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Cambios en Educación Superior: ‘Si los perros ladran… es porque avanzamos’


Aunque se discuta si esta frase es o no legítimamente atribuida a Don Quijote de la Mancha, lo cierto es que describe perfectamente el actual devenir de la educación superior chilena y sus cambios particulares en el área del financiamiento.



En reiteradas editoriales -la última de ellas el pasado martes en el diario El Mercurio- la prensa conservadora ha lanzado numerosas críticas a las importantes transformaciones logradas durante el año que concluye por el movimiento estudiantil a nivel nacional, ratificados en un inédito acuerdo entre la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech) y el Ministerio de Educación (Mineduc), contando además con la activa venia del Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas.



Y es que se trata de los cambios más radicales que ha sufrido el sistema público de financiamiento de los estudios supriores en los últimos 25 años. La información al respecto vale la pena ser detallada, pues ha sido confusa debido a la reciente aprobación de la Ley 20.027, la así llamada «Ley de Financiamiento» -consistente en la entrega de garantía estatal a créditos de mercado-, iniciativa ampliamente rechazada por el mundo estudiantil.



Así, el gran avance de este año se puede resumir en los siguientes puntos:



1. Se reafirma y profundiza la definición del financiamiento de los estudios superiores como un tema de políticas públicas. Es el Estado quien debe garantizar directamente la igualdad de oportunidades en todos los niveles de la educación, sin traspasar esa responsabilidad al mercado. En la práctica, esto significó extender la cobertura del sistema público (becas y créditos fiscales, excluyendo la Ley 20.027) para el 60% más pobre de la población, dejando atrás la exigua cobertura para tan sólo el 35% más pobre que existía hasta 2005.



2. Así, la eventual aplicación del crédito privado queda resignada, al menos en las Universidades del Consejo de Rectores, estrictamente al 20% más rico de la población, y de manera parcial para el cuarto quintil de ingresos, que podría obtener financiamiento mixto.



3. En los hechos, esto significa una subvención estatal diferenciada, desde prácticamente el 100% para aquellos estudiantes del 40% más pobre que recibirán beca directa de un millón de pesos, beca de mantención y crédito fiscal; hasta un 0% en el caso de los estudiantes que pagan directamente u optan por el crédito privado. Este principio de pago atingente al nivel socioeconómico es precisamente aquel levantado por el mundo estudiantil tras la propuesta de Arancel Diferenciado.



4. Además, el acuerdo incluye un sistema de doble control: tanto del costo de la docencia cobrado a estudiantes (aranceles de referencia) como del número de matrículas ofrecidas (crecimiento acotado). Así, en caso de que las Universidades sobrepasen las matrículas o los valores acordados, serán ellas mismas las responsables de suplementar el crédito fiscal para resguardar el pluralismo socioeconómico de su estudiantado. Lo fundamental acá es hacer converger los aranceles reales con los de referencia, congelando los primeros y elevando los segundos, así como pasar a un control de matrícula más heterogéneo en función de las necesidades de profesionales del país en su conjunto.



Así, el escenario es inmejorable para pasar desde los tradicionales conflictos tripartitos -a saber, entre Ministerio, rectores y estudiantes- a un sistema de responsabilidad y desafíos tripartitos: El Mineduc deberá centralizar el sistema y asignar todos los recursos necesarios; los rectores deberán mitigar las políticas de autofinanciamiento y proponer de manera urgente al Estado nuevos pactos para abultar considerablemente el escaso financiamiento institucional de origen fiscal; y los estudiantes, además de seguir modificando el sistema de financiamiento que, por cierto, no es perfecto, debemos ampliar nuestros horizontes, extender los márgenes de nuestra organización social y focalizarnos en los temas que acrecienten el espectro de ciudadanos identificados en las demandas y propuestas del mundo estudiantil.



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Felipe Melo R. (Presidente FECH 2004-2005)/ Nicolás Grau V.
(Presidente FECH 2005-2006)

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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