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Alerce, políticas y Ley de Bosque Nativo


Lo que hace posible que, en Chile, se tale por intereses económicos lo que la naturaleza ha cultivado durante miles de años, nace de una larga sucesión de incompetencias e irresponsabilidades políticas del Estado chileno. En el caso del alerce, hace aproximadamente un año que se vienen sucediendo escándalos en relación a su corta ilegal y comercialización. Pero ¿por qué tanta alarma? Resulta que el alerce es un árbol milenario, la segunda especie más longeva del planeta y con una distribución mundial que sólo abarca a Chile y Argentina. En el ámbito internacional está catalogada como una especie relicto y de regeneración es muy difícil en condiciones naturales.



La necesidad de cuidar y proteger esta especie fue entendida por el Estado de Chile cuando en el año 1976 la declaró Monumento Natural, una categoría de protección establecida en la Convención Internacional para la Protección de la Flora, Fauna y Bellezas Escénicas, tambien conocida como Convención de Washington. En ella se establece que las especies en esta condición son inviolables, es decir, no pueden ser cortadas salvo dos excepciones: con fines de investigación científica e inspecciones gubernamentales. En el mismo decreto se estableció que para salvaguardarla y evitar su corta se debería hacer un registro de la cantidad de maderas muertas. Este inventario nunca se realizó y, además, el decreto no prohibió la comercialización de las maderas muertas. Este resquicio legal ha llevado a que durante años exista en el país comercialización ilegal de alerce.



Lo curioso es ver cómo se mezclan las contradicciones entre las políticas internacionales y nacionales. Mientras la depredación continuaba, el propio Estado solicitó la incorporación del alerce en el listado de especies protegidas por CITES, convención relacionada con el comercio internacional de especies amenazadas. Hasta hoy las denuncias de corta ilegal siguen ocurriendo e incluso se ha denunciado corta ilegal dentro de un Parque Nacional, lo que aparentemente llevó a la remoción de algunos funcionarios de CONAF. Para cerrar la tragicomedia, el director ejecutivo de este organismo, Carlos Weber, escribía en este medio que «el alerce no está en peligro». En medio de tanta confusión en las políticas y en las declaraciones, no es de extrañar que la demanda de las organizaciones pase de las responsabilidades menores a las políticas, lo cual implica, al menos, una reestructuración de CONAF en los temas que tienen que ver con fiscalización.



Cualquier medida, de todos modos, sólo tendrá sentido si se introducen reformas sustanciales a la relación del Estado con el bosque nativo. Más allá de las políticas, una de las herramientas fundamentales es el proyecto de Ley de Fomento y Recuperación del Bosque Nativo, que en estos días se debate en el Parlamento. Increíblemente esta iniciativa, que ya lleva 13 años tramitándose en el Congreso, en su articulo 19 permite la corta y comercialización de las maderas de las especies declaradas Monumento Natural, con lo cual se está legislando no sólo a favor de la corta del alerce, sino también de otras especies que se encuentran protegidas, como la Araucaria, el Ruil, el Queule, el Pitao, el Belloto del norte y del sur, entre otras. Aunque sea difícil de creer, hoy existe en el parlamento un proyecto de Ley con carácter de suma urgencia asignado por el propio Gobierno, que viola un tratado internacional suscrito por Chile, al permitir la corta y comercialización de estas especies.



Es hora de que el Gobierno corrija una política poco seria y con efectos escandalosos sobre el asunto del Alerce. Para ello debe, como cosa básica, cumplir con los convenios internacionales que ha firmado. Las señales respecto a la CONAF deben ser profundas y potentes, lo cual implica partir por la realización de los inventarios de madera de alerce que fueron prometidos hace casi 30 años y la eliminación, en el proyecto de ley, del artículo 19 que legaliza la corta de ésta y otras especies y una evaluación del estado en que se encuentran de los ecosistemas con especies declaradas Monumento Natural. Lamentablemente, las señales hasta el momento están años luz de lo que el alerce necesita.



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Flavia Liberona, bióloga de la Red Bosque Nativo

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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