Desde la mirada sistémica, propia de los médicos familiares, es fundamental construir una relación de confianza y respeto con las personas y las familias. Lograr que, desde una relación profesional, se produzca la suficiente interacción entre una persona o una familia y su médico, y que de esa relación se establezca un vínculo de confianza, es el principal desafío en el ejercicio profesional de los médicos de familia.
¿Se ha perdido la confianza en la relación médico/paciente?¿Por qué es fundamental la confianza?
Una de las grandes críticas al ejercicio profesional médico contemporáneo se relaciona con la pérdida de la confianza en la relación médico/paciente. Tal vez la explicación más recurrente a esta percepción, se relacione con un aspecto elemental de los procesos científico-tecnológicos, el desarrollo avasallador de la fragmentación o segmentación, muy propio de la mirada reduccionista, que ha sido extraordinariamente exitoso en descifrar hasta los más pequeños y desconocidos detalles la estructura del ser humano.
Esta realidad es la que predomina en el mundo de la medicina y no cabe duda que son la mayoría de las subespecialidades médicas quienes han hecho suyas las ventajas de este enfoque reduccionista, biomédico.
En el análisis profundo del ejercicio profesional médico, lugar donde se encuadra la relación médico/paciente, el elemento más importante para el desarrollo de la interacción esta dado por el enfoque profesional del médico, el cual ejerce una influencia notable en la relación.
Cuando la mirada biomédica, reduccionista, predomina en el ejercicio profesional, las personas o familias pueden sentir que son sujetos u objetos de prestaciones limitadas y poco integradas, ya que al centrarse en focos o problemas puntuales, pueden desechar o simplemente no considerar otros aspectos que sí inciden en las dolencias.
Si la sensación de incomprensión de las dolencias de la persona o familia es potente, es muy probable que desaparezca la confianza y con ello la relación médico paciente entra en una crisis que no tiene solución.
La medicina familiar enfrenta este dilema desde una perspectiva sistémica, donde lo vertical o lineal es sustituido por una mirada circular, integradora de los diferentes aspectos del desarrollo humano, vale decir se centra en el ser humano o en su sistema social más próximo, la familia.
Este enfoque, más integral, permite analizar los conflictos desde sus más variados aspectos e intenta dar una respuesta a los fenómenos que ocurren en el individuo o en su sistema familiar. Para lograr sus objetivos necesariamente debe establecer una relación de confianza basada en el respeto y en los principios bioéticos ineludibles como la autonomía, la beneficencia y la no maleficiencia.
Los médicos familiares requieren desarrollar habilidades y destrezas en muchos ámbitos, desde luego en el científico técnico, ya que los conocimientos avanzan con una gran velocidad y el desarrollo tecnológico ha modificado las evidencias de hace algunos años, así como en los psicosociales, donde debe aplicar sus conocimientos de la salud mental y de los aspectos sociales involucrados en el desarrollo humano.
Estas fortalezas permiten desarrollar un componente muy importante en el modelo de medicina familiar, la continuidad en las prestaciones, que es el acompañamiento en el tiempo a los integrantes de una familia o a una familia como un todo, donde la relación de confianza juega un rol primordial
Los lazos de confianza de la relación médico familiar/persona-familia son inherentes al ejercicio de la medicina familiar. Constituyen la base de una relación profesional ganancial bilateral que a través de la humanización de la medicina, valora a los individuos en todas sus dimensiones y considera lo importante que es la familia en el continuo salud/enfermedad.
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Reinaldo Muñoz Sepúlveda es médico familiar. Presidente Sociedad Chilena Medicina Familiar y académico de la Facultad de Medicina Universidad de Chile
