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TLC China-Chile: Compromiso bilateral con efectos globales


Mientras el mundo hace frente a los obstáculos que impiden un comercio libre y transparente, los cuales han dilatado más allá de lo esperado las negociaciones de la Ronda para el Desarrollo de Doha (DDA), China y Chile han dado una muestra contundente -mediante la implementación, el próximo 1 de octubre, del Tratado de Libre Comercio bilateral en bienes (TLC)- de su compromiso por avanzar en el fortalecimiento de un comercio basado en reglas claras y equitativas.



Así, durante las coloridas festividades de otoño, en China, unidas al advenimiento de la primavera en Chile, los habitantes de ambas naciones del Pacífico tendrán un motivo adicional para celebrar, pues gracias a éste histórico acuerdo, los horizontes de ambos pueblos en materia comercial y de cooperación, se extenderán más allá de lo imaginable no sólo para ambos países, sino que también para toda la región latinoamericana. Sin duda, se trata de un acuerdo que invita a planificar y a concretar.



Porque el TLC no se trata de un contrato orientado a promover el intercambio de commodities o de bienes de consumo entre dos países, sino que también está dirigido a incentivar el comercio de bienes de capital útiles para las PYMEs chilenas que buscan fortalecer su capacidad exportadora, como así también incorporar a empresas chinas en la búsqueda de soluciones para temas tan trascendentes para nuestro desarrollo sustentable, como es la construcción de infraestructura de última generación y de tecnología para dotar de energía a un país que sigue atreviéndose a conquistar nuevos mercados en un mundo cada día más interdependiente.



La extensa red de acuerdos comerciales que Chile ha suscrito con sus socios del continente americano, en la que cobra especial relevancia su participación como país asociado al MERCOSUR, configura un interesante escenario para que Chile se convierta en una plataforma de negocios y puente de conexión para el intercambio de bienes con China y Asia, todo lo cual le da un particular significado al primer TLC que negocia China con un país individual en su historia.



Política comercial chilena en China y Asia



El crecimiento de la economía chilena ha tenido en el sector externo como el eje central de su dinamismo desde principios de la década de los noventa. Para un país mediano en cuanto a territorio, con un mercado interno de un poco menos de 16 millones de habitantes, fortalecer su presencia por medio del intercambio de sus productos y servicios en el mercado mundial constituye una necesidad de primer orden. En este sentido, los acuerdos comerciales han permitido elevar la posición competitiva de las exportaciones chilenas en los mercados más dinámicos del planeta.



Es así como la política comercial de apertura y una activa gestión negociadora, unida a una macroeconomía exitosa, han estimulado la atracción de significativos montos de inversión extranjera y, al mismo tiempo, servido para un dinámico despliegue de empresarios chilenos hacia el exterior.



Hoy, nadie en Chile discute la necesidad de fortalecer la presencia chilena en los mercados más competitivos del orbe, mediante la suscripción de acuerdos que se basan en reglas claras y precisas. Es más, el TLC bilateral en bienes suscrito por China y Chile, fue aprobado por unanimidad, por el Senado de la República. El país entero entiende que sólo por medio de una mayor interacción con los principales mercados del planeta Chile puede financiar aquellos proyectos de carácter social, los cuales han permitido al país elevar sostenidamente las condiciones de vida de sus habitantes, sea en lo que se refiere a educación, salud, vivienda e infraestructura.



Actualmente, Chile destina más del 36% de sus exportaciones a mercados en el Asia. Chile cuenta con un TLC con Corea, vigente desde abril del 2004, el cual fue el primer acuerdo comercial entre un país asiático con uno latinoamericano. A este se suma el P4 (Brunei Darussalam, Nueva Zelanda, Singapur y Chile), acuerdo de última generación con un fuerte componente de cooperación, más un Acuerdo de Alcance parcial (AAP) con India. Las negociaciones para un TLC con Japón se encuentran en un buen pie de avance y se encuentran en desarrollo los estudios de factibilidad con Tailandia y Malasia, los que bien podrían dar origen a futuras negociaciones comerciales. Hace alguna semanas, Chile y Perú culminaron sus negociaciones para un TLC, el cual ciertamente potenciará un trabajo de integración latinoamericana hacia los mercados asiáticos.



La presencia activa que persigue Chile en el Asia -la cual se remonta a principios del siglo XIX, mediante el establecimiento en los primero años de la República, de puestos comerciales y consulares en la región- pasa necesariamente por una estrecha alianza con China, hoy la cuarta economía mundial y el segundo socio comercial de la economía chilena. En ese marco, el TLC en bienes suscrito por ambos países es de gran trascendencia.



Las exportaciones chilenas a China han experimentado un crecimiento vertiginoso, representando hoy más del 10% del total de sus exportaciones cuando, hace apenas 15 años, representaban menos de un 1%. China es hoy el principal comprador de cobre chileno, y el reciente acuerdo rubricado entre China Minmetals y CODELCO, viene a sellar con mayor fuerza, una amistad política, económica y comercial de larga data.



La concreción del TLC bilateral en bienes se enmarca dentro de una relación de amistad que ya supera los 35 años de vida. En 1970, Chile se convirtió en el primer país sudamericano en reconocer a la República Popular China como el legítimo representante del pueblo chino, agregándole su apoyo para que ocupara su asiento en la Organización de las Naciones Unidas y en el Consejo de Seguridad de dicha instancia multilateral. A la vez, Chile fue el primer país del orbe en culminar el proceso bilateral requerido para el ingreso de China a la Organización Mundial de Comercio, OMC, y fue el primer país del continente americano en reconocerle a China su condición de «Economía de Mercado».



Ambos son socios activos en el Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico, APEC, y comparten un trabajo de «Nation-Building» en Haití, mediante el despliegue de fuerzas policiales -por parte de China- y militares -por parte de Chile- en dicho país, entre otras actividades conjuntas de cooperación multilateral.



Un tratado de oportunidades



El Tratado de Libre Comercio en bienes suscrito por China y Chile constituye una oportunidad única para los habitantes de ambos países. Representa un paso gigantesco dado por dos naciones en desarrollo para desplegar el talento innovador de sus jóvenes, mujeres, pequeñas y medianas empresas y académicos. Y el Tratado no termina ahí, pues representa una invitación para que el resto del continente americano se sume a un proceso colectivo Trans-Pacífico con magníficas proyecciones.



En el 2005, el intercambio comercial entre China y Chile totalizó cerca de US$7 mil millones y, para el 2006, se espera que un aproximación a los US$8 mil millones. Teniendo ello presente, la suscripción del TLC se perfila como un instrumento de suma utilidad para sustentar un crecimiento sostenido de las exportaciones chilenas, otorgándole a las personas de negocios de nuestro país una ventaja indiscutible frente a sus competidores, al contar con un acceso preferencial a ese mercado, basado en reglas claras, ciertas y permanentes para el desarrollo de negocios.



En particular, se prevé que el TLC bilateral con China permitirá potenciar fuertemente las exportaciones de los productos agrícolas, ganaderos, forestales y pesqueros chilenos, modificando así la actual concentración que se registra en el cobre y la celulosa. Chile se ha puesto la meta de convertirse en un breve plazo, en una potencia agroalimentaria a nivel mundial. De ahí que la relación comercial y las inversiones bilaterales que serán concretadas gracias al TLC, cobra particular fuerza para alcanzar la meta.



Antes de este acuerdo, Chile contaba con un acceso preferencial a casi el 70% del PIB mundial, el cual se ha elevado hoy, gracias al TLC bilateral, a un 75%, convirtiendo a Chile en el país comercialmente más integrado al mundo.



Por medio del Tratado de Libre Comercio en bienes, el 92% de las exportaciones de Chile a China se beneficiarán de una desgravación inmediata; esto es, desde el primer día de vigencia del acuerdo. Lo anterior, contra un 50% de las exportaciones de China a Chile. El acceso de los productos de Chile a China quedó clasificado en categorías de desgravación inmediata, a 1, 5 y 10 años, y exclusiones. En tanto las exportaciones desde China a Chile quedaron en categorías de desgravación inmediata, a 5 y 10 años, y exclusiones.



Chile está empeñado en dar un salto exportador que se fundamente en una fase superior de procesamiento productivo, con un mayor valor agregado nacional. Para ello, el impulso a la innovación, educación y desarrollo cultural son esenciales para el éxito del TLC con China.



La materialización de los acuerdos de cooperación recientemente suscritos por Chile y China, permitirán identificar áreas de colaboración y apoyo mutuo para el establecimiento de joint ventures, con miras a operaciones conjuntas en terceros mercados; intercambio de experiencias en el desarrollo institucional; apoyar la incorporación del sector privado a las oportunidades que se abren con el acuerdo y la creación de condiciones propicias para convertir a Chile en una plataforma de entrada de China en América Latina.



La activa participación del sector privado resulta vital para el éxito del TLC. En tal sentido, la puesta en marcha del Consejo Binacional de Negocios China – Chile, representa una de las principales herramientas establecidas para otorgarle un mayor dinamismo al comercio bilateral, como así también de sustancia para las periódicas consultas que los actores gubernamentales realizarán a medida que avanza el proceso de liberalización iniciado a través del TLC, con miras a alcanzar la meta que los líderes económicos de China y Chile plantearon a sus pueblos alcanzar, durante la Cumbre Informal APEC 2004, celebrada en Santiago: un nuevo orden comercial Trans-Pacífico, basado en la confianza, la cooperación, la apertura de sus mercados y el desarrollo mutuo para alcanzar una región próspera, sustentable y con mayores grados de equidad.



No menos responsabilidad para el éxito del TLC le cabe a nuestros jóvenes. Son ellos quienes tienen más por ganar si acaso logran conjugar el arduo trabajo en las aulas con las múltiples ofertas que se les presentan en caso de querer proseguir sus estudios en China. A la vez, el acuerdo suscrito con China nos muestra que las carreras universitarias no son necesariamente el único camino para encontrar un nicho en la canasta de oportunidades que se presentan para Chile. Las carreras técnicas especializadas en campos tales como la agroindustria, el turismo, tecnologías médicas e idiomas, bien son caminos apropiados para incorporarse a esta tarea país que recién comienza para Chile, gracias a su TLC con China.



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Mario Ignacio Artaza. Segundo Secretario del Servicio Exterior, Agregado Comercial de la Embajada de Chile en la República Popular China (martaza@direcon.cl)

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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