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Santiago gore


Hace algunos años, un amigo psiquiatra me prestó un libro cuyo nombre y autor he olvidado, junto con la pérdida del mismo; no le he preguntado aún si tal circunstancia tiene alguna explicación sicológica, Pero lejos de relatar una sesión con mi psiquiatra, he recordado el contenido del libro; se me vino a la memoria cuando -en el transcurso de no menos de 15 días- el Presidente y su jefe de Gabinete pasaron de la mano dura y el fin de la puerta rotatoria, a reclamar de la tele en horario prime algo así como la noticia positiva del día.



Confieso que durante un buen tiempo no me detuve a observar las noticias de las nueve, francamente, me aburren. Sin embargo, por razones profesionales y también de sociabilidad, me he enchufado nuevamente después de fiestas patrias. El locutor, supongo que se llama así, lee los titulares y anuncia que este año sólo han muerto 19 personas a causa de accidentes del tránsito, casi todos con un basamento en el consumo de alcohol y aunque nos advierte que el número de accidentes ha aumentado levemente, nos insiste que los muertos han disminuido casi a la mitad.



Mientras escucho eso, sonrío y pienso en un profesor de la facultad comentando a Calabresi y su teoría sobre el costo de los accidentes y exigiéndonos, en buena hora, un análisis en dos líneas del muy interesante articulo de 1972, Property Rules, Liability Rules, and Inalienability: One View of the Cathedral. Inevitablemente pienso en mejores carreteras, menos muertos.



Sólo un par de notas más en la misma tónica y el mismo noticiero, nos informa que en la nueva Avenida Gladys Marín, al parecer muy confortable, han aumentado los atropellos; sucede -especula el periodista- que la señales de tránsito son más modernas, pero no son bien comprendidas por los vecinos del sector.



Comerciales



El Presidente habla fuerte y claro, por cierto, no es una excepción en él. Nos dice que no queremos que en las poblaciones se sepa que un imputado de un delito esté de vuelta en las calles dos días después de haber sido aprehendido, porque no queremos una puerta rotatoria. Algo de eso ya le habíamos escuchado al candidato Lavín con la tercera es la vencida. Algunos entrevistados que dan sus opiniones desde la guata y la conclusión es mano dura a la delincuencia, aumentar las penas y restringir las hipótesis de libertad.



Una candidata a senadora nos trata de explicar que hay que exigir a los jueces que cuando haya peligro para la sociedad no concedan el beneficio de la libertad provisional, pues los delincuentes son un peligro per se para la sociedad. No entendí muy bien el razonamiento, pero claramente ella no es abogado y además, está en campaña, no podemos exigirle un discurso más sofisticado; así que le explico a mi vecino de trote que la fórmula es más o menos simple: si alguien es detenido es un peligro para la sociedad, siendo así, es preferible que siga en la cárcel. Confieso que me provocó un poco de pereza explicar la naturaleza de la presunción de inocencia y la importancia del estatuto de garantías procesales que por lo demás, son de vieja data. Total, estamos en campaña.



Comerciales



Una voz de lamento y angustia nos habla que en un bar, mejor dicho en un par de bares de las esquinas de Namur con Alameda, ha habido una riña, hay heridos, se observan golpes dentro de un local y un sujeto a quien se le sindica como una especie de operador, controla el negocio, esto es, que un par de grupos de lanzas ataquen con total impunidad -señala el periodista- a las víctimas. La cámara muestra a los delincuentes en acción, son bastante osados, pienso, asaltan con gente a su alrededor, con un automóvil de policía estacionado a metros de ahí y con una patrulla de seguridad ciudadana dando vueltas; la cámara muestra la cara de angustia de una mujer de edad madura que se defiende de los atacantes y en buena hora se libra de ellos, toma una micro con dirección al poniente de Santiago.



Se viene con todo el noticiero. Una pareja que es sorprendida vendiendo pasta base a menores de edad en el sector de Mapocho es puesta en libertad; se muestra al juez de garantía dando sus argumentos, el fiscal se lamenta, los periodistas también y la pareja es exhibida a la vuelta de unas horas en probable actitud sospechosa. Los detienen, se explica, pero culmina la nota con que aquellos fueron detenidos por comercio clandestino y por tanto, el destino probable es nuevamente la calle.



Comerciales, esta vez son cortitos, para que nadie haga zapping. Hay mucho que ver.



Una mujer de cincuenta años, es encontrada por una vecina con más del ochenta por ciento de su cuerpo quemado. El fiscal explica que no se descarta ninguna hipótesis, esto es -nos agrega para no confundirnos- que la persona quemada fue víctima de un delito o se inmoló; asertivo el chico señala alguien que está cerca, sólo sonrío. Un dato, los hechos ocurrieron en Santiago Poniente.



Un chofer de la locomoción colectiva es asesinado en la puerta de su casa, era tío de Fernando González y por alguna razón que todavía no comprendo, el comentarista insiste varias veces en que «el tenista» no fue al funeral de su tío que lo quería mucho. Insisto que no tengo muy claro ese punto de la nota, pero al fin se especulan las causas, tanto de la ausencia del tenista como del hecho. Lugar de los acontecimientos, sector poniente de Santiago.



Comerciales



Nos comentan que Bonvallet no será el entrenador de Cobreloa; alguien informado de la actualidad deportiva me explica las razones y hace un extenso análisis de los hechos, no entendí nada, de modo que no podré comentarlos.



El huracán Rita tiene la misma calificación del Katrina. George Bush está en el sur de Estados Unidos pronto a hacer algo; me imagino que la mala publicidad por lo de Loussiana habrá hecho pensar a sus asesores que el lugar del Presidente no era Texas sino que el frente de la tragedia.



He tratado de registrar entre mis notas y no doy con el nombre del libro y su autor que mi amigo psiquiatra me había prestado. Sólo recuerdo que se trataba de un extenso análisis de las portadas y páginas centrales de los diarios aparecidos durante el gobierno de la Unidad Popular. Lo interesante del libro es que las portadas no se refieren a hechos de contingencia política, sólo se exhiben fotos, un animal descuartizado por cuatreros en el sur; un sujeto se enfrenta con un palo a un carabinero; un asalto al supermercado Agas; otro asalto en otro lugar; fotos e imágenes con mucha violencia expuestas durante tres años por los principales medios de comunicación.



Recuerdo que el autor concluye algo parecido a que si a usted le están exhibiendo un nivel de violencia en los medios, será poco probable que crea razonablemente que vive en un país seguro y con toda certeza, legitimará una acción de fuerza tendiente a poner orden, mano dura y como sostienen algunos, no más puertas rotatorias o giratorias y que la tercera sea la vencida.



Un estudio encargado por la División de Seguridad Ciudadana a la Universidad Católica concluye que la percepción de inseguridad es bastante superior a la comisión de ilícitos; que esta percepción de verse expuesto a ser víctima de un delito se da más entre mujeres que en hombres y que es mayor en los sectores más pobres que en los más acomodados. Agrega un dato interesante, la confianza en el orden público es menor entre los más pobres que entre los que tienen más, más aún, la creencia que es posible que un policía sea corruptible es también mayor entre los entrevistados más pobres que entre los más ricos.



El estudio al que me refiero no concluye en una receta mágica -pues no existe- para enfrentar la delincuencia; sin embargo, establece una sensible distinción entre percepción de miedo y miedo, entre percepción de actos delictivos y delincuencia.



Un último corte. Las personas a quienes les vendía pasta base aquella pareja que sale y entra de la cárcel son chicos, pobres, marginales, sin sueños ni expectativas, que deberían a esa hora estar estudiando, jugando o haciendo deporte, pero están en las calles.



Claro, pero ese no es el debate.



Alguien cambia de canal, los que están a mi lado se pelean entre algo que se llama Granja de Mujeres y otros por Rojo Vip y yo, apuro el tranco a ver si encuentro el libro.



Luis Correa Bluas. Abogado. Master en Derechos Fundamentales por la Universidad Carlos III de Madrid.


  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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