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Lula de nuevo: «A Forza do Povo»


Luiz InÅ•cio Lula da Silva se convirtió el domingo 29 de octubre en el presidente reelecto con más votos obtenidos en la historia de de Brasil. Lula obtuvo 58.290.052 millones de votos, (60,83%), derrotando a su contendiente en segunda vuelta Gerardo Alckmin quién obtuvo 37.541.594 millones de votos (39,17%). Lula obtuvo mayoría en 20 Estados, mientras que su contendiente lo aventajó en solo 7. Lula da Silva se transforma así en el primer Presidente desde Juscelino Kubistcheck que es reelecto sin ser más votado en el Estado de San Pablo.



Durante el 2005 y los meses previos a las elecciones, analistas nacionales y no pocos internacionales, políticos y sobre todo los grandes medios de comunicación brasileros auguraban el comienzo del fin del Partido de los Trabajadores y la no reelección de Lula. Los hechos de corrupción en que se vio envuelto un sector del PT vinculado a sectores de la corriente conocida como campo mayoritario, la escisión de un sector partidario formando el PSOL, junto al distanciamiento critico de importantes movimientos sociales y de sectores empresariales nacionales pequeños y medianos con algunas de las políticas económicas del gobierno Lula consideradas de continuidad neoliberal, evidenciaban un complejo escenario electoral para el conjunto del PT y la izquierda y para el gobierno del Presidente Lula.



Sin embargo, después del intenso proceso político, social y electoral vivido recientemente el cuadro se ha modificado:



Primero, luego de las elecciones parlamentarias y de gobernaciones estaduales de septiembre, el PT continúa siendo el partido con más votación del Brasil. El PT cumplió 26 años de existencia y durante los últimos 17 años ha tenido en Lula su principal conductor político y su único candidato presidencial, hoy reelecto con una contundente votación y con un proceso creciente de reactivación de la movilización social, política y ciudadana como el que caracterizó la segunda vuelta. La derrota de la oposición socialdemócrata y de la derecha es también la derrota de los grandes medios de comunicación quienes apoyaron abiertamente la candidatura de Alckmin colocando como blanco no sólo al presidente Lula, sino también atacando a la izquierda y a los movimientos sociales de una manera nunca antes vista. La derecha y sectores conservadores de la sociedad brasilera se fundieron con los grandes medios de comunicación creando un clima confrontacional de intolerancia y descalificación nunca antes visto en un proceso eleccionario.



Por su parte, Lula y la coalición «La fuerza del pueblo» conformada por el PT, el Partido Comunista do Brasil y el PRB, retomaron la iniciativa y recuperaron la vinculación con los movimientos sociales, trabajadores, campesinos, jóvenes, mujeres, afro brasileros, movimiento sin tierra, cristianos y sectores medios, etc.



La gran lección aprendida en este proceso es que cuando se produce un reencanto y se genera un vínculo dinámico entre los partidos de izquierda y los movimientos sociales se experimenta un avance cualitativo y cuantitativo en la sociedad, lo que trasciende los límites de la política tradicional.



Para ganarle a Alkimin, Lula envió señales claras y enfatizó su discurso hacia la izquierda, al establecer como compromisos de campaña, por ejemplo, la bandera de la no privatización, la profundización de las reformas sociales y políticas, así como la defensa y fortalecimiento del patrimonio público del país. Si en el 2002, Lula tuvo que dar señales hacia el centro derecha para obtener por primera vez su histórico triunfo presidencial, en el 2006 para ganar en segunda vuelta sus señales y compromisos fueron hacia la izquierda.



La segunda vuelta electoral dinamizó la unidad y confluencia de las fuerzas populares y progresistas del país. El segundo mandato de Lula necesitará de los movimientos sociales y de las izquierdas para garantizar la estabilidad y el avance de su gobierno. Sus compromisos explícitos como candidato en segunda vuelta fueron con los sectores populares y los sectores más críticos al sistema. El contexto en que se produce la reelección de Lula presenta 6 grandes conclusiones y desafíos:



1.- La experiencia confirma que cuando se profundiza y extiende la democracia los trabajadores y los movimientos sociales y ciudadanos se inclinan hacia la izquierda. La nueva victoria de Lula y de la izquierda social y política abre un ciclo largo para impulsar una democratización económica, social, racial y cultural del Brasil.



2.- El segundo período de Lula representa la posibilidad de un avance en la construcción de un nuevo modelo de desarrollo, después de las sucesivas crisis del modelo de desarrollo neoliberal desde 1970 y particularmente durante la décadas de los 80 y los 90, conocidas como la década perdida. Lo que dirigentes nacionales del PT como Valter Pomar llaman el «fortalecimiento político de las camadas populares» para instalar una nueva lógica de desarrollo productivo y social.



3.- El desafío que se tiene al frente es mucho mayor que el de superar los problemas sucedidos en el PT y en gobierno de Lula durante su primer período. Se trata de construir un Bloque social y Político para asegurar los cambios que vincule creativa y dinámicamente a los partidos políticos, a los movimientos sociales e intelectuales con un claro sentido ciudadano. Recuperar y fortalecer el tejido social y su vinculación con los movimientos sociales se transformará en una de las grandes tareas del próximo período para la coalición que sustenta el gobierno.



Cuando el Partido de los Trabajadores se transformó en un partido excesivamente institucional y electoral, se debilitó en parte una de sus mayores riquezas y características que posibilitó su histórico ascenso al gobierno con Lula: su articulación y representación de los movimientos sociales y la articulación con la iniciativa política nacional.



4.- La situación del PT es hoy significativamente mejor que hace un año atrás.
Hace menos de un año, se anunciaba la muerte del PT y el fin del gobierno Lula. El diputado petista Pablo Delgado sostiene que «la crisis es del grupo que utilizó el PT como instrumento para hacer negocios» y por tanto «no es una crisis de militancia de quienes construyen una utopía». En relación a la política económica horas después del triunfo, el Ministro Tarso Genro, de Relaciones Institucionales- un histórico fundador del PT- anunció «el fin de la era Palocci» y de las políticas económicas conservadoras, anticipando cambios importantes en el segundo gobierno de Lula.



5.- La política exterior del gobierno Lula hacia América Latina se consolida como prioridad. La política exterior del gobierno en su orientación general jugó un rol positivo en para el proceso de reelección de Lula. El rol de su gobierno en el impulso del proceso de integración sudamericano y en los grandes temas mundiales marcaron un sello de su gestión. En su primera intervención en el hotel Intercontinental la noche de su reelección Lula resumió la vocación sudamericana de su gobierno señalando: «Cuando ganamos la elección el MERCOSUR era considerado una cosa extinta, una cosa fuera de moda». «Se hablaba mucho del ALCA y el MERCOSUR estaba relegado».»Primero, hoy nadie habla más del ALCA y todo el mundo habla del MERCOSUR. Ya incluimos a Venezuela y México quiere participar como socio en MERCOSUR»



La clara pero prudente postura del gobierno brasilero impidió que las posturas chauvinistas y conservadoras se impusieran en el Brasil como reacción a las acciones tomadas por el gobierno de Evo Morales en relación a PETROBRAS. El reciente acuerdo suscrito entre el gobierno Boliviano y Petrobras demostró que la política de Lula tenía consistencia para los intereses brasileros y al mismo tiempo, emitía una señal progresista de respeto a la decisión soberana de Bolivia al nacionalizar sus hidrocarburos.



6.- La agenda del nuevo gobierno de Lula estará marcada por el impulso del crecimiento con lógica productiva, la profundización de la inclusión social a través de políticas sociales extensivas, la profundización de la democratización del país y una política exterior activa. El gran desafío de modificar la concentración del capital financiero estimulando el fortalecimiento de una alianza con el capital productivo e industrial probablemente marcará la intensidad y el ritmo para avanzar en las reformas estructurales. A decir del analista Emir Sader, el gran desafío será avanzar en la flexibilidad y superación del modelo económico.



La gran votación obtenida por Luiz Inácio Lula da Silva, lo convierte en un Presidente más fuerte de lo que fue en sus dos últimos años de gobierno. La movilización política y ciudadana generada y los compromisos asumidos por Lula representan una gran oportunidad para hacer realidad las palabras pronunciadas por el reelecto Presidente de Brasil en la noche de su victoria en la Avenida Paulista de Sao Paulo: «El pueblo pobre va a conquistar su ciudadanía»
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Esteban Silva Cuadra, analista internacional y dirigente del PS.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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