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La guerra donde es injusto perseguir a los asesinos


Nunca en la historia de la humanidad un pueblo ha sido perseguido como el pueblo judío. Tampoco ninguno ha sido tan calumniado. Parece que el papel de víctima hubiera sido diseñado por un poder superior y en cada generación surgen nuevas formas de un antisemitismo que no muere porque cierta clase de ser humano tiene como necesidad casi espiritual odiar y calumniar.



En este momento, se trata de trasladar ante la opinión pública mundial el papel de víctima al de victimario. El país que ha estado recibiendo cohetes durante 6 años, infiltrados, ataques traicioneros, hoy día es presentado como el agresor. No importa que el Hizbulá, el Hamas y sus apoyos, Irán y Siria, sostengan públicamente que Israel debe ser barrido del mapa y cada judío, en cualquier lugar del mundo debe ser perseguido y aniquilado, porque esos son los dictados de Alá, para poder acceder al dominio mundial del Islam que pregonan sus imanes en cada mezquita.



Ningún gesto de Israel en procura de la paz ha sido reconocido por esa famosa opinión pública mundial.



Hace seis años Israel dejó la franja de seguridad del Líbano. Un compromiso entre las partes obligaba al Líbano a desarmar a Hizbulá y mantener solo a su ejército, el del Líbano, en la frontera con Israel. Algunos cientos de cascos azules ayudarían a mantener la paz. Pero el horroroso resultado fue que en vez de retirarse, Hizbulá vio aumentada su fuerza en más de diez veces. En vez de desarmarse, se vió equipado con esos miles de cohetes que hoy caen sobre Israel. Y entiéndase: Caen premeditadamente sobre blancos civiles, incluso poblados de árabes israelíes en la Galilea. En la ciudad de Nazaret, dos niños árabes jugando frente a la puerta de su casa caen destrozados por un proyectil Katiuska de Hizbulá. El ejército del Líbano se constituyó en la reserva de Hizbulá hasta que llegó el momento en que Israel dijo basta. Y, cosa rara en este minúsculo país, donde normalmente la opinión pública está dividida, como en todas las democracias, todo el mundo estuvo de acuerdo en que ya era hora de actuar.



Lo que es destacable en esta ola de violencia iniciada en Gaza y que siguió en el Norte de Israel es que los eventos que iniciaron el «ciclo» no se iniciaron en algún punto de la historia, sino que son hechos en tiempos muy contemporáneos. Todavía no han sido enterrados por los cientos de millones que gasta el aparataje de la propaganda árabe en mitificar los hechos.



Hace menos de un año, ante los ojos del mundo entero, Israel se retiró de Gaza. Se removió cada persona, cada soldado, se desmantelaron las casas, las instalaciones militares, todo lo que alguna vez marcó una presencia israelí pero no el aparato productivo que quedó a beneficio de los árabes tales como invernaderos y centros de investigación.



¿Y como respondieron los árabes? ¿Qué hicieron los árabes o palestinos, como se llaman ahora, con el primer territorio palestino en la historia, independiente del dominio otomano, inglés, egipcio, jordanos, todos los cuales rigieron sin problema ese territorio antes de los israelíes? El mismo día que los israelíes dejaron Gaza, los palestinos empezaron a disparar cohetes desde Gaza, sobre las poblaciones civiles en Israel. Y debe recordarse. No estaban disparando sobre asentamientos o instalaciones militares. Lo estaban haciendo sobre territorio que ya era israelí antes de la guerra de 1967, territorio que la comunidad internacional reconoce como legítima parte de Israel soberano, un estado miembro de las Naciones Unidas. Desde la retirada de Gaza, han caído miles de cohetes.



¿Qué razones pueden aducir? Antes de la retirada, los ataques a través de la frontera podrían haberse justificado con el mantra palestino usual de la ocupación, asentamientos o algo por el estilo. Pero ¿qué se puede decir ahora que la ocupación ha terminado?



Es el momento de informar. La gente está informada con verdades a medias o simplemente mentiras tendenciosas. No se ven desfiles ni protestas por los miles de muertos en Sudán, la esclavitud de jóvenes cristianos en Pakistán con fines sexuales, ni Dios no lo permita, discutir sobre la ley en trámite en Irán para que los miembros de las diferentes religiones sean distinguidos por los fieles por el color de sus ropas. Pero Israel llena los medios todos los días.



Israel en este momento es el frente. Es peligrosa su democracia, su libertad, los derechos de los que como israelíes gozan los árabes que viven en Israel. Después vendrá, Inglaterra, quizás España, probablemente Francia. No en vano los terroristas tienen nombres como Emir Andalusí (el Príncipe de Andalucía).



¿Cuál es la «fuerza proporcional» que deben usar los israelíes cuando se le declara la guerra, se es atacado independientemente de las concesiones que hagan y más de un millón de ciudadanos en el Norte de Israel son rehenes de una organización que hasta las mismas Naciones Unidas han declarado como terrorista? ¿Alguien tiene alguna ecuación, algún principio filosófico, alguna teoría que permita definir «esa proporcionalidad de fuerzas»? ¿Alguien reclamó por «proporcionalidad de fuerzas» cuando se utilizaron bombardeos masivos en Vietnam, o se gaseó a los kurdos en Irak o en la guerra de los Balcanes?



¿Cuál es la razón de que Israel acapare la atención pública mundial, mientras se ignoran las matanzas promocionadas por los mismos ideólogos en la India, Yemen, Sudán, Pakistán? ¿Por qué se ignora un hecho tan horroroso como la decapitación de niñas en Indonesia? ¿Por qué nadie dice nada, nadie abre la boca cuando el Presidente de Irán declara como su máxima aspiración tener bombas atómicas para borrar a Israel del mapa? ¿Alguien ha dicho algo porque los terroristas disparan desde los patios de colegios, o tienen bunkers emplazados debajo de edificios habitacionales?



Evidentemente, de haber espacio en los medios, cada uno de los mitos que se han creado para destruir Israel podría ser fácilmente rebatido. Según Amir Taheri, Arabia Saudita ha invertido más de 100 billones de dólares para crear la infraestructura e ideología que permitan destruir a Occidente. Israel es un primer paso. Cuenta con la ayuda de nazis, islámicos y una extrema izquierda acostumbrada a apoyar todo lo que huela a dictadura y represión. Por supuesto, la causa árabe, disfrazada de palestina, cumple todos los requisitos.




  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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