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Salud bucal y obesidad


La obesidad definitivamente se ha convertido en una preocupación institucional. En un asunto de política pública. En ese sentido, el lanzamiento del programa «5 al Día» por parte del INTA, que busca elevar a cinco porciones diarias el consumo del frutas y verduras en el país, indica la intención de corregir hábitos, lo cual es valioso, sobre todo si se tiene en cuenta que un 18% de los niños en etapa escolar presentan obesidad y el 60% de los adultos sufren obesidad y sobrepeso.



Se trata, sin duda, de un problema que debe ser abordado integralmente. De hecho, la población ha desarrollado enfermedades crónicas, como las cardiovasculares, la hipertensión y la diabetes. Pero no sólo eso: existe una estrecha relación entre la obesidad y la salud bucal. Debemos recordar que la obesidad preferentemente es causada por una alimentación no balanceada y basada en la comida chatarra, la que por su composición deja una alta cantidad de residuos en la boca, los que tienen una alta cantidad de azúcares e hidratos de carbono que sirven de sustento a las bacterias y, de este modo, originan enfermedades de las encías y también caries dentales.



Lo más peligroso es que los niños consumen este tipo de alimentos en sus colegios o fuera de sus casas, motivo por el cual se ven impedidos de realizar una correcta higiene luego de consumir estos alimentos, lo que a la larga se transforma en un mal hábito. Es decir, comer y no limpiar sus dientes pasa a ser normal para muchos niños de nuestro país. Esto aumenta el riesgo de estos jóvenes respecto a las enfermedades antes descritas.



Hace pocas semanas en los Estados Unidos, a través de la autoridad sanitaria de ese país, se prohibió la venta de estos alimentos al interior de los colegios, dejando en categoría de autorizados sólo a los alimentos considerados sanos para la salud de los jóvenes.



Es por ello que nosotros opinamos que se debe evitar, sobre todo en los niños, el consumo de este tipo de alimentos. Los padres deben enviar como colación a los colegios preferentemente frutas y promover el cuidado de la salud oral, cepillando en forma correcta la dentadura después de la ingesta de alimentos.



En lo que tiene que ver con otras enfermedades derivadas de la obesidad, como la diabetes, ésta también provoca en la boca una alteración en la calidad de los tejidos que se traduce en una respuesta infecciosa mayor que en un individuo sano. Si a esto sumamos un mal cuidado de la salud bucal, con presencia de enfermedades periodontales o de las encías, o complicaciones por una carie dentaria, esto puede incluso llevar a estos pacientes a la muerte, como ha ocurrido en algunas ocasiones en nuestro país.



Esperamos que las políticas para abordar este problema profundicen un enfoque integral. Sólo de este modo estaremos en condiciones de derrotar la obesidad, enfermedad cuyo origen son los malos hábitos que recaen en primer lugar sobre nuestra boca.





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Milton Ramos. Presidente Departamento Científico
Colegio Cirujano Dentistas de Chile

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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