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Piñera bajo presión


Ante la pregunta del periodista Libardo Buitrago de Megavisión, Sebastián Piñera demostró en el debate del 4 de enero que el mayor peligro que representa no es que haga cosas irresponsables como alterar su currículum. El gran peligro es que bajo presión se despeina con facilidad y miente. Específicamente, declaró ante millones de chilenos dos falsedades:



* 1- Que en efecto había sido Profesor de Harvard.



* 2- Que no había cambiado su currículum.



En mis artículos en El Mostrador y en los posteos correspondientes de mi blog http://noticiassecretas.blogspot.com se ha demostrado que Piñera no fue «Profesor de Economía», como decía en el currículum público, sino simplemente «teaching fellow», o alumno ayudante.



El candidato intentó desviar la atención afirmando que sí tenía un doctorado en Harvard, lo que jamás ha sido cuestionado por nadie. Insistió además en afirmar que sacarse «puras A» le da derecho a poner en su vita que tuvo «honores máximos» aun cuando Harvard no le otorga a nadie esa distinción a nivel de doctorado.



En el debate, Piñera instó al «Sr. Velasco» (Andrés Velasco, suponemos) a no «seguir mintiendo» sobre el tema, aun cuando Velasco simplemente reiteró y confirmó en una entrevista a La Tercera los datos entregados a la opinión pública en «Noticias secretas» y El Mostrador.



El currículum se cambió el 16 de diciembre, poco después de que El Mostrador y el blog mencionado publicaron los datos que demostraban que Piñera no había sido jamás «Profesor de Economía» de Harvard.



La estrategia de Piñera ante este caso refleja desesperación y frustración, además de confirmar su incapacidad de enfrentar debidamente las consecuencias de sus actos. Como indica el filósofo político Renato Cristi en un foro de internet, tal vez habría sido muy simple declarar algo como lo que sigue: «Fui buen alumno en Harvard y ademas tuve alumnos ‘en’ Harvard… pero, en términos academicos, no fui profesor ‘de’ Harvard». Eso hubiera sido posible si Piñera fuera lo que no ha sido jamás: un político transparente y confiable o una persona que resiste las tentaciones de un ego hiperdesarrollado. O tal vez hubiera sido posible hablar con la verdad si Piñera tuviera un entorno menos encandilado por la posibilidad de acceder al poder.



En lugar de hablar con la verdad, persevera en sus mentirillas (luego de endosarle la responsabilidad a su hija) y tiene la patudez, para decirlo en buen chileno, de acusar a otros de mentir y de poner en el tapete el tema del carácter.



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Roberto Castillo es escritor y académico. http://noticiassecretas.blogspot.com


  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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