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Relaciones bilaterales con Bolivia: El tema marítimo


El avance en las relaciones con los países vecinos es siempre positivo, en la medida que se enmarquen dentro de una política exterior que debe ser permanente y que debe considerar siempre los intereses y el respeto al marco de los tratados vigentes y a su intangibilidad.



En este sentido, es bueno que Chile y Bolivia puedan sentarse a conversar sin exclusiones en una agenda amplia sobre todas las cosas que puedan ser en algún momento de interés para uno u otro país, pero sólo si se enmarca y precisa que eso no necesariamente se traducirá en una cesión territorial soberana como ahora aclara la Presidenta Bachelet.



Ahora, por otro lado, si se entiende como ‘condición’ para avanzar en cualquier otro asunto, entonces Chile habrá contribuido una vez más a crear expectativas falsas en el pueblo boliviano que cree que todas sus soluciones pasan por una salida hacia el Pacifico.



La reiterada posición de Chile de que no existen temas pendientes con Bolivia se abandona al incluirse sin precisiones el «tema marítimo», en circunstancias que esto ha sido siempre una aspiración boliviana y nunca fue un ítem en la agenda bilateral. Una cosa diferente es mejorar la cualidad marítima, o del libre tránsito, pero no debemos olvidar que el tratado vigente ya implicó importantes concesiones por parte de Chile.



Incluir el «tema marítimo» con la ambigüedad que hoy se plantea ahonda las diferencias existentes, dado que las expectativas que se generan en Bolivia son necesariamente distintas a las existentes en Chile, y nos encontramos con interpretaciones que dificultan los acercamientos.



Sorprende también que la Cancillería haya abandonado el concepto de que no es posible tener una relación de agenda «con imposiciones», que en la práctica se ha traducido en «cláusulas candado» y «gas por mar», lo que sin duda está subyacente en la nueva Agenda que Chile ha convenido con Bolivia.



Una política de Estado se construye con el conocimiento y respaldo de todos los sectores, por lo cual la opinión pública y el Congreso no pueden informarse de una materia de esta naturaleza a través los medios de comunicación.



Así lo dijo la misma Presidenta Bachelet al referirse a la actitud de la oposición: «la política exterior es una política de Estado y en política exterior, la estridencia y la imprudencia son sinónimos bastante parecidos a la irresponsabilidad». Entonces, debe seguir sus propios consejos y evitar las improvisaciones en materia de Relaciones Exteriores, ya que ellas son más bien producto de la oportunidad y no de la conveniencia y pueden constituir una verdadera imprudencia e irresponsabilidad.



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Sergio Romero es senador por Renovación Nacional

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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