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Fe y creencias en tiempo de elecciones


Los candidatos presidenciales de cara a las próximas elecciones del 15 de enero, deben ser juzgados por su credibilidad y por sus programas de gobierno y no sobre la base de sospechas o prejuicios. Introducir en el debate electoral el factor religioso como relevante a la hora de tomar la decisión de por quién votar se ha convertido en una estrategia perversa.



Algunos partidarios del candidato presidencial Sebastián Piñera han enarbolado la fe cristiana como factor discriminante a la hora de votar. No me puedo imaginar al mismo Piñera llamando a su contrincante Michelle Bachelet «hija del diablo» como de hecho lo hizo el alcalde RN de Independencia. Tampoco, defendiendo la dictadura militar como su partidario Fernando Moreno. No creo que este tipo de declaraciones favorezcan su campaña.



Los dichos del teólogo Fernando Moreno son de una enorme arrogancia. Se ha constituido en árbitro de la inteligencia al declarar «estúpido» votar por Bachelet. Siento que al hacerlo se acerca al ridículo. Tampoco parece feliz comparar un desafortunado gobierno de Allende de tres años, con una dictadura de 17 años que aún nos sigue sorprendiendo por las atrocidades cometidas y que siguen apareciendo aún hoy. Asesinato, desaparición, tortura, exilio, robo, mentira, manipulación de la opinión pública y apropiación de recursos del Estado. Todas estas acciones están absolutamente reñidas con la fe católica y con las enseñanzas de Cristo.

Antonio Delfau. Sacerdote jesuita. Director de la revista Mensaje.


  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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