Publicidad

Líderes de papel


Muchos creen que ser líder es una cuestión de ir primero en una competencia, ser gerente, dirigente, jefe o manejar un proceso. Inclusive otros incluyen a estadistas, jefes de bancadas políticas, jefes de organismos espirituales o religiosos y jóvenes que se destacan en alguna disciplina.



En síntesis, parece que estuviéramos llenos de líderes en nuestro país. Pero… ¿líderes de qué?



En las últimas décadas hemos sido enseñados a manejar acontecimientos, procedimientos, recursos, tiempo, equipos y personas. Pero en algún lugar a lo largo del camino hemos perdido el énfasis en el liderazgo. Nos olvidamos que mientras el manejo o direccionamiento es importante, el liderazgo es la base que construye y mantiene a las grandes naciones y a las grandes empresas.



Esa es la razón por lo que es tan importante distinguir la diferencia entre dirigir y liderar. Dirigir, gerenciar, gobernar u organizar es trabajar con y por medio de personas y grupos para conseguir determinados objetivos organizacionales, mientras que liderar es influenciar en el comportamiento humano, sin olvidar los objetivos.



A un jefe le dan el poder, un líder lo obtiene solo.



El líder tiene que ser un administrador de valores en el cual el conocimiento es su mayor poder. En síntesis, liderar es el arte de administrar el talento de las personas. Es un proceso educativo, que mediante preguntas y no respuestas, busca movilizar a la gente para que acepte el cambio.



Un líder tiene la capacidad de ver la luz, cuando la mayoría está en penumbra. «El liderazgo es el arte de hacer que los demás quieran hacer algo que usted cree que debe hacerse».



¿Podría entonces ser líder, quien va primero en el campeonato de fútbol, o un político que dirige una comisión en el Congreso, o un profesional que gerencia un grupo de ejecutivos en una empresa?



Desarrollando líderes en Chile



Para desarrollar líderes en nuestro país requerimos de personas con un sueño, una misión y un propósito estratégico. Personas con capacidad de expresar con claridad una visión. Comunicarla más que con palabras, con acciones con hechos y con consistencia.



No se trata de pronunciar discursos, enviar memorandos, hacer goles, y colgar cuadros dorados en las murallas. Se trata de vivir esa visión, día a día. El Siglo XXI será el siglo de las ideas y el líder tendrá que ser un generador de ellas y un eterno estructurador de las ideas de los demás.



Otro de los aspectos vitales del líder es el crear confianza. Debe ser sincero en la forma de comunicarse, ojalá cara a cara. No sirven los boletines internos, los videos o las conferencias vía satélite, o las entrevistas en la televisión. Por lo tanto no hay que caer en la tentación de confundir el éxito personal con el liderazgo.



Los líderes que requerimos no sólo tendrán que crear una visión, sino que esta debe ser una visión con significado y una visión compartida. Una visión sin acción es solo un sueño. Una acción sin visión, carece de sentido. Una visión con acción puede llegar a cambiar al mundo.



Las diferencias de un líder



¿Qué hace la diferencia en un líder? No es la cantidad de cursos y títulos que posea, su posición jerárquica, sus orígenes o sus redes de contacto, ni su facilidad de palabra. No es su edad, sexo u ocupación, sino su preocupación por las necesidades de otros, su forma de encarar los desafíos con los cuales él se enfrenta. Es su entusiasmo en mejorar las cosas, en crear nuevas oportunidades.



El líder tiene pasión por una causa y desea dar algo de retorno para la sociedad. Este obtiene su recompensa por servir a otras personas. Ganas tú, gano yo es su máxima.



Para lograr dar esperanza, el líder debe ser capaz de vender una visión positiva del porvenir, que sirva de puente entre el presente incierto y un futuro esperanzador.

El liderazgo es un diálogo y no un monólogo, lo cual implica desarrollar cada vez más la habilidad de comunicación que la técnica.



Asumiendo riesgos



Para poder desarrollar líderes requerimos gente dispuesta a asumir riesgos a cometer errores, considerando los fracasos solo como resultados no esperados.



¿Por qué cometer los mismos errores, si hay tantos nuevos errores por cometer?



En un país donde se privilegia la «razón» y no la «pasión», no es cuna propicia para desarrollar líderes tan fácilmente. La gente apasionada que desea liderar en nuestro continente, conforma una generación pujante que crece vertiginosamente, en forma rebelde y contestataria, como una reacción natural de rechazo a una sociedad que ahora se sustenta en la «racionalidad», en las «normas», en las «regulaciones» y en el poder del Estado.
Personas como las descritas arriesgan su reputación, sus posiciones y su situación económica al seguir el camino de una nueva solución fundamentada en una decisión no racional, saltando desde un territorio iluminado y conocido a uno desconocido y sin claridad, sin saber, como en el caso de Colón, si están al borde de un continente o en una pequeña isla. En síntesis, actuar más con el corazón que con la cabeza.



El líder de papel se adapta al mundo, mientras que el verdadero líder intenta adaptar el mundo a sí mismo. Por lo tanto, todo cambio depende de ese líder.



Este maravilloso desafío para nuestra generación, no se enseña por el momento en ninguna Universidad local o extranjera, ni en cursos de liderazgo, hay que buscarlo dentro de nosotros mismos. Quizá en neuronas adormecidas de nuestro cerebro o quizá en nuestro propio corazón.



Es hora de no condenarse a un «cuentapropismo vegetativo», o a un destino gris en empleos que lejos de apasionarnos nos hacen morir de a poco en pastillas de 8 horas diarias. Es tiempo de emprender y de liderar nuevas ideas y nuevas formas de solucionar los problemas que nos impone el siglo XXI en nuestro querido Chile.



Podría entonces alguien decirme quién reúne estos requisitos para denominarse un LIDER verdadero. Yo no conozco ninguno, sí, a muchos líderes de papel.



____________________________________



Fernando Vigorena Pérez. Ingeniero comercial y Master en Administración de Empresas-MBA (fvigorena@terra.cl).



  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias