Publicidad

Censura vs consecuencia


La opinión pública ha conocido los anuncios de una moción de censura en mi contra -destinada a buscar mi destitución como titular de la Cámara Alta- motivada por las críticas que formulé a la intención del Presidente de la República de reponer en el Senado el proyecto de reforma al sistema binominal, previamente rechazado en la Cámara de Diputados. En la oportunidad, me referí también a la controvertida conducta de intervencionismo electoral que ha tenido el Ejecutivo en el actual proceso eleccionario.



En el ejercicio de la Presidencia del Senado he actuado sobre la base de defender los principios de independencia y respeto entre las personas y los poderes del Estado, así como para otorgarle a la Corporación los mayores grados de transparencia y modernidad. En ese marco, esta no es la primera vez que planteo la inconveniencia de convertir las Cámaras Legislativas en buzones o escenarios de juegos políticos electorales.

Quisiera recordar que hace poco se anunció otra censura en mi contra, que provenía de la misma bancada que anunció la actual y que luego no se formalizó, a raíz de una decisión de hacer públicas -como regla general- las sesiones y votaciones en el Senado, a la luz del mandato constitucional. Asimismo, en términos de ser consecuente con la aplicación estricta de las normas constitucionales y legales, resolví con apego a este criterio la situación generada con ocasión del reemplazo del senador Lavandero hace solo meses, lo que puede haber irritado a quienes se sintieron perjudicados en sus intereses. Sin embargo, la consecuencia es un valor que esta por encima de motivaciones particulares.



Con la misma decisión que he defendido los fueros del Senado y la aplicación de las normas constitucionales, reafirmo hoy mi resolución de afrontar con la mayor decisión y serenidad las contingencias de un voto de censura, anunciado por haber emitido opiniones políticas realizadas a título personal, como cualquier ciudadano tiene derecho a formularlas, acerca de la inconveniente intervención del Presidente de la República en el proceso eleccionario. Es de la esencia de la democracia emitir opiniones sin censura previa y sin temor a represalias.

Por otra parte, siempre defenderé la independencia y el respeto que se merece el Poder Legislativo, ya que se pretende utilizar al Senado como escenario de un nuevo juego electoral, sin destino, a través de un proyecto vacío y ya fracasado en la Cámara de Diputados, que se refiere al sistema binominal.

Quisiera recordar que con este expediente se mal utiliza un procedimiento legislativo -postergando proyectos importantes- y se pasan por alto acuerdos y declaraciones de no hacer modificaciones al sistema binominal, a través de nuevas reformas constitucionales, sino que hacerlo por la vía legislativa. Para este efecto, hemos estado disponibles para crear una unidad de trabajo con el Presidente de la Cámara de Diputados.

Fue el propio Presidente de la República quien, el 17 de septiembre, al firmar las reformas constitucionales, señaló que «serán otros», los que se encarguen de modificar el sistema electoral. Tampoco entonces se cumple, por el Ejecutivo, con lo que se acuerda o se ofrece.

Asimismo, resulta sorprendente que el Ejecutivo pretenda insistir ante el Senado con un proyecto de Reformas Constitucionales para modificar el sistema binominal, en circunstancias que el articulo 68 de la Constitución que se pretende aplicar no procede cuando se trata de reformas Constitucionales, al tenor del artículo 127 de la misma Carta Fundamental, dado que ella prescribe que sólo puede reformarse con los quórums positivos del artículo 127 y no con los negativos del articulo 68 de la Constitución Política.



Reitero que el Congreso Nacional debe ser respetado y no debe ser utilizado como escenario de juegos políticos electorales, que sólo consiguen desprestigiar los procesos legislativos con proyectos sin contenido, postergando en cambio la tramitación de iniciativas de gran valor como las de seguridad contra la delincuencia, o de importancia trascendente como las del lobby, los gobiernos corporativos y las leyes orgánicas del Congreso Nacional y del Tribunal Constitucional.



Estoy convencido que esta censura, que carece de todo fundamento, no prosperará, ya que no es posible amordazar toda crítica política y que ésta sólo sea lícita cuando la realizan las autoridades del Ejecutivo y los personeros de la Concertación.



_____________________________________________________________





Sergio Romero P., Presidente del Senado.


  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias