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Las simples razones de por qué Chile vota por Michelle Bachelet

El significativo apoyo ciudadano a Michelle Bachelet, entonces, no se sustenta sólo, como algunos han pretendido, en sus evidentes capacidades de empatía.


Hace menos de tres años el país conoció el Informe sobre Desarrollo Humano y Cultural de Chile realizado por el PNUD. Uno de los datos más conmovedores de ese estudio fue la profunda desconfianza existente entre los chilenos. Un 69% de nuestros compatriotas, hombres y mujeres, decían no confiar en las demás personas (veracidad de la información entregada en las conversaciones). Junto a ello, el 63% declaraba que tenía la convicción de que las personas con poder, sea político, económico, etc, deseaban aprovecharse de ellos; un 74% se declaraba profundamente molesto (inseguridad, enojo, pérdida) con el modelo económico y casi un 60% sentía que los cambios ocurridos en la sociedad chilena no le habían beneficiado. Estos datos fueron conmovedores pues mostraban un país fracturado en sus confianzas básicas y por tanto muy débil para compartir proyectos colectivos.



Al leer los datos del estudio de Opinión Pública realizado por el CEP e informado en estos días a la ciudadanía, es imposible no recordar la radiografía de nuestro país que nos mostró el aludido Informe del PNUD.



La Encuesta de Opinión Pública, realizada por el Centro de Estudios Públicos en el mes de diciembre del año 2004, muestra de manera categórica que hay dos requerimientos fundamentales que los chilenos y chilenas hoy le exigen a quien aspire a la Presidencia de la República: Honestidad y confiabilidad (primera mención con un 46%, en pregunta con posibilidad de dos respuestas), y Preocupación por los problemas reales del país (37%, ubicándose en segunda mención).



En este mismo estudio, los encuestados definen los principales problemas del país y que, por ende, deben ser prioritarios en la agenda gubernamental. Empleo, mejorar la salud, combatir delincuencia, crecimiento económico, mejorar educación, más igualdad de oportunidades y más igualdad de ingresos, son los más mencionados.



Entonces, un Chile que tres años atrás reveló una profunda desconfianza en los otros, en sus más cercanos hasta los más lejanos a su entorno y que dijo no creer en los políticos y en quienes tienen poder, hoy coloca como primer valor para un Presidente o Presidenta de Chile, el de la honestidad y confiabilidad. Un país que tres años atrás dijo sentirse profundamente molesto con el modelo y declaró no haberse beneficiado de los cambios económicos, sociales, culturales y políticos, hoy pide a quien desee ser gobierno el preocuparse por los problemas reales de ellos, los chilenos, y define esos problemas, todos marcadamente vinculados a la participación en el desarrollo: empleo, salud, educación, igualdad de oportunidades y mejoramiento de ingresos.



Y en estos requerimientos fundamentales, surge Michelle Bachelet como la figura que responde a las exigencias de un Chile que quiere confiar y anhela construir una sociedad más integrada. El estudio del CEP evidencia la coherencia interna de la ciudadanía al dar un respaldo mayoritario a Michelle Bachelet para asumir la Presidencia de la República. En cuanto a atributos identificados en los tres actuales precandidatos: Lavín, Alvear y Bachelet; esta última en materia de Honestidad y Confiabilidad se distancia positivamente en 26 puntos del candidato derechista, duplicando la distancia que Soledad Alvear muestra en este mismo atributo.



Vinculado a este tema, los encuestados destacan la rectitud y principios morales de Bachelet, otorgándole una ventaja de 23 puntos por sobre Lavín, ventaja muy superior a la que se constata con Alvear. Igual fenómeno ocurre en materia de preocupación por los problemas reales de la gente, donde Bachelet se distancia positivamente en 20 puntos de Lavín, superando nuevamente a Alvear.



Por otra parte, consultada la ciudadanía sobre el nivel de preocupación y capacidad de resolución de los problemas expresados por ellos como relevantes por parte de los dos conglomerados políticos principales, Concertación y Alianza; en todos ellos los encuestados reconocen en la Concertación el liderazgo más genuino para abordar estas tareas nacionales: empleo, delincuencia, salud, igualdad de oportunidades, crecimiento económico, protección de los trabajadores, equidad, entre otros. Incluso se reconoce al bloque Concertación mayor preocupación y capacidad para abordar los temas de libertades individuales y seguridad ciudadana, temas que tradicionalmente la derecha en el mundo ha reivindicado para sí.



Y , una vez afirmada la preocupación y capacidad de la Concertación por resolver estos problemas reales de la comunidad, los encuestados distinguen de manera destacada la capacidad de Michelle Bachelet para asumir las tareas vinculadas con la superación de esos problemas. En materia de mejoramiento de la Salud, obtiene una ventaja de 27 puntos sobre Lavín, superando ampliamente a Soledad Alvear. Esta ventaja favorable para Michelle llega a 25 puntos cuando se trata de su compromiso para mejorar la educación; a 23 puntos de ventaja cuando se trata de la esperanza de que trabajará por dar más igualdad de oportunidades y a 22 puntos de ventaja cuando se trata de asegurar la igualdad de los ingresos. Particular relevancia adquiere la ventaja de Bachelet frente a Lavín y a Soledad Alvear cuando se trata de la capacidad para dar protección a los trabajadores; aquí la ventaja llega a 28 puntos.



El significativo apoyo ciudadano a Michelle Bachelet, entonces, no se sustenta sólo, como algunos han pretendido, en sus evidentes capacidades de empatía. Se trata de una mujer, con historia política en el campo de la izquierda y con clara pertenencia a la Concertación de Partidos por la Democracia, de una profesional y política con vocación y experiencia de servicio público, que es percibida como una persona honesta y confiable, con principios morales y valores sólidos, y con un compromiso serio por la resolución de los problemas que enfrentan cientos de miles de familias chilenas.



Se le apoya porque trabajará por la construcción de una sociedad más igualitaria y equitativa, con oportunidades reales de integración, desarrollo y movilidad social, en donde necesidades tan básicas como la salud y educación estén garantizadas con servicios de calidad.



Finalmente, un aspecto no menor a considerar por la elite política. La ciudadanía evidencia una gran confianza en Michelle Bachelet para tomar decisiones difíciles y enfrentar presiones. En estas materias aventaja a Lavín y a Alvear de manera notable. Es posible pensar que la difícil meta impuesta por el Presidente Lagos cuando Michelle Bachelet era Ministra de Salud y se le dio 90 días para terminar con las colas en los consultorios, sumado a su exitosa experiencia como Ministra de Defensa, cargo por primera vez asumido por una mujer en nuestro país, y por una mujer de izquierda que fue víctima de la represión del régimen militar; todo ello haya ayudado a construir una opinión ciudadana de coraje, valentía y capacidad de trabajo en Michelle.



Este conjunto de razones que fundamentan el alto liderazgo que evidencia Michelle Bachelet en los diversos estudios de opinión pública, en especial el informado esta semana por el CEP, deben constituir factores sustantivos en la construcción de una propuesta programática y la definición de una estrategia electoral para llevar adelante la candidatura a la Presidencia de Bachelet. Por el contrario, una propuesta y una estrategia que, buscando el permiso de sectores ajenos a la Concertación y a la mayoría de los chilenos, desvirtuara los atributos que la ciudadanía percibe de Michelle y/o negara una postura coherente con las esperanzas de un Chile más equitativo, integrado y solidario, sería el camino seguro de una profunda e irreversible frustración y desencanto de la inmensa mayoría de los chilenos.



Sergio Aguiló Melo. Diputado de la República.


  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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