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La brecha y el aporte del gobierno electrónico


Sin dudas, el reciente informe de la economía digital «ED 2004», del Centro de Estudios de la Economía Digital, de la Cámara de Comercio de Santiago (CCS), nos da importantes pistas por dónde avanzar en el camino del desarrollo.



Al compararse la evolución del Índice de Capacidad de Absorción de Tecnologías de Información (ICATI), elaborado por la CCS, desde el 2000 al 2004, entre Países Desarrollados, Latinoamérica, Países Pobres y Chile, se presenta a nuestro país con un importante distanciamiento positivo respecto de Latinoamérica, y con una velocidad de crecimiento moderadamente superior al ritmo latinoamericano, y cada vez más parecido al de los países desarrollados.



Sin querer engañarnos, la distancia de Chile con los países desarrollados en base a este índice es más del doble, pero también es notable la separación que hay con Latinoamérica.



El uso de Internet por las empresas grandes, muestra el informe, tiene un comportamiento muy parecido al de los países desarrollados. Sin embargo, a nivel global de todas las empresas, el mundo desarrollado nos saca un cuerpo de distancia, y hasta dos. Igual, la sensación que queda al revisar las cifras más en detalle, es que Ä„no estamos taaan lejos!



El informe también es tajante cuando se refiere a los saltos que son capaces de dar los países en base a las estrategias nacionales que tienen. Descubre que los mejores aportes a un efecto dinamizador está en manos de iniciativas colectivas impulsadas, principalmente, por el mismo Estado. Casos concretos son el Sistema de Compras Gubernamentales, ChileCompra; los sistemas de interacción para los impuestos, establecidos por el SII; la ventanilla empresa; el sistema aduanero, la declaración y pago previsional en línea del INP, por nombrar algunos.



Todos estas nuevas formas de expresión de la función pública, han provocado un efecto multiplicador relevante, que se refleja directamente en el ICATI. Tan solo ChileCompra pasó de tener 20.000 empresas proveedoras a más de 80.000, en 3 años. Organizaciones y personas han sido llevadas a una estrategia de operación con el mundo público, con un incentivo por delante bastante suculento, como es hacer negocios con el Estado.



Sería impactante para nuestro desarrollo que, además del aporte que hace el Estado a disminuir la brecha, pudieran sumarse más iniciativas y acciones de dicha envergadura desde el mundo privado, donde sí hay mejores condiciones para hacer innovación e inversión en nuevos negocios.



El llamado de atención que ACTI (Asociación Chilena de Empresas de Tecnologías de Información) hace sobre el estancamiento que existe desde 1996, en las venta de tecnologías en Chile, no debe dejarse pasar inadvertidamente. Ello se refleja en el lugar que retrocedimos en la evaluación del World Economic Forum respecto de nuestra Capacidad Tecnológica y de Innovación. Esto significa, en una frase, que no estamos reinvirtiendo para crecer.



El impacto por no tomar las medidas a tiempo, respecto del crecimiento de nuestra nación, teniendo todo lo necesario para hacerlo, pronto nos va a pasar la cuenta ¿estamos realmente preparados para cumplir con la calidad requerida por los gigantes desarrollados los compromisos de todos los tratados? ¿Nos podemos dar el lujo de entregar productos y servicios «a la chilensis»? Esto no debe ser despreciable por empresarios y la Autoridad. Esta expansión es necesaria, y provocará un círculo virtuoso de beneficiosa envergadura para todos: más empleos, más exportaciones, más ingresos, una economía cada vez mayor y mejor, más posibilidades, menos pobreza, menos delincuencia.



A pesar que las iniciativas de alto impacto que se han visto en sector público todavía no constituyan un estándar en el desarrollo del gobierno electrónico, es importarte darse cuenta y reconocer la significativa contribución que se ha hecho al desarrollo de la nación, situación que se confirma por el frecuente reconocimiento y alabanza internacional, como casos exitosos de clase mundial.



De todas formas, en gobierno, todavía hay temas pendientes, y el buen uso de las tecnologías han posibilitado la brecha haya disminuido últimamente. Hay un importante e indiscutible camino recorrido. Sin embargo, es necesario lograr un desarrollo más homogéneo del servicio público para así contar con los niveles de servicio y atención igualmente distribuidos entre sus usuarios, sin brechas. Esa será la guinda de la torta. Esta es una moción que debiera tener más adeptos que detractores.



Ante los indicadores de progreso, se hace difícil pensar que al Estado se le niegue esa posibilidad de crecimiento. No olvidemos que nuestro presupuesto estatal es uno de los más bajos porcentualmente del mundo capitalista. Es cierto que el crecimiento no es gratis, pero el beneficio social es muy superior, y así se ha demostrado en estos últimos seis años. Es por nosotros y para nosotros.



El Estado con todas las restricciones que tiene para contar con los mejores recursos humanos, las mejores infraestructuras, con la propaganda y difusión requerida, con la esforzada preparación de su personal administrativo, con sus remuneraciones bastante descompensadas respecto al mercado, nos entrega a diario valiosas lecciones: que se puede dar más Ä„sí!; que debe hacerlo Ä„sí! ya que además es parte de su obligación; que requiere de ayuda para avanzar colectivamente como país Ä„sí! y la requiere permanentemente.



Y es con esta ventaja donde el mundo privado tiene la enorme posibilidad de dar al país el gran impulso hacia un mayor desarrollo, hacia un mayor bienestar, disminuyendo la brecha, invirtiendo e innovando, arriesgándose a crecer, creando más empleos, aumentando las posibilidades, las ventas. Con ello se aumenta el consumo, disminuye la pobreza y la cesantía y, por ende decrece la delincuencia. Es un gana-gana para todos.



Cristian Ocaña (www.mi.cl) es consultor de la International Telecommunication Union, Presidente del Consejo de Especialidad de Computación e Informática del Colegio de Ingenieros de Chile A.G., y consultor internacional de gobierno electrónico.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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