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Templo Baháí en el Parque Metropolitano


De acuerdo a la normativa urbana vigente, el Parque Metropolitano es un área verde de uso público que puede acoger actividades relacionadas con la recreación, deporte, culto, cultural, científico, esparcimiento y turismo al aire libre y tales usos deben ser complementarios y compatibles con el carácter de área verde de uso público, su valor paisajístico, respetándose su equilibrio ecológico.



Son 770 hectáreas situadas en los territorios de las comunas de Providencia, Vitacura, Recoleta y Huechuraba, siendo el pulmón verde más importante de la ciudad. Las instalaciones y/o edificaciones complementarias que puedan desarrollarse en este parque no pueden sobrepasar, en su conjunto, el 1 por ciento de la superficie mencionada, incluidas las áreas de estacionamiento de vehículos.



El propietario del parque es el Serviu, organismo dependiente del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, y en el Parque Metropolitano San Cristóbal no se permiten las divisiones prediales, contemplándose una altura máxima de edificación de 9 metros para aquellas construcciones permitidas. Está dividido en dos zonas, en una de las cuales está prohibida la instalación de torres para antenas de telecomunicaciones. En todo caso, en ninguna parte del parque se permite la publicidad de cualquier tipo.



Se calcula que en el mundo existen unos 5 millones de fieles de la religión Bahá ´í, los que en Chile son 6 mil, de acuerdo a la información disponible. Esta fe se originó en Persia, a mediados del Siglo XIX, a instancias de Bahá u´lláh (la Gloria de Dios), uno de los discípulos de Báb (la Puerta) quien era un profeta independiente que se declaró como el precursor de una nueva era de justicia y paz a establecerse por una manifestación de Dios que habría de llegar.



El Báb fue fusilado en 1850 y más de 20 mil de sus seguidores fueron martirizados por quienes detentaban el poder. En 1852 se encarceló en Teherán a su principal continuador -Bahá u´lláh- y en prisión éste recibió las primeras revelaciones divinas de la misión encomendada. Posteriormente fue desterrado a Bagdad (Irak) y de allí a Constantinopla y Adrianópolis (Turquía), y finalmente a la ciudad prisión de Ákka (Palestina), en donde murió en 1892.



Durante su extenso destierro y encarcelamiento formuló las leyes y ordenanzas de la nueva fe, las que están expuestas en más de 100 volúmenes. Su hijo mayor Abdu´l-Bahá (el Siervo de la Gloria) fue nominado como el legítimo sucesor e intérprete autorizado de sus enseñanzas. Después de la ejemplar vida demostrada por éste y de las vastas explicaciones sobre la causa, se estableció el orden administrativo Bahá ´í, instituido por el padre y moldeado por el hijo.



Hoy día funcionan más de 30 mil Asambleas Espirituales Locales y más de 170 Asambleas Espirituales Nacionales a través de todo el mundo, guiadas y coordinadas por la Casa Universal de Justicia, Institución Suprema de la Fe, localizada en Haifa, Israel. Los bahá ´ís son esencialmente democráticos ya que los nueve miembros de la instancia superior mundial son elegidos cada 5 años, con los votos de las asambleas nacionales, las que a su vez, también están compuestas por nueve miembros elegidos por las asambleas locales de los distintos países.



Esta fe llama al establecimiento de un nuevo orden mundial, no tiene doctrinas místicas ni ritos como tampoco sacerdotes ni clero profesional. Para sus seguidores no hay una demarcación entre la religión y la vida diaria y ven en sus enseñanzas un llamado a la acción.



Dentro de sus principios destacan la libre investigación de la verdad, la religión como causa de unión y armonía, igualdad de derechos y oportunidades para ambos sexos, eliminación de prejuicios raciales, religiosos, sociales y nacionales, abolición de la extrema riqueza y pobreza, un tribunal internacional de justicia y otros.



Hace años atrás la Casa Universal de Justicia decidió construir un imponente templo en Santiago y para tal efecto durante el 2002 dicha sede mundial llamó a un concurso para el proyecto, el cual fue ganado por la oficina de arquitectos Hariri Pontarini, de Canadá. Tenían los sitios adecuados, uno de los cuales está en Lo Curro, Vitacura, pero se encontraron con la sorpresa de que el Minvu les ofreció graciosamente en comodato por 50 años una extensión de 22 hectáreas en el Parque Metropolitano. La idea era edificar el templo de 30 metros de altura que contemplaba una inversión de 25 millones de dólares en una zona poco visitada de esa área verde de uso público.



Cuando se supo que el Gobierno estaba entregando gratuitamente ese bien fiscal a un particular se armó la polémica y muchos criticaron la decisión del Minvu, cuyas autoridades defendieron con convicción su actuar porque, según se dijo, se enmarcaban en la legalidad y porque el Minvu tenía todas las atribuciones para ceder a quien quisiera esas 22 hectáreas (sic).



Posteriormente dos políticos (uno de oposición y otro de gobierno) en conferencia de prensa cuestionaron, por diferentes motivos, la entrega del terreno a esta religión y sus críticas surtieron efecto ya que la ministra Sonia Tschorne dejó sin efecto el comodato porque la altura del templo excedía la altura considerada en las normas del Plan Regulador Metropolitano de Santiago.



En síntesis, una vez más asistimos a un bochorno de proporciones, ya que el ministro Ravinet que antecedió a la actual ministra tomó una controvertida decisión, la que no se pudo materializar por ser contraria al ordenamiento urbanístico de esta ciudad. Ahora los bahá ´ís tendrán que buscar un nuevo terreno apto para ese espectacular templo.



Esperamos que les vaya bien en su propósito.



Patricio Herman pertenece a la agrupación »Defendamos la Ciudad».

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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