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La economía a inicios del siglo XXI: China y el capitalismo mundial (II)


¿Quién depende más de quién en una perspectiva histórica? En perspectiva histórica el capitalismo podría depender más de China, que China del capitalismo. Sólo hemos estudiado el significado de China en la producción mundial y en el mercado mundial.



La participación de China en la producción mundial basada en la paridad del poder de compra llegó a 13,2 % en el 2004; la participación de EEUU es de 20,9 %. Con este indicador el producto de la economía China equivale a un 63 % del producto de EEUU y crece cada año y es mayor al producto de Alemania (4,3 %), Francia (3,1 %), Italia (2,9%) y España (1,7%), países que en conjunto suman (12,0 %) de la producción mundial. La producción de China ha llegado a ser casi el doble de la de Japón, que participa con un 6,9 % en la producción mundial.



La participación de China en las exportaciones mundiales en 1980 sólo alcanzó un 1%. En 1990 alcanzó 2%, es decir, demoró 10 años para aumentar en un punto porcentual, lo que en sí mismo es muy significativo. En el 2002 y 2003, ha aumentado en cada año un punto porcentual respectivamente, para alcanzar en el último año 6% de participación en el comercio mundial. En los ochenta, para aumentar un punto porcentual necesitaba diez años, ahora sólo necesita un año. Las exportaciones crecieron en 22 % en el 2002 y 35 % en el 2003. Un cuarto del crecimiento del comercio mundial en volumen en el 2003 es explicado por China. Ocupa el tercer lugar en las exportaciones mundiales con el 5,9 %, después de EE UU (10,4%) y de Alemania (9,5%), y en el 2004 superó a Japón (5,7%).



Las exportaciones chinas superan en 40 % el total de las exportaciones de bienes y servicios de todos los países de América Latina, que en conjunto participan con el 4,2 % de las exportaciones mundiales.



Las exportaciones chinas se diversifican cada vez más. Exportan -entre otros-, maquinarias y equipos, productos electrónicos, equipos de transporte, textiles y confecciones, juguetes, etc.
Las importaciones de China han aumentado más rápidamente que sus elevadas exportaciones en los últimos años.



Muchas regiones y países del mundo están dependiendo crecientemente de las importaciones chinas. Así sucede con los países asiáticos. La recuperación de Japón en el 2003 y en el 2004, fueron sustentadas en parte importante por las importaciones desde China, con un gran componente de maquinarias y equipos de alta tecnología importados desde Japón. Esto favorece a Japón y permite la modernización de las empresas chinas a los más altos niveles mundiales. El 20 % del incremento de las exportaciones de los Estados Unidos en el año 2003, fueron compradas por China. Múltiples empresas de varios países capitalistas desarrollados han trasladado su producción a China. Entre ellas, prestigiosas empresas italianas de la confección. En los productos de exportación señalan en su etiqueta diseñada en Italia y producida en China.



China importa componentes electrónicos desde Asia, para sus exportaciones de productos electrónicos a los Estados Unidos, a la Unión Europea, a Japón y a otras regiones.



China es un gran importador de bienes primarios. En el 2002, importa el 4 % de las importaciones mundiales de crudo; el 15 % del cobre, el 20 % del aluminio y cerca del 20 % de soya. Al mismo tiempo usa tres veces los niveles de consumo de acero de los Estados Unidos.



Como se sabe, China se ha constituido en uno de los principales destinos de las inversiones extranjeras en los últimos años. Lo novedoso son las inversiones chinas en el exterior. China ha comenzado a comprar y crear empresas en el extranjero. Por ejemplo, las siderúrgicas chinas contemplan construir fundiciones en Brasil, Australia y Estados Unidos, cuya producción se destinaría a China. El sector energético chino ha buscado comprar participaciones en reservas externas de petróleo. «Si no ayudan a desarrollar nuevas fuentes de materias primas, el resto del mundo lo va a pasar mal» debido al fuerte aumento de los precios básicos en el último tiempo. (The Wall Street Journal, en Sección Economía y Negocios de ‘El Mercurio’, 31 de marzo de 2004).



China poseía la segunda reserva internacional más grande del mundo en el 2003 después de Japón. Esta ha crecido en forma acelerada. En el 2004, se estimaba que las reservas serían de aproximadamente 500.000 millones de dólares. Para el 2005, se estima que crecerán a más de 577.000 millones de dólares. Este crecimiento anual de las reservas es cercano a 16 %. Información reciente -septiembre del 2005-, señalan que las reservas de China y de Hong Kong, serían de 870.000 millones de dólares, desplazando a Japón del primer lugar. China es uno de los principales inversores financieros en el mundo, y particularmente en Estados Unidos.



China impacta en la lógica misma del funcionamiento de la economía mundial. Cada vez es más evidente la dependencia del capitalismo mundial de China. Y la dependencia de China del capitalismo mundial. A través de la diversificación acelerada de la producción y de las exportaciones, China está compitiendo en el mercado mundial y en los mercados nacionales, provocando quiebras de empresas y desplazamiento de la producción hacia China.



A través de sus exportaciones, profundiza la sobreproducción de productos industriales. Con sus importaciones ha transformado la sobreproducción de materias primas y energéticos en subproduccion o escasez lo que ha provocado incrementos significativos de precios. Como señalaremos en otro apartado de esta serie, China está generando un cambio histórico en los términos de intercambio.



Se reconoce ampliamente que las exportaciones y particularmente las importaciones de Estados Unidos, son una locomotora de la economía mundial. Las exportaciones chinas equivalen al 80 % de las exportaciones de bienes de los Estados Unidos y las importaciones chinas equivalen al 50 % de las importaciones de bienes de Estados Unidos en el 2004. Esta equivalencia se está estrechando cada año. Por lo tanto, China se ha transformado como Estados Unidos en una locomotora de la economía mundial. Este papel de locomotora de China se ha manifestado ya en la fase de crecimiento posterior a la crisis cíclica de Asia y en la recuperación de la reciente crisis internacional del 2001.



En el futuro inmediato, el papel de locomotora de China junto a la de Estados Unidos se puede manifestar empujando a la economía a una nueva crisis cíclica de la economía mundial.



China como hemos dicho, en la actual recuperación de la economía mundial juega un papel trascendente. Pero, a través de la agudización de la sobreproducción de productos industriales que provoca fuertes disminuciones de precios de estos productos, e incrementos de la demanda de materias primas y energéticos con grandes alzas de precios, puede jugar un papel trascendente en una nueva crisis cíclica mundial. En síntesis, a nivel mundial se produce una fuerte disminución de los precios de los bienes finales y un incremento de los costos afectando seriamente los márgenes de ganancia.



En la actualidad, una disminución leve de la tasa elevada de crecimiento de China genera pánico en los diferentes mercados. Una crisis de la economía china en la actualidad sería desastrosa.



Para evitar una posible crisis en China, el Estado chino inició una nueva etapa a partir del segundo semestre del 2002. Esta nueva etapa da inicio a un nuevo ciclo de crecimiento basado en el desarrollo hacia adentro. Se privilegia la industria de viviendas, la infraestructura, la producción de bienes durables y de automóviles para el mercado interno. La institución financiera JP Morgan, ha dado a conocer- el 26 de septiembre de 2005-, que la economía China crecerá este año en 9,5% y el próximo año en 8,5%, de los cuales 4,8 es explicado por el consumo interno, el 3,6 es explicado por las inversiones internas y el 0,1 por el comercio exterior. Esta nueva etapa de desarrollo hacia adentro, va combinada con la mantención del ya fuerte desarrollo hacia afuera.



Esto le puede permitir a China, que frente a crisis cíclicas del mercado mundial, pueda desplazar parte significativa de su exportación hacia el mercado interno, el que tiene una gran potencialidad de crecimiento. Actualmente, el mercado chino incorpora sólo un tercio de los 1.200 millones de su población a los nuevos consumos. Esta alternativa es muy limitada en países desarrollados en que el mercado interno tiene de un alto nivel de saturación.



La gran capacidad de ampliar el mercado interno de China, unido a la fuerza combinada y potenciada del mercado, de la regulación de los mercados y de la planificación estratégica, puede llevar a que el capitalismo dependa más de China que China del capitalismo en una perspectiva histórica.



Uno de los hechos más significativos es que China es un centro neurálgico de la categoría económica fundamental del capitalismo: las ganancias.



Las ganancias en China en el 2003 equivalen al 44 % de las ganancias globales de todas las empresas estadounidenses que operan en Estados Unidos y en el resto del mundo. Equivalen también, al 66 % de las ganancias de todas las empresas financieras y productoras de bienes y de otros servicios de Estados Unidos que producen en su propio territorio. A su vez, las ganancias totales en China son superiores a las ganancias de todas las empresas productoras de bienes y servicios no financieros de los Estados Unidos. Estas últimas incluyen las ganancias de todas las empresas industriales que producen maquinaria y equipos, computadores, vehículos, electrónicos, etc. Incluye además, a todas las empresas productoras de bienes de consumo durable y no durable, el transporte y otros servicios y el comercio al por mayor y al por menor.



China se ha transformado es un centro neurálgico de las ganancias en la economía mundial y lo será mucho más. En este sentido el capitalismo en su categoría económica central -las ganancias-, está dependiendo cada vez más de China.



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Orlando Caputo Leiva. Economista de la Universidad de Chile. Investigador del Cetes y del Grupo ‘Globalizacion, Economía Mundial y Economías Nacionales’ de Clacso y de la Red de Economía Mundial, Redem.


  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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