La empresa chilena D&S (dueños de los supermercados Líder) tuvo un buen pasar el 2005; sus utilidades aumentaron en un 590,4% respecto al año anterior. Este año las ventas se han mantenido, con un leve aumento de un 2% respecto al 1° semestre del año 2005. Estos datos son posibles de obtener en la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS), organismo gubernamental encargado de fiscalizar el funcionamiento financiero de las Sociedades Anónimas Abiertas. ¿Será relevante aquella cifra para los dirigentes sindicales de Líder?. ¿Qué pasaría si el gerente en plena negociación afirmase: «Tenemos pérdidas, no podemos subir los sueldos bases»?. Dicen que los datos hablan por sí solos. Ojo, los datos fiscalizados hablan mejor que los datos sin controlar.
En Chile las empresas estatales, los bancos y las Sociedades Anónimas Abiertas, están obligadas a publicar su información financiera y contable. Sin embargo, según la ley 18.046 de Sociedades Anónimas, las empresas que trabajan bajo la figura de Sociedades Anónimas Cerradas y Sociedades de Responsabilidad Limitada, no tienen esta obligación. En la práctica, dichas sociedades no publican la información convirtiéndose en sociedades «Cajas Negras».
¿Cuál es la lógica tras la ley? Bajo un pensamiento económico ortodoxo, se desprende que no es necesario publicar información contable y financiera para esta clase de empresas. Después de todo, tienen la propiedad cerrada, por lo que no es posible comprar títulos accionarios, tampoco se pueden realizar inversiones en este tipo de empresas. Sin embargo, lo que esta obtusa lógica no considera, es el enorme mundo laboral y sindical relacionado a estas corporaciones, quienes sí necesitan cifras exactas y veraces respecto al tema.
Aquí un dato: la mayoría de las empresas multinacionales que operan en Chile lo hacen bajo la figura legal de Sociedades Anónimas Cerradas y Sociedades de Responsabilidad Limitada.
Según información del Observatorio Laboral, de una muestra de 100 holdings empresariales que representan «subestimadamente» el 85% del PIB, el 82% son multinacionales extranjeras y chilenas con presencia productiva en el exterior (Translatinas), de ellas, sólo 36 son sociedades anónimas abiertas.
De las cien empresas, el 46% cumple con ser empresa multinacional y más encima sociedad «Caja Negra». ¿Ha oído escuchar de: Unilever, Sodexho Procter and Gamble, Dole, OHL, Marine Harvest, Arcor Dos en Uno, Basf, entre muchas otras?. Todas son «Cajas Negras». Según las investigaciones del Observatorio Laboral, todas ellas tienen ventas por sobre los 100 millones de dólares anuales, lo que las convierte en mega-empresas: «Monster Companies», las llaman en Estados Unidos.
¿Cómo lo hacen los sindicatos de estas empresas para obtener una migaja de información?
Según el Artículo 315 del Código del Trabajo, el sindicato puede solicitar información a la empresa a partir de los tres meses anteriores al vencimiento del contrato colectivo anterior. Sin embargo, el camino no es tan directo, la empresa «Caja Negra» entrega información que no tiene ningún timbre que indique su veracidad, y como la sociedad civil no tiene los antecedentes, no existe control sobre tales cifras. Es así como los sindicatos, haciendo uso del Artículo 35 del Código Tributario más los artículos 46 al 49 de la ley 18.620 sobre Código del Trabajo, deben acudir a la Inspección del Trabajo quienes a su vez, solicitan al Servicio de Impuestos Internos dos simples datos: Capital Propio y Utilidad Líquida de la empresa en cuestión. Este último proceso, por supuesto que demora tiempo y en ocasiones más de tres meses. Por lo tanto al final la información resulta ser inútil, los dos datos llegan cuando la negociación ya está muy avanzada o incluso cuando ya ha terminado. Con tristeza el sindicato compara las cifras, detectando a destiempo serias diferencias entre el dato «oficial» del SII y el dato entregado por la empresa directamente al sindicato.
No seamos inocentes, la gimnasia financiera es una práctica generalizada en contabilidad. Existen infinitas operaciones contables previas a las miserables cifras que entrega el Servicio de Impuestos Internos al sindicato, las que permiten crear un trágico panorama inobjetable en una negociación. Frases como esta son pan de cada día: «sus reajustes salariales carecen de todo realismo, no se justifican con la realidad de la empresa, la cláusula es rechazada». El ejercicio contable es sencillo, se debe llegar a una misma utilidad líquida bajo distintos escenarios, uno es el bueno y otro el malo, la cifra final la misma; sin todos los antecedentes no hay nada que se pueda hacer. Los sindicatos lo saben, muchas veces se han detectado burlas aún más groseras ¿Cómo confiar en un empresario que al sindicato le entrega un balance con pérdidas y al Servicio de Impuestos Internos otro con utilidades?
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Que injusta y que deshonesta estrategia para negociar. Es la realidad de muchos sindicatos que se organizan dentro de estas grandes corporaciones que son las empresas multinacionales, las que generalmente salen en la prensa recibiendo premios por ser responsables socialmente. Que incoherencia.
Chile necesita ser más concreto en su lucha contra la desigualdad en la distribución de los ingresos. El bonito discurso de «crecer con igualdad, igualdad para todos» debe descender a estos niveles, es en esta injusta negociación colectiva donde se genera inequidad y desde luego donde se puede solucionar el problema.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) lo sabe bien, y en sus Directrices para el funcionamiento de Empresas Multinacionales establece la necesidad de que las empresas comuniquen sobre su situación financiera, sus resultados, sus estructuras societarias, etc. (3° Directriz).
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Gonzalo Durán Sanhueza. Economista Observatorio Laboral
