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En la medida de lo posible


En la medida de lo posible, el ex presidente don Patricio Aylwin, a quien la enorme mayoría de los militantes y adherentes de la Concertación seguimos apreciando y respetando, debiera inhibirse de expresar opiniones que pudieran se estimadas como lesivas o descalificatorias para la precandidata presidencial Michelle Bachelet.



La manida cantinela de reconocerle simpatía y carisma a la doctora, para a reglón seguido y «como que no quiere la cosa» poner en tela de juicio sus talentos políticos o idoneidades gubernativas, constituye un recuso impropio y sibilino que desafortunadamente y de tanto en tanto es levantado como argumento de campaña por ciertos personeros políticos, la mayoría de los cuales y para su propia vergüenza, se limitan más a insinuarlo que a postularlo sin ambigüedades.



Respecto de los personeros de derecha, cabe ser comprensivo e incluso hasta condescendiente ante estas insinuaciones prejuiciosas y estereotipadas, que más bien lucen como desesperadas diatribas. Pero no es aquella la conducta que uno espera de un aliado, ni mucho menos aquella tiene que ver con el «fair play», con la caballerosidad ni con las buenas maneras en general. Las que han de tenerse siempre bien cauteladas, aun respecto de cuestiones duras o muy duras, como es el caso de la política y sus asuntos.



En la medida de lo posible, seria también necesario que se asuma y se proceda en consecuencia, respecto a que la resolución de la controversia sobre la candidatura única de la Concertación es un asunto que concierne y debe ser resuelto sola y únicamente por quienes integramos la coalición, y por todos aquellas ciudadanas y ciudadanos que sin militar en sus partidos y en calidad de independientes adhieren a su proyecto de país. De tal modo, resulta bastante impresentable que se quiera incidir en el proceso interno haciendo guiños a personeros políticos situados en la vereda del frente. Tal y como en el pasado se trato de hacer, en similares circunstancias, con la así llamada «familia militar», con los resultados por todos conocidos.



En la medida de lo posible, por favor, sería necesario que la opinión pública conociera de una buena vez y en todos sus detalles del proceso de primarias convocado para el 31 de julio próximo. Incluyendo la total certeza de que la fecha pactada será respetada y que podrán participar en los comicios internos todas las personas que así lo deseen, sean o no militantes de los partidos de la Concertación, el mismo día y a todo lo largo y ancho del país, y sin otra restricción que la muy comprensible y que atañe a los militantes inscritos en los partidos de la oposición en sus distintas versiones y vertientes.



También en la medida de lo posible, sería adecuado ponerse serios y dejarnos de cantinfleos mediáticos en cuanto las propuestas que se hacen para hacer posible que la izquierda extraparlamentaria pueda ver reflejada la adhesión popular de que dispone de forma equitativa en el parlamento. Como se sabe, la cuestión se puede dirimir a través de un ejercicio que contemple pactos por omisión en determinados distritos. Pero ello difícilmente va a ocurrir sí acaso incluso los propios patrocinadores de la idea la consideran viable, siempre y cuando, se contemple a tales fines ceder el distrito del vecino y en ningún caso el propio. Que es justo el limite geográfico hasta casualmente llega la flexibilidad, la apertura y la generosidad política de ciertos parlamentarios.



En la medida de lo posible, en un sentido general, habría que dejar que sea el pueblo soberano quien canalice sin obstáculos y con las menores mediaciones burocráticas posibles sus propias intuiciones y certezas sobre quién debiera ser la abanderada única de la Concertación. Para ello, mirando hacia el futuro próximo y siempre en la medida de lo posible, dejémonos de trámites, interpretaciones novedosas de lo ya acordado y de recursos dilatorios de ultima hora para resolver la controversia. Y por sobre todo, tratemos de poner fin a las agresiones y descalificaciones gratuitas que enturbian el ambiente de lo que debiera ser una competencia limpia y transparente de cara al país.



Si todos estamos de acuerdo, o al menos decimos estarlo, en que ésta debiera ser una campaña distinta y capaz de aportar a dignificar la política, sus medios y sus fines, ¿sería todo aquello posible?



Carlos Parker Almonacid es cientista político.


  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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