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Llegaron las autopistas urbanas


Durante los inicios de la década de los noventa el conocido arquitecto-urbanista Marcial Echenique, chileno avecindado en Inglaterra, asesoró al MOP en las materias de su especialidad y como Chile en aquella época tenía un crecimiento económico del 7%, dicho experto sostenía que los habitantes, por ser más ricos, requerían mayores espacios disponibles en sus viviendas y que, por tal motivo, él recomendaba crecer hacia afuera de las ciudades para que así la gente tuviera amplios jardines en sus bien diseñados bungalows.



También propuso la implementación de una red de autopistas en la región metropolitana para que la ciudadanía de la megalópolis se desplazara más rápidamente, con lo cual todos ganaban. Ir de extramuros a la oficina en el centro de la ciudad o a la fábrica en la periferia contraria sería un placer utilizando esas modernas y veloces carreteras sin interrupción de ninguna especie y pagando tarifas razonables. Los más entusiastas decían que, con las autopistas, llegaba la prometida alegría.



Estamos terminando el 2004 y el Gobierno ya modificó el antiguo Plan Regulador Metropolitano de Santiago de 1994, el cual establecía unos estrictos límites urbanos y una planificada zonificación con la errónea idea de que se «creciera hacia adentro», proceso de densificación, porque unos bellacos técnicos estatistas afirmaban que el encierro geográfico y las especiales condiciones meteorológicas de la región eran particularmente desfavorables para una adecuada dispersión de los contaminantes que producen las máquinas que emplean los hombres.



Liberado el territorio, ahora se podrán ocupar con hermosos proyectos inmobiliarios las 90.000 hectáreas agrícolas localizadas en 11 comunas que circundan las 60.000 hectáreas del Área Urbana Metropolitana y también se ha iniciado la ejecución de las autopistas que nos harán más felices. Ha entrado en operación la Autopista Central que antes se llamaba Norte-Sur y el concesionario ya está cobrando a los automovilistas que ingresan a ella por el recorrido que hacen en los tramos terminados, a pesar de que el reglamento de la ley de concesiones de obras públicas, en sus artículos 55ÅŸ y 56ÅŸ no lo permite cuando hay defectos u omisiones, los que se han visto profusamente en las pantallas de televisión.



A fines de enero de 2005 se inaugurará con bombos y platillos la Autopista Costanera Norte, la que se introdujo insolentemente en el río Mapocho para que así fuera un prototipo en el mundo, con lo cual Chile nuevamente estará en vitrina. Más adelante empezará a operar la Autopista Vespucio Norte Express y la Vespucio Sur, a la que el MOP la denominó eufemísticamente «autovía» para que los inversionistas españoles de Sacyr no se sometieran al trámite burocrático de ingresar al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) de la Ley respectiva.



Enseguida y a pesar de los innumerables problemas que ha tenido con los vecinos que conforman 400 familias de las comunas de La Granja y La Pintana, se incorporará al circuito la denominada Acceso Sur y para el 2006 está previsto que harán sus estrenos las Autopistas Radial Nor-Oriente que divide en 2 el Bosque de Santiago para conectar las nuevas y lujosas urbanizaciones de Chicureo con Vitacura y la que une -bajo el Parque Metropolitano San Cristóbal- el tradicional y bien concebido barrio de Pedro de Valdivia Norte y el puente Lo Saldes en Las Condes, con El Salto en zona norte de la ciudad.



Entrando de lleno al asunto de la seguridad, tan en boga, a raíz de los accidentes que hemos conocido en el último tiempo, tenemos la obligación de reiterar que el túnel-trinchera de 7 Km de la Autopista Costanera Norte, de acuerdo a la información suministrada por especialistas (un Premio Nacional de Arquitectura y un integrante de la Comisión del Transportes del Colegio de Ingenieros) en la reciente XIV Bienal de Arquitectura, presenta anomalías no resueltas a la fecha.



1.- De acuerdo al propio Manual de Carreteras del MOP, el 67% de las curvas del sector de túneles no da cumplimiento a sus disposiciones, esto es, tener una visibilidad adecuada para frenar de emergencia sin colisionar con otros vehículos a la velocidad de régimen de 80 km/hora.



2.- La alta afluencia vehicular en horarios punta podría alcanzar hasta 2.500 vehículos/hora/pista, lo que implicaría una distancia de sólo 40 m. entre cada vehículo, insuficiente para frenar sin chocar.



3.- Los empalmes del túnel con los 11 accesos y salidas constituyen puntos de latente vulnerabilidad ante accidentes.



4.- En días luminosos, en el sector en trincheras enrejadas, se originarán problemas visuales, al pasar desde tramos oscuros a los de deslumbramientos, muy difíciles de mitigar con luz artificial.



5.- Los sistemas de ventilación son inadecuados y contribuyen a la propagación del humo y llamas en caso de incendio.



6.- Los sistemas de evacuación de personas -ante una tragedia- no se ciñen a las normas internacionales vigentes.



7.- La rugosidad del pavimento tiene un déficit con relación a los estándares respectivos.



Y en materias de dinero es conveniente que se sepa que el MOP está negociando con 8 personas jurídicas que dicen ser propietarias de terrenos ribereños, pero ganados al río Mapocho después de las inundaciones de 1982, en el sector Lo Barnechea-Tabancura, en el oriente de la ciudad, en donde está contemplado el trazado de la autopista.



Esos terrenos son bienes nacionales de uso público, criterio establecido con anterioridad a la firma del contrato de concesión, e impugnado por los particulares que dicen ser sus dueños. Por tal motivo en diferentes juzgados civiles de Santiago se están tramitando estas causas y en paralelo el MOP mantiene conversaciones con aquellos demandantes para convenir ciertos valores por las necesarias expropiaciones, las que permitirían terminar con los juicios y recuperar el dominio de los predios. Según nuestras estimaciones, el Ministerio de Hacienda debería sacar de la caja fiscal una suma del orden de los 100 millones de dólares para dejar tranquilos a aquellos hábiles y desenvueltos «hombres de negocios».



Con respecto a la inseguridad en el túnel-trinchera, esperamos que la Comisión de OO.PP. de la Cámara de Diputados investigue tan bien como lo está haciendo con el puente de Loncomilla, teniéndose presente que es más barato prevenir que curar. Y con respecto a esos millones de dólares que el MOP desea entregar a esos habilidosos privados, desearíamos que el Consejo de Defensa del Estado asuma un rol más activo en esta discusión para que no se dilapiden los recursos públicos.



Por último, y dado que el artículo 98ÅŸ del aludido Reglamento dice que es pública toda la documentación de los contratos de concesión y estos mismos, sería conveniente que el MOP los ponga a disposición de la ciudadanía en su página web para que todos sepamos a ciencia cierta de qué estamos hablando. La transparencia hace necesario que se conozcan los términos de negociación de cada una de las modernas autopistas que situarán a Santiago como una ciudad de «clase mundial», término grandilocuente usado por el actual intendente.



Patricio Herman P./Agrupación «Defendamos la Ciudad».

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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