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Bosque Nativo: Frei no cumplió; Lagos tampoco


Hace algunos días la Comisión de Agricultura y Medio Ambiente del Senado aprobó la última versión del Proyecto de Ley de Bosque Nativo que yace desde 1992 en el Parlamento.



¿Qué objetivo persigue este proyecto de ley? Su objetivo original era promover la conservación y el manejo sustentable de nuestros bosques nativos, permitiendo que sigan existiendo miles de formas de vida tanto animales como vegetales que han vivido en estas hermosas tierras desde tiempos inmemoriales y asegurar la provisión de los llamados «servicios ecosistémicos de los bosques».



¿Cuáles son estos servicios? Los principales servicios son: regulación del ciclo hidrológico, lo que en la práctica implica la conservación de las aguas; la producción de oxígeno; la protección de la fertilidad de los suelos; la regulación de las temperaturas; etc. Como se aprecia, son funciones muy importantes para la vida de los seres humanos. La idea central del Proyecto de Ley era detener la destrucción y degradación de la cual han sido objeto los bosques nativos de Chile desde que llegaron los españoles.



¿Cuál es el mecanismo para lograr esto? Incentivos económicos para que los propietarios de los bosques puedan financiar una serie de actividades de manejo forestal que permitan compatibilizar la producción de bienes y servicios con la conservación del recurso. Se requiere una muy pequeña parte de los impuestos que todos los chilenos pagamos para conservar nuestros bosques. Algunas estimaciones indican que con 10 o 15 millones de dólares anuales se podría financiar esta importante misión. Si se considera que en el caso Inverlink se robaron 100 millones de dólares que pertenecían a todos los chilenos, 10 millones anuales parecen muy poco. De hecho, con esa plata se podría financiar la conservación del bosque nativo por unos 7 o 10 años.



¿Les parece mucho?



Pero, ¿Qué es lo que pasa? Ocurre que los Gobiernos de Frei y Lagos no han tenido la voluntad política para generar una buena ley de bosque nativo que nos permita conservar lo poco que nos va quedando de naturaleza, y en el camino apoyar a las miles de familias campesinas que hace más de 13 años están esperando este incentivo. De hecho la voluntad ha sido más bien contraria a este fin.



Por alguna oscura razón los criterios destructivos se han impuesto al objetivo original del proyecto de ley de protección y fomento, motivo por el cual la última versión aprobada por la Comisión de Agricultura y Medio Ambiente del Senado en vez de proteger facilita la destrucción de los bosques. Don Patricio Aylwin tenía otra cosa en mente cuando envió, muy sabiamente, este proyecto de ley al Congreso. Algo muy distinto, sin duda, a lo que se ha afanado muy fuertemente este Gobierno, cosa que para serles franco no deja de decepcionarme.



Creo que fui uno de los tantos que le creyó a Don Ricardo Lagos cuando, primero en el Cerro San Cristobal y luego en los bosques de Valdivia, nos dijo que íbamos a participar en una mesa de negociación a partir de la cual generaríamos un proyecto de ley para nuestros bosques nativos que fuera de consenso. A seis meses de que termine este Gobierno me doy cuenta de que el consenso al cual se refería nuestro Presidente, era el consenso con los grupos madereros, fruticultores y viñateros.



El bosque nativo molesta, no sirve, hay que reemplazarlo por paltos o pinos. Ojalá que esta errada concepción cambie antes de que sea demasiado tarde para controlar procesos críticos como la desertificación, el cambio climático y la disminución de las aguas, que son las verdaderas amenazas que la humanidad enfrentará en las próximas décadas.



La conservación de los bosques nativos es un tema ético, económico y estratégico para el futuro de nuestro país. Ojalá llegue el momento en que desde Santiago abran los ojos y se den cuenta de aquello. Estoy seguro que mis compatriotas estarán dispuestos a invertir los 10 o 15 millones de dólares que se necesitan para compartir con sus nietos las cosas bellas que la madre tierra puso a nuestra disposición. Total, las campañas políticas de fin de año salen mucho más caras que eso, e igual las terminamos pagando nosotros.



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René Reyes es ingeniero forestal y vicepresidente de la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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