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Tres fotografías, casi una película

Lo nuevo respecto del ’99 es que el país ya sabe que un Presidente de izquierda no constituye una amenaza al progreso ni a la estabilidad, y la Democracia Cristiana también sabe que su destino no depende de que el Presidente sea o no de sus filas, pues su merma electoral más importante ocurrió durante la presidencia de Frei.





Suele decirse que una encuesta es una fotografía, y tal como éstas dependen de la calidad de la máquina con que se tome, la capacidad de una encuesta para reflejar la realidad depende también de la calidad de la muestra, del cuestionario, del equipo y de la institución responsable. A riesgo de herir la susceptibilidad de algunos amigos, creo que la mejor en Chile es la que viene haciendo desde hace mucho más de una década el Centro de Estudios Públicos. Además que su permanencia en el tiempo nos permite, ya no ver sólo una fotografía, sino algo mucho más cercano a una película.



Comparamos los resultados de diciembre 2004 con aquellos de marzo de 1993 y abril-mayo de 1999, todas hechas a un año o algo menos de las últimas definiciones presidenciales en Chile. Lo primero que salta a la vista es que el escenario tiene más del clima del ’93 que del ’99, pues el Gobierno tiene alto nivel de aprobación, el Presidente es más popular que nunca y predominan las expectativas de un mejor futuro económico, situación contrastante con la que se vivía en las últimas presidenciales, en plena recesión, cuando Frei contaba con un respaldo de sólo 32% y apenas 19% de los chilenos creía que el 2000 vendría mejor.



37 y 21% marcaban Frei y Lagos en marzo de 1993, la DC tenía 36.2% de intención de voto y el PPD-PS sumaban 19.3%. En abril-mayo de 1999, la relación Lagos/Lavín/Zaldívar era de 32/21/10, el PPD y PS acreditaban 20% de adhesión, mientras la Democracia Cristiana había caído al 18%.



Cuando la DC nominó a Eduardo Frei como su candidato, cambió inmediatamente el cuadro de adhesión popular, hasta entonces liderado por Ricardo Lagos. Era una época en que la adhesión democratacristiana era el doble que la de sus socios en la Concertación, y parte importante de la ciudadanía esperaba que la DC ungiera al heredero de Aylwin. La nominación de Andrés Zaldívar el ’99 ya no tuvo el mismo efecto, pues la adhesión a la DC en 5 años había caído a la mitad, situándose por debajo del PPD-PS, al tiempo que la disposición de los simpatizantes de los partidos a seguir instrucciones electorales había disminuido brutalmente en el mismo periodo.



La situación en la Concertación hoy día se parece mucho más a la de 1999, en la clara ventaja de adhesión popular de la candidatura presidencial PPD-PS. Tal como Lagos/Zaldívar entonces, la adhesión de Michelle Bachelet es 3,2 veces la de Soledad Alvear, al igual que la fuerza de los partidos, ahora algo más favorable al PPD y PS, que suman 25% y la DC se queda en 17 por ciento de adhesión. Pero el escenario tiene también de la situación del ’93, en que ésta es de nuevo una elección Presidencial acompañada de Parlamentarias, por lo que, al igual que entonces, habrá una fuerte presión para alejar el fantasma del candidato propio, que para la Democracia Cristiana sería un descalabro en el nivel parlamentario, como lo habría sido para el PS y el PPD en 1993. El mismo factor contribuye a que finalmente la Concertación elija, como lo ha hecho hasta ahora, la candidatura con mayor adhesión popular, porque sólo eso garantiza el éxito presidencial y la indispensable mayoría parlamentaria.



Lo nuevo respecto del ’99 es que el país ya sabe que un Presidente de izquierda no constituye una amenaza al progreso ni a la estabilidad, y la Democracia Cristiana también sabe que su destino no depende de que el Presidente sea o no de sus filas, pues su merma electoral más importante ocurrió durante la presidencia de Frei.



El 32/21 de Lagos sobre Lavín en las preferencias presidenciales espontáneas en abril-mayo de 1999 no es muy distinto, es cierto, del 36/27 de Michelle sobre el mismo Lavín ahora. Lo distinto es que, si Lagos, en la hipótesis de candidato único de la Concertación el ’99, superaba a Lavín 40/29 y en una eventual segunda vuelta lo aventajaba 44/34, a Michelle Bachelet, en el mismo escenario, todas las encuestas recientes la sitúan sobre la mayoría absoluta. Porque, a diferencia de entonces, la candidata apoyada por el PPD y el PS absorbe casi todas las preferencias que hoy mantienen Soledad Alvear, el Presidente Lagos y Eduardo Frei.



Si bien la fotografía Bachelet/Lavín/Alvear (36/27/11) es similar a la de Lagos/Lavín/Zaldívar (32/21/10) de comienzos de 1999, entonces era Lavín quien venía instalado en una curva ascendente de adhesión y ahora es Michelle quien viene subiendo sin pausa en la adhesión popular. Lavín tenía entonces espacio y posibilidades de crecer, pues parte importante de los chilenos aún no se había formado un juicio sobre su carisma y sus capacidades; en cambio, ahora se enfrenta al límite infranqueable de que el 52% de los chilenos declara «estar decidido a no votar por él» y, después de seis años como presidenciable, es difícil que sea redescubierto por la ciudadanía. Incluso, ahora cayó el último bastión de su resistencia, que era la creencia mayoritaria de que sería nuestro próximo Presidente.



La verdad es que las perspectivas de Michelle Bachelet son más optimistas de lo que pudieron haber sido para Lagos al iniciar su campaña. No sólo por el mejor clima económico y político, sino porque ella ocupa el primer lugar en la estima ciudadana -21 puntos porcentuales más que lagos en abril-mayo del ’99 y 29 más que Lavín hoy día-, a su apoyo actual se agrega otro 36% que declara podría votar por ella, además que, para la gente, supera a Lavín en su capacidad para abordar todas sus preocupaciones, desde salud, igualdad de oportunidades, educación, equidad y familia, hasta la corrupción, el crecimiento económico, el empleo e incluso la delincuencia.



Naturalmente, las elecciones se ganan o se pierden cuando se cuenta el último voto. Mirar estas fotografías permiten, sí, a quien tiene alma de jugador, apostar con confianza a que Chile tendrá muy pronto la primera Presidenta de su historia.



Pepe Auth fue embajador de Chile en Suecia.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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