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Schaulsohn: La ortodoxia liberal enquistada en la Concertación


Este 10 de enero el expulsado ex Presidente del PPD, Jorge Schaulsohn, expresó «hay una grupo de funcionarios acostumbrados a mamar de la teta del Estado y que no sabrían hacer otra cosaÂ… y, de hacerlo no solventarían sus gastos personales». La escalada confrontacional del ex diputado a través de los medios de comunicación merece algunas reflexiones.



En el primer semestre de 2006 el abogado Schaulsohn sufrió una contundente derrota en las elecciones internas del PPD que dejó serias lesiones entre las facciones en disputa. En ese momento era difícil atribuir diseños estratégicos a la confrontación partidaria. No obstante, desde hace años el evidente acercamiento a RN expresado, entre otras cosas, por su sociedad con el actual senador Allamand mereció diversas críticas entre quienes avizoraban un intento por dividir la Concertación.



Posteriormente, el abogado viajando entre Nueva York y Santiago parecía que volvía a un cómodo segundo plano en la contingencia política local. La cadena de eventos adversos que involucraron a altos dirigentes del PPD -a la sazón sus rivales en las internas partidarias- le hicieron reaparecer en la escena política esgrimiendo una confusa tesis denominada «ideología de la corrupción» que ha causado controversias entre los actores sociales de la Concertación y, por el contrario, ha sido recibida con beneplácito por la Alianza en tanto, como se sabe, ésta sustenta su accionar político en la crítica a los reales o supuestos errores de la Concertación, antes que en una propuesta de crecimiento económico con bienestar para los chilenos.



Su expulsión del PPD exacerbó las reacciones del ex candidato a Alcalde por Santiago, en una lógica que más bien pareciera apresurar las decisiones que él ha adoptado previamente. No cabe duda que sus dichos han producido un menoscabo a la alianza partidista de mayor éxito en la historia política chilena del último siglo, lo cual ayuda a la incoherente estrategia de la oposición. En efecto, el presidente de RN, ha manifestado (sólo hace días) su convencimiento que la Concertación seguirá siendo la primera opción en 2009.



El aislamiento que le han causado los dichos al abogado Schaulsohn le ha provocado una «fuga hacia adelante», es decir, llevar sus aprehensiones hasta las últimas consecuencias y mencionar que él, personalmente, recibió sobres con dinero desde los ministerios dirigidos por militantes PPD, lo cual lo obliga a dar explicaciones acerca del uso del dinero puesto que ocupaba el cargo, nada menos, que de presidente de la colectividad.



Ciertamente que, independientemente del hecho, Schaulsohn se ha inmiscuido en una maraña de problemas jurídicos, éticos y políticos en los cuales el problema principal es que, él mismo, es actor principal de los hechos y que no los denunció, ni los impidió cuando tenía todos los medios y el poder para hacerlo. Esto es, justamente, lo que tiende un manto de dudas, en cuanto a la veracidad de las denuncias pero, especialmente, en cuanto al objetivo de las mismas.



Es difícil creer que todo este espectáculo esté motivado por un alarde ético y conduzca, única y exclusivamente, a un «harakiri político». Más bien, detrás de lo relatado, se encuentra una propuesta de ruptura de la Concertación y la construcción de un referente político diferente. Estas operaciones políticas, en la medida que encuentran una alta pasividad de la ciudadanía, requieren ser cuidadosamente gestionadas para lograr el objetivo central, en este caso: crear la sensación de que una significativa cantidad de votantes apoyan a la disidencia PPD y, más tarde o más temprano, que la intolerancia de la Concertación es la causa de que se «vean obligados» a apoyar a la Alianza.



En consecuencia, la provocadora y ofensiva declaración de Schaulsohn, primero a la dirigencia de la Concertación; y ahora a todos los funcionarios públicos no puede sino tener por objeto una reacción cada vez más dura a su estrategia, lo cual ayuda a «justificar» su transición hacia la derecha. Asimismo, las declaraciones del senador Flores en que anticipa «esperar no ser tratado como diablo» es coherente con esta estrategia de acercamiento progresivo del llamado «Chile primero» a la derecha.



Pese a todo, la estrategia de la ortodoxia liberal enquistada en la Concertación que representa Schaulsohn y Flores, en nuestra opinión, fue precipitada por declaraciones temerarias en que, en lugar de esperar momentos más oportunos, fueron «cazadas» mediáticamente.



Rafael Urriola, economista. Presidente de la comisión económica del PS.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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