligencia que le costó hasta altos cargos para que no
le sucediera lo mismo a la familia de Tucapel Jiménez.



A este ferviente defensor de la democracia y los
derechos humanos, que gasta sus días y medios en pos
de la reconciliación nacional, que junto al cura Baeza
ha hecho suya la causa de los presos recién
indultados.



A este «abuelito chileno de la Plaza de
Mayo», que sufre los efectos de la perfidia judicial y cuyas
querellas para meter preso a otro cura y una golfa de
dudosa reputación caen en el vacío más abyecto, y
hasta se organizan campeonatos de ping-pong para tirar
de un lado a otro sus escritos y alegatos.



¿Y por qué no se une a la familia de Carmelo Soria y
presenta recursos de amparo en Madrid?



Hasta dan ganas de presentar una moción para que Villa Grimaldi se llame ahora Villa Novoa. Ä„Sería de elemental justicia!



Queridos lectores: hay veces en que las palabras son
impotentes para representar sentimientos y esta es una
muy concreta situación.



Ä„Algo huele a podrido en Santiago del Nuevo Extremo!



En este caso se han superado los límites más remotos
de la locura y otras insanidades.



La prensa controlada por los poderes fácticos ha cubierto con esto todo lo que el país quiere seguir, indagando sobre los
enriquecimientos ilícitos de la familia que gobernó
por 17 años, como también quiere saber donde están
definitivamente los desaparecidos.



Pero no, los gobernantes y los que mandan han
preferido unirse en esta común cortina de humo,
nauseabunda y denigrante.



* Esta columna fue publicada originalmente el 15 de agosto de este año. La reproducimos hoy como un homenaje a la memoria de nuestro colaborador Alejandro Montesino, quien falleció el miércoles 15 de diciembre pasado y que usualmente publicaba sus columnas en nuestro medio todos los domingos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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